Acoso sexual en un convento! La simple idea le da escalofríos a muchos y otros dudan en creerlo.
La víctima, una joven de 23 años, relató el horror que soportó por un año y nueve meses en un convento josefino.
Explicó que desde que llegó al sitio comenzó a hacer acosada por otra aspirante a novicia. Ella la evitaba. No quería acercarse ni siquiera mirarla. Pero esta joven acosadora, hija de una buena familia josefina, aprovechaba cualquier momento a solas para tocarla, besarla y demás. Le entregaba cartas de amor, donde le decía que la deseaba, la quería, la amaba.Eran cartas como las que se hacen en la escuela, con dibujitos con lápices de colores, corazoncitos rojos y florcitas.
Asegura que, pese a que la evitaba, llegó en varias ocasiones y se le metió en la cama y la comenzó a tocar y a besar y aunque se resistía, la acosadora la logró dominar y tocar todo su cuerpo, las partes íntimas no se escaparon al manoseo de la aspirante a novicia.
Asegura que las demás monjas se hicieron las de la vista gorda. Dejaron que la agresora le hiciera de todo, porque “eso es normal en el convento”. “Todas lo hacen y en todos los conventos es igual. Todas se tocan entre ellas. Todas dicen que después rezan y comulgan y Dios las perdona. Es borrón y cuenta nueva. Por eso el dicho que el que peca y reza empata lo inventaron en los conventos”, sostuvo la denunciante.
Explicó que el acoso llegó a tal extremo, día y noche, que explotó y pidió cita a Sor Aguilar, que es la Madre Superiora Provincial y le explicó el caso, le pidió ayuda para que reprendieran a la acosadora, sin embargo, perdió el tiempo, esta le dijo que “no podía hacer nada con las debilidades de la carne. Esto me dio indignación. Me sentía sucia, utilizada, acosada, pecadora. Por eso intenté conversar con el obispo monseñor Hugo Barrantes pero me ha sido difícil. Entonces decidí retirarme de la congregación, pese a que mi sueño y el de mi familia era convertirme en monja, consagrarme a Jesús para servir a Dios”, sostuvo la víctima.
Comentó que, en la conversación con la Madre Superiora, hasta salió amenazada por cuanto, le indicó que Dios guarde hiciera pública esa situación, que debía mantenerlo como un secreto de confesión, de no ser así podría traerle muchos problemas.
Agregó que después de su retiro ha insistido en sanear esa situación para sentirse en paz con su alma, pero en todas las puertas que ha tocado han sido tolerantes con los problemas de la carne que se dan en los conventos.
Por eso pese a la advertencia de la Madre Superiora de callar esta situación, fue que la denunciante, cuyo nombre nos reservamos, decidió hacer publica esa situación para que los costarricenses conozcan lo que pasa en las entrañas de los conventos. Además pretende que las autoridades eclesiásticas investiguen y no permitan que otras novicias tengan que renunciar a hacerse monjas al verse acosadas sexualmente. :???::???::???:
La víctima, una joven de 23 años, relató el horror que soportó por un año y nueve meses en un convento josefino.
Explicó que desde que llegó al sitio comenzó a hacer acosada por otra aspirante a novicia. Ella la evitaba. No quería acercarse ni siquiera mirarla. Pero esta joven acosadora, hija de una buena familia josefina, aprovechaba cualquier momento a solas para tocarla, besarla y demás. Le entregaba cartas de amor, donde le decía que la deseaba, la quería, la amaba.Eran cartas como las que se hacen en la escuela, con dibujitos con lápices de colores, corazoncitos rojos y florcitas.
Asegura que, pese a que la evitaba, llegó en varias ocasiones y se le metió en la cama y la comenzó a tocar y a besar y aunque se resistía, la acosadora la logró dominar y tocar todo su cuerpo, las partes íntimas no se escaparon al manoseo de la aspirante a novicia.
Asegura que las demás monjas se hicieron las de la vista gorda. Dejaron que la agresora le hiciera de todo, porque “eso es normal en el convento”. “Todas lo hacen y en todos los conventos es igual. Todas se tocan entre ellas. Todas dicen que después rezan y comulgan y Dios las perdona. Es borrón y cuenta nueva. Por eso el dicho que el que peca y reza empata lo inventaron en los conventos”, sostuvo la denunciante.
Explicó que el acoso llegó a tal extremo, día y noche, que explotó y pidió cita a Sor Aguilar, que es la Madre Superiora Provincial y le explicó el caso, le pidió ayuda para que reprendieran a la acosadora, sin embargo, perdió el tiempo, esta le dijo que “no podía hacer nada con las debilidades de la carne. Esto me dio indignación. Me sentía sucia, utilizada, acosada, pecadora. Por eso intenté conversar con el obispo monseñor Hugo Barrantes pero me ha sido difícil. Entonces decidí retirarme de la congregación, pese a que mi sueño y el de mi familia era convertirme en monja, consagrarme a Jesús para servir a Dios”, sostuvo la víctima.
Comentó que, en la conversación con la Madre Superiora, hasta salió amenazada por cuanto, le indicó que Dios guarde hiciera pública esa situación, que debía mantenerlo como un secreto de confesión, de no ser así podría traerle muchos problemas.
Agregó que después de su retiro ha insistido en sanear esa situación para sentirse en paz con su alma, pero en todas las puertas que ha tocado han sido tolerantes con los problemas de la carne que se dan en los conventos.
Por eso pese a la advertencia de la Madre Superiora de callar esta situación, fue que la denunciante, cuyo nombre nos reservamos, decidió hacer publica esa situación para que los costarricenses conozcan lo que pasa en las entrañas de los conventos. Además pretende que las autoridades eclesiásticas investiguen y no permitan que otras novicias tengan que renunciar a hacerse monjas al verse acosadas sexualmente. :???::???::???: