G
Graciela12
Invitado
Tal vez algunos ya han escuchado esta historia, pero es un dato curioso que otros no conocen...
Me hace mucha gracia como un simple programa radiofónico causó tanto caos en USA, resulta que el 30 de octubre de 1938 una cadena de radio transmitió un programa de radio "realista" donde se narraba la invasión de los marcianos a los estados unidos y como toda la resistencia era en vano, todo esto en base al libro de "La guerra de los mundos"...
La gente se volvió loca y muchos dejarón sus casas botadas, entrarón en pánico, hasta hubo un intento de suicidio!
Les dejó una descripción de lo que sucedió:
El locutor de la CES se lo estaba diciendo... «Señoras y señores: tengo que hacer un grave anuncio. El extraño objeto que cayó esta tarde temprano en Grovers Milis, Nueva Jersey, no era un meteorito. Por increíble que parezca, el objeto contiene seres extraños que, según se cree, constituyen la vanguardia de un ejército proveniente del planeta Marte.» A continuación se oyó una música suave: un toque sutil para mantener ansiosa a la gente, para mantenerla incómoda, sobre ascuas. ¿Qué estaba ocurriendo? El locutor interrumpió la música de nuevo.
El tono de su voz denotaba que se sentía nervioso, aterrorizado. Los marcianos, repugnantes criaturas de piel correosa, se estaban desplegando. La policía de Nueva Jersey se precipitaba a interceptarlos. Se oyó más música, otros anuncios febriles, seguidos de silencios escalofriantes. La gente estaba pegada a sus receptores. Se llamaba a los vecinos para que también oyeran. Se telefoneaba a los parientes para alertarlos. A través de toda América, la gente comenzó a ser presa del pánico. Entonces, el locutor —nuevamente en el aire— balbuceó: «Conectamos ahora con Washington, para dar difusión a un mensaje de emergencia nacional formulado por el secretario del ministerio de interior».
Se escuchó una voz solemne que incitaba a la población a no ceder al pánico; pero con el mismo tono, se le decía que los marcianos que aterrizaban no lo hacían solamente en Nueva Jersey. Habían caído a tierra vehículos espaciales en todos los estados de la Unión. Miles de civiles y de soldados habían sido ya barridos por armas de rayos letales. Se emitieron entrevistas con testigos oculares, muchas de las cuales corrieron a cargo del brillante actor Joseph Cotten. El testigo narraba cómo había visto aterrizar objetos llameantes, de los que luego emergían repugnantes seres; cómo los rayos letales habían arrasado a miles de personas; hasta qué punto los extraños alienígenas resultaban indetenibles. Uno de los actores de Welles desempeñó el papel del presidente de los Estados Unidos y advirtió al pueblo americano contra los peligros del pánico. El programa terminó con un locutor que, desde la cúspide del rascacielos de la CBS, gritaba que Manhatann estaba siendo invadida.
Su febril relato se transformó, al final, en un grito ahogado. A esta altura, muchos oyentes habían abandonado ya su lugar junto a los receptores de radio. Los que oyeron el programa hasta el final advirtieron que todo había sido solamente una obra de radioteatro. Los que no lo hicieron siguieron dominados por un pánico ciego. En Nueva Jersey, donde se había dicho que los marcianos hablan aterrizado primero, los caminos estaban atestados de automóviles que corrían hacia las colinas. Familias enteras salieron de sus casas volando, con toallas mojadas alrededor de las cabezas, en la creencia de que esto les salvaría de los nauseabundos gases espaciales de los que se habla hablado. El mobiliario y los objetos valiosos habían sido apilados en camiones y coches. Había comenzado la estampida. El pánico se expandió a todas partes. En Nueva York, los restaurantes se vaciaron. Las terminales de autobuses y las colas de taxis se llenaron de gente que trataba de llegar a sus hogares para confortar a sus familias. Las esposas telefoneaban a los bares, tratando de localizar a sus maridos.
.... Las centrales telefónicas de los periódicos y las estaciones radiales estaban abarrotadas Pero curiosamente, no había indicios de pánico en los estudios de la CES, donde, entre alaridos y anuncios sobre la implantación de la ley marcial Welles estaba otorgando a su programa un horrible final. Welles y Cotten fueron advertidos sobre la masa de llamadas telefónicas, pero Cotten minimizó el hecho: «Son unos pocos maniáticos». Hacia el final del programa, dos policías que estaban de guardia llegaron a la parte posterior de los estudios, pero al darse cuenta de que sólo se trataba de una obra radioteatral, no dijeron nada a nadie sobre el pánico, y en cambio se quedaron para oir el final.
