¡Chamaco!, resulta que la movida entre Uber y Anasovi sigue dando frutos, y esto sí que es tremenda vara. Imagínate, gente que está pasando por lo más duro con el cáncer, luchando contra la enfermedad, y encima tienen que lidiar con el estrés del transporte. Pues ahora, gracias a esta alianza, muchos de esos pacientes se mueven tranquilos a sus tratamientos, sin tener que pensar en cómo van a llegar al hospital.
La cosa va así: hace ya unos tres años que estas dos organizaciones se echaron las manos, y ahora los resultados son bien claros. Según Uber, este año ya se dieron 360 viajes gratis para estos pacientes, la mayoría para recibir quimio y radio en hospitales del Gran Área Metropolitana. Pero ojo, esto no es novedad, sino algo que viene creciendo poco a poco, demostrando que la colaboración puede hacer cosas chéveras.
Carolina Álvarez, la encargada de Políticas Públicas de Uber, nos explica que la idea es simple: juntar la tecnología con un poquito de corazón para hacer un cambio real. “Creemos que la tecnología vale la pena cuando le pone orden a la vida de la gente,” dice. “En este caso, estamos facilitando la movilidad de quienes atraviesan una etapa difícil, para que puedan concentrarse en recuperarse”. Y vaya que suena bien eso, diay.
La clave está en la plataforma Uber para Empresas, que permite a Anasovi organizar los viajes directo desde una cuenta especial. Así, los pacientes se transportan sin costo alguno desde sus casas hasta el centro de tratamiento y viceversa. Álvarez comenta que al principio usaban cupones, pero cambiar a Uber para Empresas les dio mucha más eficiencia. Ahora pueden coordinar todo en tiempo real y asegurarse de que todos lleguen seguros y a tiempo. ¡Un brete!
Pero claro, no todo era miel sobre hojuelas. Al principio hubo algunos casos raritos donde los conductores no sabían cómo manejar esas cuentas empresariales. Por eso, Uber lanzó una campaña pa’ sensibilizarlos y explicarles la importancia de este proyecto. Porque al final, se trata de ayudar a la gente que realmente lo necesita, y eso no tiene precio. Reconocen que es una iniciativa que siempre está evolucionando, aprendiendo y buscando maneras de mejorar la experiencia de las pacientes; lo cual demuestra que se toman en serio este compromiso.
Y hablando de números, parece que Cartago es donde más se necesitan estos traslados. Un 62% de los viajes se hacen desde allá, seguido por San José (33%) y Alajuela (5%). Esto nos da una idea de cuánta gente tiene que batallar para llegar hasta hospitales como el México o el Calderón Guardia. Briceida Cantillo, presidenta de Anasovi, destaca que muchas pacientes tienen que salir temprano o incluso sin desayunar para llegar a tiempo a sus citas. Esta ayuda les quita una gran carga y les da un respiro.
Cantillo también enfatizó que el cáncer pega más duro a las familias con menos recursos. “Hay pacientes que a veces deben escoger entre comer y pagar el pasaje,” lamenta. “Este apoyo les alivia esa presión y les permite enfocarse en sanar”. Trabajan en equipo con otras organizaciones para ayudar a quien lo necesite, sin importar a qué asociación pertenezca. Demuestra que la solidaridad, esa vara que tanto necesitamos, todavía existe.
Hannia Solano, una de las pacientes beneficiarias, nos cuenta que tener un carro esperándola después de una quimio es un alivio inmenso. “Uno se siente muy mal después de la quimioterapia. Saber que tienes un carro esperándote, en vez de tener que agarrar un bus, cambia todo.” Y es verdad, chamaco, la tranquilidad emocional vale oro, especialmente en momentos así. Ella utiliza el servicio desde hace casi tres años para ir al Hospital Calderón Guardia. Me pregunto, ¿cómo podemos incentivar aún más iniciativas como esta para apoyar a quienes más lo necesitan en nuestra querida Costa Rica?
La cosa va así: hace ya unos tres años que estas dos organizaciones se echaron las manos, y ahora los resultados son bien claros. Según Uber, este año ya se dieron 360 viajes gratis para estos pacientes, la mayoría para recibir quimio y radio en hospitales del Gran Área Metropolitana. Pero ojo, esto no es novedad, sino algo que viene creciendo poco a poco, demostrando que la colaboración puede hacer cosas chéveras.
Carolina Álvarez, la encargada de Políticas Públicas de Uber, nos explica que la idea es simple: juntar la tecnología con un poquito de corazón para hacer un cambio real. “Creemos que la tecnología vale la pena cuando le pone orden a la vida de la gente,” dice. “En este caso, estamos facilitando la movilidad de quienes atraviesan una etapa difícil, para que puedan concentrarse en recuperarse”. Y vaya que suena bien eso, diay.
La clave está en la plataforma Uber para Empresas, que permite a Anasovi organizar los viajes directo desde una cuenta especial. Así, los pacientes se transportan sin costo alguno desde sus casas hasta el centro de tratamiento y viceversa. Álvarez comenta que al principio usaban cupones, pero cambiar a Uber para Empresas les dio mucha más eficiencia. Ahora pueden coordinar todo en tiempo real y asegurarse de que todos lleguen seguros y a tiempo. ¡Un brete!
Pero claro, no todo era miel sobre hojuelas. Al principio hubo algunos casos raritos donde los conductores no sabían cómo manejar esas cuentas empresariales. Por eso, Uber lanzó una campaña pa’ sensibilizarlos y explicarles la importancia de este proyecto. Porque al final, se trata de ayudar a la gente que realmente lo necesita, y eso no tiene precio. Reconocen que es una iniciativa que siempre está evolucionando, aprendiendo y buscando maneras de mejorar la experiencia de las pacientes; lo cual demuestra que se toman en serio este compromiso.
Y hablando de números, parece que Cartago es donde más se necesitan estos traslados. Un 62% de los viajes se hacen desde allá, seguido por San José (33%) y Alajuela (5%). Esto nos da una idea de cuánta gente tiene que batallar para llegar hasta hospitales como el México o el Calderón Guardia. Briceida Cantillo, presidenta de Anasovi, destaca que muchas pacientes tienen que salir temprano o incluso sin desayunar para llegar a tiempo a sus citas. Esta ayuda les quita una gran carga y les da un respiro.
Cantillo también enfatizó que el cáncer pega más duro a las familias con menos recursos. “Hay pacientes que a veces deben escoger entre comer y pagar el pasaje,” lamenta. “Este apoyo les alivia esa presión y les permite enfocarse en sanar”. Trabajan en equipo con otras organizaciones para ayudar a quien lo necesite, sin importar a qué asociación pertenezca. Demuestra que la solidaridad, esa vara que tanto necesitamos, todavía existe.
Hannia Solano, una de las pacientes beneficiarias, nos cuenta que tener un carro esperándola después de una quimio es un alivio inmenso. “Uno se siente muy mal después de la quimioterapia. Saber que tienes un carro esperándote, en vez de tener que agarrar un bus, cambia todo.” Y es verdad, chamaco, la tranquilidad emocional vale oro, especialmente en momentos así. Ella utiliza el servicio desde hace casi tres años para ir al Hospital Calderón Guardia. Me pregunto, ¿cómo podemos incentivar aún más iniciativas como esta para apoyar a quienes más lo necesitan en nuestra querida Costa Rica?