San Ramón amaneció moviéndose con este buen baje. Resulta que ayer, durante la Sesión Ordinaria N.º 147 del Concejo Municipal, se armó un verdadero pinol con la presencia del regidor Hermelink Chinchilla, del PLN. Al final, tuvieron que meterle la gorra los polis y sacarlo a empujones de la sala de sesiones. ¡Imagínate el mamotreto!
Todo empezó porque Chinchilla llegó queriendo presidir la sesión, como si nada estuviera pasando. Pero, ay, ahí le metió el coco, porque precisamente está suspendido temporalmente de sus funciones de presidente municipal. Una suspensión bien dura, ojo, de cuatro meses y quince días, impuesta por el mismo Concejo Municipal por un tema de denuncias serias – presunta violencia política y acoso, para que se entiendan.
Esta suspensión, mándale pa’ atrás, es totalmente legal, respaldada por la Ley N.º 10.235 y la jurisprudencia del TSE. No es cualquier vaina, sino una decisión formal basada en un proceso administrativo. Lo que quiere decir, clarito, que no podía ir ahí a mandarle ni “diay” a nadie desde la silla de presidente. Está limitado, solamente puede asistir como regidor, sin ejercer ninguna función de liderazgo.
Pero resulta que el mae, lejos de entender la situación, insistió en su idea. Se desató una discusión que, digámoslo así, fue más intensa que café espresso cargao. De hecho, fuentes cercanas nos comentan que la cosa escaló tanto que hubo intentos de intimidación física. ¡Qué bronca!
Ante tamaña situación, los oficiales de la Fuerza Pública no tuvieron otra opción que intervenir para restablecer el orden. Así que, con todo respeto, lo sacaron de la sala. Imagínate la cara, el regidor siendo escoltado por los polis mientras sus compañeros de concejo se quedaban viendo el circo. ¡Una figura!
Después de este espectáculo, el Concejo siguió adelante con la sesión, ya sin la presencia de Chinchilla causando problemas. Se aprobaron algunos puntos importantes del día, aunque el ambiente estaba cargado de tensión y mucha gente hablando sobre lo sucedido. Algunos dicen que fue una jugada maestra del PLN para llamar la atención, otros piensan que Chinchilla simplemente se colgó de las cejas, pero bueno, eso ya es asunto de cada quien.
Este caso pone de manifiesto la importancia de respetar los procesos legales y las decisiones institucionales. Además, levanta muchas preguntas sobre cómo se manejan los conflictos políticos en nuestros municipios y qué medidas podemos tomar para prevenir situaciones similares en el futuro. Es evidente que hay tensiones latentes que necesitan ser abordadas con diálogo y transparencia, sino, ¡qué torta nos vamos a encontrar!
En fin, un día más en la política nacional, donde nunca sobra la dosis de controversia y polémica. Ahora me pregunto, ¿cree usted que la suspensión impuesta al regidor Chinchilla fue proporcional a la gravedad de las acusaciones? ¿Y qué medidas deberían tomarse para garantizar un ambiente político sano y respetuoso en nuestros cantones?
Todo empezó porque Chinchilla llegó queriendo presidir la sesión, como si nada estuviera pasando. Pero, ay, ahí le metió el coco, porque precisamente está suspendido temporalmente de sus funciones de presidente municipal. Una suspensión bien dura, ojo, de cuatro meses y quince días, impuesta por el mismo Concejo Municipal por un tema de denuncias serias – presunta violencia política y acoso, para que se entiendan.
Esta suspensión, mándale pa’ atrás, es totalmente legal, respaldada por la Ley N.º 10.235 y la jurisprudencia del TSE. No es cualquier vaina, sino una decisión formal basada en un proceso administrativo. Lo que quiere decir, clarito, que no podía ir ahí a mandarle ni “diay” a nadie desde la silla de presidente. Está limitado, solamente puede asistir como regidor, sin ejercer ninguna función de liderazgo.
Pero resulta que el mae, lejos de entender la situación, insistió en su idea. Se desató una discusión que, digámoslo así, fue más intensa que café espresso cargao. De hecho, fuentes cercanas nos comentan que la cosa escaló tanto que hubo intentos de intimidación física. ¡Qué bronca!
Ante tamaña situación, los oficiales de la Fuerza Pública no tuvieron otra opción que intervenir para restablecer el orden. Así que, con todo respeto, lo sacaron de la sala. Imagínate la cara, el regidor siendo escoltado por los polis mientras sus compañeros de concejo se quedaban viendo el circo. ¡Una figura!
Después de este espectáculo, el Concejo siguió adelante con la sesión, ya sin la presencia de Chinchilla causando problemas. Se aprobaron algunos puntos importantes del día, aunque el ambiente estaba cargado de tensión y mucha gente hablando sobre lo sucedido. Algunos dicen que fue una jugada maestra del PLN para llamar la atención, otros piensan que Chinchilla simplemente se colgó de las cejas, pero bueno, eso ya es asunto de cada quien.
Este caso pone de manifiesto la importancia de respetar los procesos legales y las decisiones institucionales. Además, levanta muchas preguntas sobre cómo se manejan los conflictos políticos en nuestros municipios y qué medidas podemos tomar para prevenir situaciones similares en el futuro. Es evidente que hay tensiones latentes que necesitan ser abordadas con diálogo y transparencia, sino, ¡qué torta nos vamos a encontrar!
En fin, un día más en la política nacional, donde nunca sobra la dosis de controversia y polémica. Ahora me pregunto, ¿cree usted que la suspensión impuesta al regidor Chinchilla fue proporcional a la gravedad de las acusaciones? ¿Y qué medidas deberían tomarse para garantizar un ambiente político sano y respetuoso en nuestros cantones?
