¡Ay, papá! Resulta que el bicho se rompió, diay. Las exportaciones a nuestros vecinos sudamericanos han ido cuesta abajo, dejando a varios con la mosca detrás de la oreja. Según Procomer, más de 22 palos verdes se fueron volando del país durante el último año, lo cual no pinta nada bonito para nuestra economía, chunches.
Vamos por partes, mae. Mientras que el resto del mundo le compra cosas a Costa Rica como si no hubiera mañana, Sudamérica, que parecía tener potencial, se ha puesto más tieso que palo seco. En los primeros ocho meses de este año, logramos exportar unos 311 mil millones, cifra récord, sí, pero luego vino el golpe: en 2025, esa cifra se desplomó a 289 mil millones. ¡Un verdadero despiche!
Países como Perú, Colombia y Ecuador, que parecían ser nuestros mejores amigos en materia comercial, se han distanciado. Marco Vinicio Ruiz, el otrora gran capo del Comex, reconoce que “aunque Sudamérica representa solo un pedacito de nuestras exportaciones, sí es importante para diversificar y encontrar esos nichos de valor”. Así que, aunque no sea la vara más grande, duele que se haya caído así de improvisto.
Y ni hablar de los detalles, bretes. En Colombia, la industria alimentaria se fue al garete, perdiendo unos 16 millones de dólares en jarabes y concentrados. Ecuador tampoco se quedó atrás, con una caída de 20 millones en productos eléctricos, como máquinas e incluso tintas para imprimir. ¡Imagínate el batacazo! Hasta los medicamentos se vieron afectados, con una pérdida de dos millones. ¡Qué sal!
Pero no todo está perdido, diay. Suyen Alonso, la gurú del comercio internacional, nos recuerda que esto no es tan raro, porque Sudamérica no es precisamente nuestro patio trasero. Además, señala que debemos enfocarnos en productos de alto valor agregado, como comidas especiales y otras cosas que la gente quiere llevarse a casa. La idea es buscar qué podemos ofrecerles que ellos no tengan, maquina.
Ahora, algunos ven venir un rayito de esperanza con el TLC que estamos tramitando con Ecuador. Ruiz opina que esto podría abrirle las puertas a la industria y la manufactura. Y no olvidemos la Alianza del Pacífico, conformada por Chile, Colombia, México y Perú, con quienes ya tenemos acuerdos comerciales. Alonso, con su sabiduría de hueso, comenta que ahora los tratados de libre comercio tienen más que ver con la política global que con el simple hecho de comprar y vender. Un tingo de reflexión, ¿eh?
Por otro lado, hay sectores que sí brillaron. Los dispositivos médicos, por ejemplo, experimentaron un aumento de 11 millones de dólares en ventas, especialmente en Argentina y Colombia. Eso sí, en Brasil la industria eléctrica sufrió un revés de 6.5 millones, mientras que en Chile el sector farmacéutico perdió 2.1 millones. ¡Cada quien con sus alegrías y tristezas!
En fin, parece que todavía nos queda mucho camino por recorrer para conquistar el corazón de nuestros hermanos sudamericanos. Lo que me lleva a preguntarle a ustedes, queridos lectores: ¿Cómo creen que podríamos darle vuelta a esta tortilla y recuperar la confianza de esos mercados? ¿Será que necesitamos enfocar más recursos en ciertos productos o replantear toda nuestra estrategia comercial? ¡Déjenme sus ideas en los comentarios, a ver qué sale de esta olla!
Vamos por partes, mae. Mientras que el resto del mundo le compra cosas a Costa Rica como si no hubiera mañana, Sudamérica, que parecía tener potencial, se ha puesto más tieso que palo seco. En los primeros ocho meses de este año, logramos exportar unos 311 mil millones, cifra récord, sí, pero luego vino el golpe: en 2025, esa cifra se desplomó a 289 mil millones. ¡Un verdadero despiche!
Países como Perú, Colombia y Ecuador, que parecían ser nuestros mejores amigos en materia comercial, se han distanciado. Marco Vinicio Ruiz, el otrora gran capo del Comex, reconoce que “aunque Sudamérica representa solo un pedacito de nuestras exportaciones, sí es importante para diversificar y encontrar esos nichos de valor”. Así que, aunque no sea la vara más grande, duele que se haya caído así de improvisto.
Y ni hablar de los detalles, bretes. En Colombia, la industria alimentaria se fue al garete, perdiendo unos 16 millones de dólares en jarabes y concentrados. Ecuador tampoco se quedó atrás, con una caída de 20 millones en productos eléctricos, como máquinas e incluso tintas para imprimir. ¡Imagínate el batacazo! Hasta los medicamentos se vieron afectados, con una pérdida de dos millones. ¡Qué sal!
Pero no todo está perdido, diay. Suyen Alonso, la gurú del comercio internacional, nos recuerda que esto no es tan raro, porque Sudamérica no es precisamente nuestro patio trasero. Además, señala que debemos enfocarnos en productos de alto valor agregado, como comidas especiales y otras cosas que la gente quiere llevarse a casa. La idea es buscar qué podemos ofrecerles que ellos no tengan, maquina.
Ahora, algunos ven venir un rayito de esperanza con el TLC que estamos tramitando con Ecuador. Ruiz opina que esto podría abrirle las puertas a la industria y la manufactura. Y no olvidemos la Alianza del Pacífico, conformada por Chile, Colombia, México y Perú, con quienes ya tenemos acuerdos comerciales. Alonso, con su sabiduría de hueso, comenta que ahora los tratados de libre comercio tienen más que ver con la política global que con el simple hecho de comprar y vender. Un tingo de reflexión, ¿eh?
Por otro lado, hay sectores que sí brillaron. Los dispositivos médicos, por ejemplo, experimentaron un aumento de 11 millones de dólares en ventas, especialmente en Argentina y Colombia. Eso sí, en Brasil la industria eléctrica sufrió un revés de 6.5 millones, mientras que en Chile el sector farmacéutico perdió 2.1 millones. ¡Cada quien con sus alegrías y tristezas!
En fin, parece que todavía nos queda mucho camino por recorrer para conquistar el corazón de nuestros hermanos sudamericanos. Lo que me lleva a preguntarle a ustedes, queridos lectores: ¿Cómo creen que podríamos darle vuelta a esta tortilla y recuperar la confianza de esos mercados? ¿Será que necesitamos enfocar más recursos en ciertos productos o replantear toda nuestra estrategia comercial? ¡Déjenme sus ideas en los comentarios, a ver qué sale de esta olla!