El país amaneció con una noticia que dejó a muchos con el corazón encogido: Jorge Urbina Ortega, figura clave de la política y la diplomacia costarricense, nos dejó este miércoles a los 79 años. La noticia, confirmada por Rodrigo Arias Sánchez, sacudió al mundo político, dejando un vacío inmenso entre sus colegas y amigos. ¡Qué torta!
Para aquellos que no estén tan familiarizados con la trayectoria de este señor, Urbina Ortega fue mucho más que un simple funcionario público. Hablamos de un hombre que dedicó su vida al servicio de Costa Rica, transitando por diferentes roles cruciales en el escenario internacional. Desde viceministro de Relaciones Exteriores hasta embajador ante las Naciones Unidas, pasando por su paso como ministro de información durante el gobierno de don Oscar Arias, su huella es imborrable.
Recordemos que Urbina también tuvo un papel fundamental representando a nuestro país ante la Corte Internacional de Justicia en el caso de Isla Calero, defendiendo con uñas y dientes la soberanía nacional. ¡Qué nivel! Ese brete fue duro, demostrando su temple y conocimiento jurídico. Fue un verdadero defensor de nuestras tierras, echándole ganas con toda la fuerza posible frente a los holandeses. No se achicó ni un poquito.
Uno de los momentos más destacados de su carrera fue cuando presidió el Consejo de Seguridad de la ONU, un logro histórico para Costa Rica. Imaginen la responsabilidad que eso conlleva, representar a nuestro pequeño país en un foro de tanta importancia mundial. ¡Un chunche enorme para él y para nosotros!
Rodrigo Arias, visiblemente afectado, compartió unas palabras emotivas recordando su amistad y el invaluable consejo que siempre le brindó. Dijo que “Costa Rica pierde a un gran servidor público” y que su ejemplo de entrega e inteligencia quedará grabado para siempre en la memoria colectiva. Lo describe como un hombre íntegro, sabio y leal, alguien que realmente aportó al desarrollo de nuestro país. Diay, qué pena perder a un pana así.
Las reacciones no se hicieron esperar. Políticos de todas las tendencias expresaron su pesar y reconocieron la contribución de Urbina al servicio público. Muchos recuerdan su habilidad para negociar y su capacidad para encontrar soluciones a problemas complejos. Se dice que tenía una labia tremenda y un don de gentes que facilitaba las relaciones internacionales. Era un mae que sabía cómo hablarle a la gente, hacerla sentir cómoda y llegar a acuerdos beneficiosos para Costa Rica.
Pero más allá de sus logros profesionales, quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo personalmente destacan su humildad, sencillez y calidez humana. Era un hombre cercano, accesible, siempre dispuesto a ayudar y a compartir su experiencia. No se dejaba llevar por la pompa y el protocolo, prefiriendo la conversación directa y honesta. De verdad era un pana de esos pocos que quedan en la política actual.
La partida de Jorge Urbina Ortega deja un vacío difícil de llenar en la política costarricense. Su legado perdurará, inspirando a futuras generaciones de servidores públicos a trabajar con pasión, integridad y compromiso con la patria. Ahora, diganme, ¿creen que la nueva generación de políticos tiene la capacidad y el compromiso necesarios para continuar con el legado de hombres como Jorge Urbina Ortega, o estamos viendo un declive irreversible en la calidad de nuestros líderes?
Para aquellos que no estén tan familiarizados con la trayectoria de este señor, Urbina Ortega fue mucho más que un simple funcionario público. Hablamos de un hombre que dedicó su vida al servicio de Costa Rica, transitando por diferentes roles cruciales en el escenario internacional. Desde viceministro de Relaciones Exteriores hasta embajador ante las Naciones Unidas, pasando por su paso como ministro de información durante el gobierno de don Oscar Arias, su huella es imborrable.
Recordemos que Urbina también tuvo un papel fundamental representando a nuestro país ante la Corte Internacional de Justicia en el caso de Isla Calero, defendiendo con uñas y dientes la soberanía nacional. ¡Qué nivel! Ese brete fue duro, demostrando su temple y conocimiento jurídico. Fue un verdadero defensor de nuestras tierras, echándole ganas con toda la fuerza posible frente a los holandeses. No se achicó ni un poquito.
Uno de los momentos más destacados de su carrera fue cuando presidió el Consejo de Seguridad de la ONU, un logro histórico para Costa Rica. Imaginen la responsabilidad que eso conlleva, representar a nuestro pequeño país en un foro de tanta importancia mundial. ¡Un chunche enorme para él y para nosotros!
Rodrigo Arias, visiblemente afectado, compartió unas palabras emotivas recordando su amistad y el invaluable consejo que siempre le brindó. Dijo que “Costa Rica pierde a un gran servidor público” y que su ejemplo de entrega e inteligencia quedará grabado para siempre en la memoria colectiva. Lo describe como un hombre íntegro, sabio y leal, alguien que realmente aportó al desarrollo de nuestro país. Diay, qué pena perder a un pana así.
Las reacciones no se hicieron esperar. Políticos de todas las tendencias expresaron su pesar y reconocieron la contribución de Urbina al servicio público. Muchos recuerdan su habilidad para negociar y su capacidad para encontrar soluciones a problemas complejos. Se dice que tenía una labia tremenda y un don de gentes que facilitaba las relaciones internacionales. Era un mae que sabía cómo hablarle a la gente, hacerla sentir cómoda y llegar a acuerdos beneficiosos para Costa Rica.
Pero más allá de sus logros profesionales, quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo personalmente destacan su humildad, sencillez y calidez humana. Era un hombre cercano, accesible, siempre dispuesto a ayudar y a compartir su experiencia. No se dejaba llevar por la pompa y el protocolo, prefiriendo la conversación directa y honesta. De verdad era un pana de esos pocos que quedan en la política actual.
La partida de Jorge Urbina Ortega deja un vacío difícil de llenar en la política costarricense. Su legado perdurará, inspirando a futuras generaciones de servidores públicos a trabajar con pasión, integridad y compromiso con la patria. Ahora, diganme, ¿creen que la nueva generación de políticos tiene la capacidad y el compromiso necesarios para continuar con el legado de hombres como Jorge Urbina Ortega, o estamos viendo un declive irreversible en la calidad de nuestros líderes?
