¡Ay, Dios mío, qué fajardo! Resulta que un mae llamado Reyes, aparentemente pensando que era Don Juan listo, terminó metido hasta el cuello en problemas con la ley. Este señor se llevó una sentencita bien salada, 10 años y 8 meses de pura prisión por meterle dinamita al sistema penitenciario y andar traficando crack. Parece que andaba buscando hacer plata fácil, pero le salió el tiro por la culata, diay.
La cosa es así: el Tribunal de Flagrancia del Segundo Circuito Judicial de San José, esos jueces que trabajan a toda marcha, le cayeron con todo a Reyes. Le declararon totalmente culpable de varios delitos relacionados con drogas, desde intentar meter la blanca dentro del bote hasta venderla a doña América. Todo esto quedó plasmado en la sentencia número 1111 – 2025, para que quede claro, pa’ que no haya ‘qué más’.
Y ni hablar de cómo lo agarraron. Tenemos dos causales bien gordas aquí. Primero, el 16 de agosto pasado, lo pillaron con 78,32 gramos de picadura de marihuana y casi 25 gramos de cocaína escondidos debajo del ruedo de su pantalón. Imagínate la osadía del tipo. Se estaba preparando pa' llevarle el presente a algún recluso, pa’ que este siguiera distribuyendo su producto, haciendo daño a la sociedad. ¡Menudo brete!
Pero eso no es todo, chunche. Apenas unos días después, el 24 de septiembre, lo pillaron nuevamente en Calle el Chorrito, en Poás de Aserrí, con unas 30 dosis de crack listas para la venta. Al parecer, no aprendió la lección. Cuando la Fuerza Pública lo vio querer huir como alma que lleva el diablo, ahí se acabó la telenovela. Lo revisaron y encontraron la mercancía escondida en su ropa y en un bolso que llevaba. ¡Qué pena ajena!
Vamos a poner los números en la mesa, porque esto es importante. En el primer caso, decomisaron casi 80 gramos de marihuana y cerca de 25 de cocaína. Luego, en el segundo caso, unas 30 dosis de crack. Una cantidad considerable que demuestra que este mae no era un vendedor ocasional, sino alguien dedicado al negocio ilícito de las drogas. Un verdadero problema para la seguridad nacional, vamos.
Muchos se preguntarán, ¿por qué tanto rigor con estas penas? Pues, la realidad es que el país está cansado de ver cómo los narcotráficos corrompen a nuestra juventud y destruyen familias. Las autoridades están tratando de mandar un mensaje claro: “No se juega con las drogas”. Y aunque algunos digan que las penas son demasiado duras, otros argumentan que es la única forma de frenar esta lacra que nos afecta a todos.
Esta condena llega en un momento delicado, precisamente cuando estamos discutiendo temas de reforma judicial y políticas de drogas. Hay quienes abogan por enfoques más rehabilitadores, mientras que otros insisten en endurecer las sanciones. Es un debate complejo, que involucra aspectos sociales, económicos y de salud pública. Pero una cosa es segura: el problema de las drogas es una vara que tenemos que abordar con seriedad y responsabilidad, si queremos construir un país más justo y seguro para nuestros hijos.
Ahora me pregunto, ¿creemos que esta dura condena servirá de ejemplo para disuadir a otros de seguir el camino del hampa? ¿O pensamos que el problema de las drogas requiere soluciones mucho más profundas, que vayan más allá de la mera represión? Dejen sus opiniones abajo, quiero saber qué piensan ustedes sobre este tema que nos afecta a todos los costarricenses. ¡Aquí en el Foro de Costa Rica siempre hay buen debate!
La cosa es así: el Tribunal de Flagrancia del Segundo Circuito Judicial de San José, esos jueces que trabajan a toda marcha, le cayeron con todo a Reyes. Le declararon totalmente culpable de varios delitos relacionados con drogas, desde intentar meter la blanca dentro del bote hasta venderla a doña América. Todo esto quedó plasmado en la sentencia número 1111 – 2025, para que quede claro, pa’ que no haya ‘qué más’.
Y ni hablar de cómo lo agarraron. Tenemos dos causales bien gordas aquí. Primero, el 16 de agosto pasado, lo pillaron con 78,32 gramos de picadura de marihuana y casi 25 gramos de cocaína escondidos debajo del ruedo de su pantalón. Imagínate la osadía del tipo. Se estaba preparando pa' llevarle el presente a algún recluso, pa’ que este siguiera distribuyendo su producto, haciendo daño a la sociedad. ¡Menudo brete!
Pero eso no es todo, chunche. Apenas unos días después, el 24 de septiembre, lo pillaron nuevamente en Calle el Chorrito, en Poás de Aserrí, con unas 30 dosis de crack listas para la venta. Al parecer, no aprendió la lección. Cuando la Fuerza Pública lo vio querer huir como alma que lleva el diablo, ahí se acabó la telenovela. Lo revisaron y encontraron la mercancía escondida en su ropa y en un bolso que llevaba. ¡Qué pena ajena!
Vamos a poner los números en la mesa, porque esto es importante. En el primer caso, decomisaron casi 80 gramos de marihuana y cerca de 25 de cocaína. Luego, en el segundo caso, unas 30 dosis de crack. Una cantidad considerable que demuestra que este mae no era un vendedor ocasional, sino alguien dedicado al negocio ilícito de las drogas. Un verdadero problema para la seguridad nacional, vamos.
Muchos se preguntarán, ¿por qué tanto rigor con estas penas? Pues, la realidad es que el país está cansado de ver cómo los narcotráficos corrompen a nuestra juventud y destruyen familias. Las autoridades están tratando de mandar un mensaje claro: “No se juega con las drogas”. Y aunque algunos digan que las penas son demasiado duras, otros argumentan que es la única forma de frenar esta lacra que nos afecta a todos.
Esta condena llega en un momento delicado, precisamente cuando estamos discutiendo temas de reforma judicial y políticas de drogas. Hay quienes abogan por enfoques más rehabilitadores, mientras que otros insisten en endurecer las sanciones. Es un debate complejo, que involucra aspectos sociales, económicos y de salud pública. Pero una cosa es segura: el problema de las drogas es una vara que tenemos que abordar con seriedad y responsabilidad, si queremos construir un país más justo y seguro para nuestros hijos.
Ahora me pregunto, ¿creemos que esta dura condena servirá de ejemplo para disuadir a otros de seguir el camino del hampa? ¿O pensamos que el problema de las drogas requiere soluciones mucho más profundas, que vayan más allá de la mera represión? Dejen sus opiniones abajo, quiero saber qué piensan ustedes sobre este tema que nos afecta a todos los costarricenses. ¡Aquí en el Foro de Costa Rica siempre hay buen debate!