¡Ay, Dios mío! Esta vainera me tiene rayaito. Resulta que un jovencito, un guerrillero que ha peleado contra el cáncer desde chiquito, ahora se topa con otro brete: no podrá graduarse del colegio. Imagínate la bronca, después de tanto batallar, así te salen las cositas.
La historia es más salada que un chorlito en la costa. El chico, a quien mantenemos en el anonimato para protegerlo, lleva una vida llena de desafíos médicos. Desde el 2013, cuando le diagnosticaron cáncer de vejiga siendo un chamaquito, ha ido de hospital en hospital, pasando por tratamientos duros y largas temporadas internado en el Hospital Nacional de Niños. Uno se pone a pensar en todo lo que ha aguantado este mae y luego el MEP le tira un balde de agua fría así.
Pero no es cualquier problema administrativo, no señor. Se trata de un rechazo a todas las apelaciones que presentó ante el Ministerio de Educación Pública (MEP) respecto a los resultados de las pruebas estandarizadas de este año. Supuestamente, quedó a dos punto y medio de la nota mínima requerida para pasar, ¡dos punto y medio! Como si eso fuera poco, el sistema ni detalla en qué área falló, dando una nota global de 67. ¡Un chin de frustrante!
Este joven, que tuvo que recibir clases dentro del hospital mientras estaba internado, y que incluso pedía morfina antes de las lecciones para mantenerse despierto y estudiar, ya ha demostrado una valentía increíble. Su mamá relata cómo lo veía conectado a máquinas de alimentación, asistiendo a clases en silla de ruedas, todo con la meta firme de obtener el bachillerato. ¡Qué maquina!
Y hablando de su madre, ella está destrozada. Dice que lo más doloroso es ver cómo, después de tantos años de lucha contra una enfermedad terrible, ahora enfrenta este obstáculo burocrático. “Su sueño era graduarse, o por lo menos tener el bachillerato”, lamenta, añadiendo que no piden que le regalen la nota, sino que valoren adecuadamente su caso y las apelaciones que presentó. ¡La judiada es tremenda!
El muchacho asegura que hubo errores en los exámenes, preguntas mal formuladas y textos que no coincidían con el contenido. Presentó más de cuarenta apelaciones, apuntando a posibles fallas, pero el MEP simplemente respondió que “no vieron ninguna falla”. ¡Qué despiste! Una decisión que lo deja sin graduarse y sin la posibilidad de participar en una convocatoria hasta febrero del 2026. ¡Imagínate la espera!
Ahora, encima de todo esto, el joven enfrenta una insuficiencia renal avanzada, esperando quizás un trasplante que se complica aún más por la falta de vejiga. Entre crisis de ansiedad y dolor constante, tuvo que acudir al hospital en varias ocasiones durante la madrugada. Y por si faltara algo, el MEP le dice que su caso ni siquiera ha sido revisado... ¡Ufff, qué vara!
Es que, sinceramente, ¿hasta dónde vamos a llegar como país para ponerle trabas a quienes han luchado más por sus sueños? Este caso no es solo del joven, es de todos aquellos que se esfuerzan y se encuentran con barreras injustas. Después de tanta torta, ¿crees que el MEP debería reconsiderar su decisión y darle una oportunidad a este guerrero para que finalmente pueda graduarse, o piensas que el reglamento es superior a la realidad de la vida?
La historia es más salada que un chorlito en la costa. El chico, a quien mantenemos en el anonimato para protegerlo, lleva una vida llena de desafíos médicos. Desde el 2013, cuando le diagnosticaron cáncer de vejiga siendo un chamaquito, ha ido de hospital en hospital, pasando por tratamientos duros y largas temporadas internado en el Hospital Nacional de Niños. Uno se pone a pensar en todo lo que ha aguantado este mae y luego el MEP le tira un balde de agua fría así.
Pero no es cualquier problema administrativo, no señor. Se trata de un rechazo a todas las apelaciones que presentó ante el Ministerio de Educación Pública (MEP) respecto a los resultados de las pruebas estandarizadas de este año. Supuestamente, quedó a dos punto y medio de la nota mínima requerida para pasar, ¡dos punto y medio! Como si eso fuera poco, el sistema ni detalla en qué área falló, dando una nota global de 67. ¡Un chin de frustrante!
Este joven, que tuvo que recibir clases dentro del hospital mientras estaba internado, y que incluso pedía morfina antes de las lecciones para mantenerse despierto y estudiar, ya ha demostrado una valentía increíble. Su mamá relata cómo lo veía conectado a máquinas de alimentación, asistiendo a clases en silla de ruedas, todo con la meta firme de obtener el bachillerato. ¡Qué maquina!
Y hablando de su madre, ella está destrozada. Dice que lo más doloroso es ver cómo, después de tantos años de lucha contra una enfermedad terrible, ahora enfrenta este obstáculo burocrático. “Su sueño era graduarse, o por lo menos tener el bachillerato”, lamenta, añadiendo que no piden que le regalen la nota, sino que valoren adecuadamente su caso y las apelaciones que presentó. ¡La judiada es tremenda!
El muchacho asegura que hubo errores en los exámenes, preguntas mal formuladas y textos que no coincidían con el contenido. Presentó más de cuarenta apelaciones, apuntando a posibles fallas, pero el MEP simplemente respondió que “no vieron ninguna falla”. ¡Qué despiste! Una decisión que lo deja sin graduarse y sin la posibilidad de participar en una convocatoria hasta febrero del 2026. ¡Imagínate la espera!
Ahora, encima de todo esto, el joven enfrenta una insuficiencia renal avanzada, esperando quizás un trasplante que se complica aún más por la falta de vejiga. Entre crisis de ansiedad y dolor constante, tuvo que acudir al hospital en varias ocasiones durante la madrugada. Y por si faltara algo, el MEP le dice que su caso ni siquiera ha sido revisado... ¡Ufff, qué vara!
Es que, sinceramente, ¿hasta dónde vamos a llegar como país para ponerle trabas a quienes han luchado más por sus sueños? Este caso no es solo del joven, es de todos aquellos que se esfuerzan y se encuentran con barreras injustas. Después de tanta torta, ¿crees que el MEP debería reconsiderar su decisión y darle una oportunidad a este guerrero para que finalmente pueda graduarse, o piensas que el reglamento es superior a la realidad de la vida?
