Ay, Dios mío, qué día tuvimos ayer en el Plenario Legislativo. Resulta que, por cosas de la vida, nuestros diputados no pudieron llegar a un acuerdo sobre el cuarto presupuesto extraordinario. Esto del presupuesto, que iba destinado a apoyar los comedores escolares y ayudar a los más necesitados, quedó congelado por falta de quorum. ¡Un verdadero chinquetón!
La cosa empezó a las tres de la tarde, con 38 diputados presentes, pensando que todo iba a ir viento en popa. Pero poco a poco, la asistencia comenzó a mermar, hasta que pasadas las cinco de la tarde, la presidenta legislativa interina, Vanessa Castro, tuvo que mandar a cerrar las puertas para hacer el conteo oficial. Y ahí fue donde cayó la bomba: solo quedaban 37 diputados, ¡faltaban 20! Según el reglamento, para que el Congreso funcione necesitan al menos 38, así que… ¡se levantó la sesión!
Y ni les cuento quiénes faltaron. Liberación Nacional mandó a casi medio partido: Rodrigo Arias, Andrea Álvarez, Dinorah Barquero, Rosaura Méndez, Kattia Rivera, Sonia Rojas, Geison Valverde. PUSC también envió representantes a otra dimensión, con Melina Ajoy, Carlos Andrés Robles, Daniela Rojas y Leslye Bojorges ausentes. El resto de las facciones tampoco quedaron exentas: Manuel Morales del Progreso Social Democrático, Fabricio Alvarado y David Segura de Nueva República, Antonio Ortega y Sofía Guillén del Frente Amplio, Eli Feinzaig y Gilberto Campos del PLP, e incluso María Marta Padilla como independiente. ¡Una tertulia más grande no han hecho!
Lo curioso es que este presupuesto es vital, máxime en estos tiempos. Estamos hablando de comida para niños en las escuelas públicas y apoyo económico para familias que realmente lo necesitan. Demorar la aprobación significa más hogares pasando apuros y más niños comiendo mal. Uno se queda preguntándose si esto es simple ausencia o hay otras agendas en juego... ¿Será que algunos diputados están más preocupados por sus propios intereses que por el bienestar del país?
Ahora, los legisladores prometen retomar la discusión el próximo lunes 15 de diciembre. Esperemos que para entonces sí puedan ponerle el hombro y aprobar este presupuesto urgente. Porque, díganlo conmigo, ¡la gente lo necesita! La verdad, da pena ver cómo se toman las cosas con tanta ligereza, cuando hay tantas necesidades apremiantes en el país. Parece que algunos viven en otro planeta, desconectados de la realidad que vivimos todos los días.
Esta no es la primera vez que vemos este tipo de situaciones en el Congreso. Ya hemos sido testigos de debates interminables, bloqueos y demoras injustificadas. Y siempre termina siendo la población la que sale perjudicada. No es que estemos pidiendo maravillas, sino que cumplan con su deber básico: legislar para el bien común. Parece que algunas veces, en lugar de trabajar duro, prefieren echarse unas vacaciones prolongadas pagadas por nosotros, los contribuyentes.
Pero bueno, no nos pongamos tan negativos. Hay que darle una oportunidad a nuestros diputados para que hagan lo correcto. Espero sinceramente que el lunes puedan encontrar un punto de encuentro y aprobar el presupuesto. Que le tengan vergüenza, porque al final del día, ellos están ahí para servirnos a nosotros, no al revés. A fin de cuentas, son unos empleados públicos, recuerden eso, ¡y ya saben lo que dicen de los funcionarios!
Dicho todo esto, me pregunto: ¿Cree usted que esta demora en la aprobación del presupuesto es resultado de simples inconveniencias personales o evidencia una falta de compromiso genuino por parte de nuestros representantes? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios – ¡quiero leer qué piensa el pueblo!
La cosa empezó a las tres de la tarde, con 38 diputados presentes, pensando que todo iba a ir viento en popa. Pero poco a poco, la asistencia comenzó a mermar, hasta que pasadas las cinco de la tarde, la presidenta legislativa interina, Vanessa Castro, tuvo que mandar a cerrar las puertas para hacer el conteo oficial. Y ahí fue donde cayó la bomba: solo quedaban 37 diputados, ¡faltaban 20! Según el reglamento, para que el Congreso funcione necesitan al menos 38, así que… ¡se levantó la sesión!
Y ni les cuento quiénes faltaron. Liberación Nacional mandó a casi medio partido: Rodrigo Arias, Andrea Álvarez, Dinorah Barquero, Rosaura Méndez, Kattia Rivera, Sonia Rojas, Geison Valverde. PUSC también envió representantes a otra dimensión, con Melina Ajoy, Carlos Andrés Robles, Daniela Rojas y Leslye Bojorges ausentes. El resto de las facciones tampoco quedaron exentas: Manuel Morales del Progreso Social Democrático, Fabricio Alvarado y David Segura de Nueva República, Antonio Ortega y Sofía Guillén del Frente Amplio, Eli Feinzaig y Gilberto Campos del PLP, e incluso María Marta Padilla como independiente. ¡Una tertulia más grande no han hecho!
Lo curioso es que este presupuesto es vital, máxime en estos tiempos. Estamos hablando de comida para niños en las escuelas públicas y apoyo económico para familias que realmente lo necesitan. Demorar la aprobación significa más hogares pasando apuros y más niños comiendo mal. Uno se queda preguntándose si esto es simple ausencia o hay otras agendas en juego... ¿Será que algunos diputados están más preocupados por sus propios intereses que por el bienestar del país?
Ahora, los legisladores prometen retomar la discusión el próximo lunes 15 de diciembre. Esperemos que para entonces sí puedan ponerle el hombro y aprobar este presupuesto urgente. Porque, díganlo conmigo, ¡la gente lo necesita! La verdad, da pena ver cómo se toman las cosas con tanta ligereza, cuando hay tantas necesidades apremiantes en el país. Parece que algunos viven en otro planeta, desconectados de la realidad que vivimos todos los días.
Esta no es la primera vez que vemos este tipo de situaciones en el Congreso. Ya hemos sido testigos de debates interminables, bloqueos y demoras injustificadas. Y siempre termina siendo la población la que sale perjudicada. No es que estemos pidiendo maravillas, sino que cumplan con su deber básico: legislar para el bien común. Parece que algunas veces, en lugar de trabajar duro, prefieren echarse unas vacaciones prolongadas pagadas por nosotros, los contribuyentes.
Pero bueno, no nos pongamos tan negativos. Hay que darle una oportunidad a nuestros diputados para que hagan lo correcto. Espero sinceramente que el lunes puedan encontrar un punto de encuentro y aprobar el presupuesto. Que le tengan vergüenza, porque al final del día, ellos están ahí para servirnos a nosotros, no al revés. A fin de cuentas, son unos empleados públicos, recuerden eso, ¡y ya saben lo que dicen de los funcionarios!
Dicho todo esto, me pregunto: ¿Cree usted que esta demora en la aprobación del presupuesto es resultado de simples inconveniencias personales o evidencia una falta de compromiso genuino por parte de nuestros representantes? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios – ¡quiero leer qué piensa el pueblo!