¡Ay, papá! Qué bataza la que vivimos en Cartago estos días. Un tren se fue pa’l lote el jueves pasado, tirando tierra y poniendo a todos en alerta. La verdad, uno se queda pensando qué pasó, porque eso de un tren descarrilándose no es lo más común que veamos por acá.
Como bien les contaron, el percance ocurrió en Ochomogo, casi justo donde la bomba Cristo Rey. Unas seis y media de la tarde, cuando ya la gente iba regresando a casa, ¡qué mala pata! Afortunadamente, la reacción de los bomberos fue rápida, movilizaron varias unidades para asegurar el área y atender a los pasajeros que estaban ahí metidos de miedo. Al final, solo hubo unos sustos, una señora con un ataque de nervios y un señorito con un raspón en la cabeza, pero nadie grave, gracias a Dios. Por lo menos, ese es un respiro en medio del lío.
Imagínense, cuarenta personas iban en ese tren, todas esperando llegar sanas y salvas a destino. Eso sí, el derrame de diésel fue otro tema aparte; los compañeros de Bomberos tuvieron que trabajar duro para limpiar todo y evitar cualquier problema mayor. ¡Qué salada la cosa! Uno piensa, ¿cómo puede pasar esto en pleno siglo XXI?
El Incofer, como siempre, salió con su comunicado explicando que sus técnicos estaban trabajando a toda máquina para encarrilar el tren. Pero bueno, nosotros sabemos cómo van esas cosas... a veces tardan más de lo esperado, y uno se queda con la incertidumbre. Lo importante es que ahora dicen que ya lograron poner los cuatro vagones en rieles, ¡eso es algo positivo!
Pero ojo, que todavía no hay luz verde total. Dicen que van a seguir revisando y ajustando la vía para asegurarse de que esté segura antes de volver a empezar. Ese es el brete que tienen ahora, quieren hacer bien las cosas y evitar que vuelva a pasar. Personalmente, me parece sensato, pero también uno quiere que el servicio regrese cuanto antes. La vida de la gente depende de eso, especialmente de aquellos que usan el tren para ir a trabajar.
Según el Incofer, para mañana, sábado, algunas rutas podrían estar funcionando con capacidad reducida. Van a poner un tren con 372 asientos disponibles, marcado con una franja amarilla, pa' que sepan reconocerlo. Y prometen que, si todo va bien, para la semana que viene ya tendrán todo funcionando a la normalidad. Pero vamos, uno ya sabe que esas promesas a veces se quedan cortas… a ver si cumplen esta vez.
Me imagino el panorama, la gente de Cartago esperando ansiosamente que el tren vuelva a funcionar. Muchos dependen de él para moverse de un lado a otro, pa’ ir al trabajo, pa’ visitar a sus familias... es un servicio vital para la región. Espero que le ponganle empeño y solucionen la vara rápido, porque así no podemos seguir viviendo con esta incertidumbre. Esa es la pura verdad, ¡qué torta esto!
En fin, parece que estamos viendo la luz al final del túnel, pero aún falta darle unos toques finales. Después de todo este lío, ¿ustedes creen que el Incofer debería invertir más en modernización y mantenimiento de la infraestructura ferroviaria para evitar futuros incidentes y brindar un servicio más seguro y confiable a los usuarios? Déjenme saber su opinión en los comentarios, ¡la quiero escuchar!
Como bien les contaron, el percance ocurrió en Ochomogo, casi justo donde la bomba Cristo Rey. Unas seis y media de la tarde, cuando ya la gente iba regresando a casa, ¡qué mala pata! Afortunadamente, la reacción de los bomberos fue rápida, movilizaron varias unidades para asegurar el área y atender a los pasajeros que estaban ahí metidos de miedo. Al final, solo hubo unos sustos, una señora con un ataque de nervios y un señorito con un raspón en la cabeza, pero nadie grave, gracias a Dios. Por lo menos, ese es un respiro en medio del lío.
Imagínense, cuarenta personas iban en ese tren, todas esperando llegar sanas y salvas a destino. Eso sí, el derrame de diésel fue otro tema aparte; los compañeros de Bomberos tuvieron que trabajar duro para limpiar todo y evitar cualquier problema mayor. ¡Qué salada la cosa! Uno piensa, ¿cómo puede pasar esto en pleno siglo XXI?
El Incofer, como siempre, salió con su comunicado explicando que sus técnicos estaban trabajando a toda máquina para encarrilar el tren. Pero bueno, nosotros sabemos cómo van esas cosas... a veces tardan más de lo esperado, y uno se queda con la incertidumbre. Lo importante es que ahora dicen que ya lograron poner los cuatro vagones en rieles, ¡eso es algo positivo!
Pero ojo, que todavía no hay luz verde total. Dicen que van a seguir revisando y ajustando la vía para asegurarse de que esté segura antes de volver a empezar. Ese es el brete que tienen ahora, quieren hacer bien las cosas y evitar que vuelva a pasar. Personalmente, me parece sensato, pero también uno quiere que el servicio regrese cuanto antes. La vida de la gente depende de eso, especialmente de aquellos que usan el tren para ir a trabajar.
Según el Incofer, para mañana, sábado, algunas rutas podrían estar funcionando con capacidad reducida. Van a poner un tren con 372 asientos disponibles, marcado con una franja amarilla, pa' que sepan reconocerlo. Y prometen que, si todo va bien, para la semana que viene ya tendrán todo funcionando a la normalidad. Pero vamos, uno ya sabe que esas promesas a veces se quedan cortas… a ver si cumplen esta vez.
Me imagino el panorama, la gente de Cartago esperando ansiosamente que el tren vuelva a funcionar. Muchos dependen de él para moverse de un lado a otro, pa’ ir al trabajo, pa’ visitar a sus familias... es un servicio vital para la región. Espero que le ponganle empeño y solucionen la vara rápido, porque así no podemos seguir viviendo con esta incertidumbre. Esa es la pura verdad, ¡qué torta esto!
En fin, parece que estamos viendo la luz al final del túnel, pero aún falta darle unos toques finales. Después de todo este lío, ¿ustedes creen que el Incofer debería invertir más en modernización y mantenimiento de la infraestructura ferroviaria para evitar futuros incidentes y brindar un servicio más seguro y confiable a los usuarios? Déjenme saber su opinión en los comentarios, ¡la quiero escuchar!