Bueno entonces aquí la enseñanza es.... No crean todo lo que dicen en la radio!!! ja ja ja ja ja
Me hace mucha gracia como un simple programa radiofónico causó tanto caos en USA, resulta que el 30 de octubre de 1938 una cadena de radio transmitió un programa de radio "realista" donde se narraba la invasión de los marcianos a los estados unidos y como toda la resistencia era en vano, todo esto en base al libro de "La guerra de los mundos"...
La gente se volvió loca y muchos dejarón sus casas botadas, entrarón en pánico, hasta hubo un intento de suicidio!
Les dejó una descripción de lo que sucedió:
El locutor de la CES se lo estaba diciendo... «Señoras y señores: tengo que hacer un grave anuncio. El extraño objeto que cayó esta tarde temprano en Grovers Milis, Nueva Jersey, no era un meteorito. Por increíble que parezca, el objeto contiene seres extraños que, según se cree, constituyen la vanguardia de un ejército proveniente del planeta Marte.» A continuación se oyó una música suave: un toque sutil para mantener ansiosa a la gente, para mantenerla incómoda, sobre ascuas. ¿Qué estaba ocurriendo? El locutor interrumpió la música de nuevo.
El tono de su voz denotaba que se sentía nervioso, aterrorizado. Los marcianos, repugnantes criaturas de piel correosa, se estaban desplegando. La policía de Nueva Jersey se precipitaba a interceptarlos. Se oyó más música, otros anuncios febriles, seguidos de silencios escalofriantes. La gente estaba pegada a sus receptores. Se llamaba a los vecinos para que también oyeran. Se telefoneaba a los parientes para alertarlos. A través de toda América, la gente comenzó a ser presa del pánico. Entonces, el locutor —nuevamente en el aire— balbuceó: «Conectamos ahora con Washington, para dar difusión a un mensaje de emergencia nacional formulado por el secretario del ministerio de interior».
Se escuchó una voz solemne que incitaba a la población a no ceder al pánico; pero con el mismo tono, se le decía que los marcianos que aterrizaban no lo hacían solamente en Nueva Jersey. Habían caído a tierra vehículos espaciales en todos los estados de la Unión. Miles de civiles y de soldados habían sido ya barridos por armas de rayos letales. Se emitieron entrevistas con testigos oculares, muchas de las cuales corrieron a cargo del brillante actor Joseph Cotten. El testigo narraba cómo había visto aterrizar objetos llameantes, de los que luego emergían repugnantes seres; cómo los rayos letales habían arrasado a miles de personas; hasta qué punto los extraños alienígenas resultaban indetenibles. Uno de los actores de Welles desempeñó el papel del presidente de los Estados Unidos y advirtió al pueblo americano contra los peligros del pánico. El programa terminó con un locutor que, desde la cúspide del rascacielos de la CBS, gritaba que Manhatann estaba siendo invadida.
Su febril relato se transformó, al final, en un grito ahogado. A esta altura, muchos oyentes habían abandonado ya su lugar junto a los receptores de radio. Los que oyeron el programa hasta el final advirtieron que todo había sido solamente una obra de radioteatro. Los que no lo hicieron siguieron dominados por un pánico ciego. En Nueva Jersey, donde se había dicho que los marcianos hablan aterrizado primero, los caminos estaban atestados de automóviles que corrían hacia las colinas. Familias enteras salieron de sus casas volando, con toallas mojadas alrededor de las cabezas, en la creencia de que esto les salvaría de los nauseabundos gases espaciales de los que se habla hablado. El mobiliario y los objetos valiosos habían sido apilados en camiones y coches. Había comenzado la estampida. El pánico se expandió a todas partes. En Nueva York, los restaurantes se vaciaron. Las terminales de autobuses y las colas de taxis se llenaron de gente que trataba de llegar a sus hogares para confortar a sus familias. Las esposas telefoneaban a los bares, tratando de localizar a sus maridos.
.... Las centrales telefónicas de los periódicos y las estaciones radiales estaban abarrotadas Pero curiosamente, no había indicios de pánico en los estudios de la CES, donde, entre alaridos y anuncios sobre la implantación de la ley marcial Welles estaba otorgando a su programa un horrible final. Welles y Cotten fueron advertidos sobre la masa de llamadas telefónicas, pero Cotten minimizó el hecho: «Son unos pocos maniáticos». Hacia el final del programa, dos policías que estaban de guardia llegaron a la parte posterior de los estudios, pero al darse cuenta de que sólo se trataba de una obra radioteatral, no dijeron nada a nadie sobre el pánico, y en cambio se quedaron para oir el final.
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Bueno entonces aquí la enseñanza es.... No crean todo lo que dicen en la radio!!! ja ja ja ja ja
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