¡Ay, pata! Quién se lo iba a imaginar, eh. Resulta que la economía de Costa Rica anda como piña, sacando un crecimiento interanual del 4,8% en agosto. El Banco Central soltó la bomba y todos estamos mirando para ver qué onda con este panorama.
Parece que el IMAE (Índice Mensual de Actividad Económica) le pegó un portazo hacia arriba, marcando su punto más alto en más de veinte meses. De acuerdo con los expertos del BCCR, esto significa que nos estamos recuperando bien, aunque algunos sectores todavía andan arrastrando el pie, diay.
Pero ojo, porque no todo es miel sobre hojuelas. La verdadera máquina de hacer funcionar la cosa parece ser el régimen especial de zonas francas, que creció un buenísimo 18,1%. Eso sí, ahí le echamos toda la carne al asador, representando casi el 54% de todo el crecimiento. ¡Una chimba la producción de manufacturas médicas, maquinaria, metales... hasta artículos de fiesta, chunches pa’l carrete!
En cambio, el régimen definitivo –el que afecta directamente a las empresas locales– anda más tranquilo, con un modesto 2,8%. Dicen que la agricultura, los alimentos procesados y la industria del papel y el vidrio andan flojos, afectando un poco el ritmo general. Pobreza ajena, pero así es la vida, ¿no?
Lo bueno es que los servicios tampoco se quieren quedar atrás, creciendo un 4,4%. Especialmente los profesinales y administrativos, que van a toda marcha, ¡qué carga esos tipos! También el transporte y almacenamiento, eso siempre es importante pa' mover la mercadería. Hasta los bancos y las cooperativas se animaron con un 3,7%, ¡más comisiones pa’l bolsillo!
Esto nos demuestra que apostarle al sector exportador y a los servicios sigue siendo clave para mantenernos a flote. Ahora, la gran interrogante es si estas buenas vibras llegarán hasta el mercado interno, donde todavía hay algunas cositas que mejorar. Necesitamos que la economía se sienta en todos lados, que no sea solo un show de las zonas francas, brete.
Y hablando de cosas que necesitamos, recordemos que estos números tienen su lado oscuro. La inflación sigue dando guerra, los precios siguen subiendo y el costo de vida sigue apremiando. Hay que estar muy pendientes de cómo evoluciona la situación para evitar que esta bonanza termine siendo una ilusión, un espejismo, diay.
En fin, el panorama pinta prometedor, pero no nos vamos a dormir en los laureles. Con el esfuerzo de todos, y con un poquito de suerte, quizás este sí sea el año en que Costa Rica demuestre de qué está hecha. Pero dime, compa, ¿crees que este auge económico llegará a alivianar el bolsillo del ciudadano común o seguirá siendo una chinche entre los grandes empresarios?
Parece que el IMAE (Índice Mensual de Actividad Económica) le pegó un portazo hacia arriba, marcando su punto más alto en más de veinte meses. De acuerdo con los expertos del BCCR, esto significa que nos estamos recuperando bien, aunque algunos sectores todavía andan arrastrando el pie, diay.
Pero ojo, porque no todo es miel sobre hojuelas. La verdadera máquina de hacer funcionar la cosa parece ser el régimen especial de zonas francas, que creció un buenísimo 18,1%. Eso sí, ahí le echamos toda la carne al asador, representando casi el 54% de todo el crecimiento. ¡Una chimba la producción de manufacturas médicas, maquinaria, metales... hasta artículos de fiesta, chunches pa’l carrete!
En cambio, el régimen definitivo –el que afecta directamente a las empresas locales– anda más tranquilo, con un modesto 2,8%. Dicen que la agricultura, los alimentos procesados y la industria del papel y el vidrio andan flojos, afectando un poco el ritmo general. Pobreza ajena, pero así es la vida, ¿no?
Lo bueno es que los servicios tampoco se quieren quedar atrás, creciendo un 4,4%. Especialmente los profesinales y administrativos, que van a toda marcha, ¡qué carga esos tipos! También el transporte y almacenamiento, eso siempre es importante pa' mover la mercadería. Hasta los bancos y las cooperativas se animaron con un 3,7%, ¡más comisiones pa’l bolsillo!
Esto nos demuestra que apostarle al sector exportador y a los servicios sigue siendo clave para mantenernos a flote. Ahora, la gran interrogante es si estas buenas vibras llegarán hasta el mercado interno, donde todavía hay algunas cositas que mejorar. Necesitamos que la economía se sienta en todos lados, que no sea solo un show de las zonas francas, brete.
Y hablando de cosas que necesitamos, recordemos que estos números tienen su lado oscuro. La inflación sigue dando guerra, los precios siguen subiendo y el costo de vida sigue apremiando. Hay que estar muy pendientes de cómo evoluciona la situación para evitar que esta bonanza termine siendo una ilusión, un espejismo, diay.
En fin, el panorama pinta prometedor, pero no nos vamos a dormir en los laureles. Con el esfuerzo de todos, y con un poquito de suerte, quizás este sí sea el año en que Costa Rica demuestre de qué está hecha. Pero dime, compa, ¿crees que este auge económico llegará a alivianar el bolsillo del ciudadano común o seguirá siendo una chinche entre los grandes empresarios?