¡Ay, Dios mío, qué va! Parece mentira, pero el dólar se mandó otra, vamos. Este viernes tocó fondo en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex), batiendo récords que ni el Banco Central de Costa Rica creía que íbamos a ver tan pronto. Cerró en ¢492,48 por dólar, dejando atrás el mínimo anterior de ¢492,57 que teníamos guardadito desde el lejano 2008. ¡Imagínate cuánto tiempo pasó! Ya casi nadie recordaba esos tiempos.
La verdad, esto no cayó del cielo. Desde noviembre hemos visto una bajada constante, impulsada por un montón de plata entrando al país – esos flujos de divisas que tanto comentan los economistas – y también por esas cosas típicas de fin de año, cuando el ambiente se pone un poquito más tenso económicamente. Además, el turismo sigue sacando pecho, trayéndonos moras como si fueran chuches, y los exportadores, pues ahí andan haciendo su brete, aportando granos de arena.
En la sesión de ayer, se movieron unos $28 millones en Monex, donde el Banco Central tuvo que meterle mano comprando $6 millones para intentar frenar un poco la caída. Pero vaya, parece que esta vez la corriente era demasiado fuerte. Es como querer tapar el océano con un balde, diay. No digo que esté haciendo mal su trabajo, pero uno siente que le cuesta un quintín mantenerlo controlado.
Si te acuerdas, desde mitad del 2023 estamos viendo cómo el tipo de cambio se desploma, influenciado principalmente por todo ese ingreso de divisas que he mencionado. La economía externa se mantiene relativamente estable y eso da tranquilidad, pero claro, siempre hay factores que pueden cambiar el panorama de un día para otro. Y hablando de factores...
Ahora, con diciembre pegándole a la puerta y la liquidez en dólares creciendo, los expertos dicen que podríamos seguir viendo esta tendencia a la baja en las próximas semanas. Pero ojo, porque no todo es color de rosa; los flujos corporativos (esas transferencias de dinero entre empresas) y las acciones que tome el Banco Central serán clave para determinar qué pasa finalmente. Un movimiento en falso y, ¡zas!, todo puede cambiar.
Muchos se preguntarán, ¿qué significa esto para nosotros, los ciudadanos comunes? Pues, básicamente, que nuestras importaciones se van a encarecer. Aquellos productos que necesitamos traer del extranjero, como tecnología o ciertos alimentos, tendrán un precio más elevado. A la larga, esto se traduce en un impacto en nuestros bolsillos, así que preparen las chanclas para apretar el cinturón. A ver si encontramos alguna buena ganga en el mercado central, porque con estas cositas...
Lo que más preocupa es la incertidumbre. Aunque el panorama actual parezca bueno, siempre existe el riesgo de que cambie repentinamente. La volatilidad económica es como el clima en Costa Rica: puede estar soleado y despejado, y de repente caer una lluvia torrencial. Hay que estar preparados para cualquier eventualidad y confiar en que las autoridades tomarán las medidas necesarias para proteger nuestra economía. Porque, créeme, que nos vamos a ir al traste si no cuidamos esto bien.
Y ahora, dime tú: ¿crees que el Banco Central debería intervenir de manera más agresiva para frenar la caída del dólar, o prefieres que siga esperando a ver cómo evolucionan los acontecimientos? ¿Te sientes tranquilo con esta situación o ya estás pensando en dónde ahorrar más para enfrentar los próximos meses?
La verdad, esto no cayó del cielo. Desde noviembre hemos visto una bajada constante, impulsada por un montón de plata entrando al país – esos flujos de divisas que tanto comentan los economistas – y también por esas cosas típicas de fin de año, cuando el ambiente se pone un poquito más tenso económicamente. Además, el turismo sigue sacando pecho, trayéndonos moras como si fueran chuches, y los exportadores, pues ahí andan haciendo su brete, aportando granos de arena.
En la sesión de ayer, se movieron unos $28 millones en Monex, donde el Banco Central tuvo que meterle mano comprando $6 millones para intentar frenar un poco la caída. Pero vaya, parece que esta vez la corriente era demasiado fuerte. Es como querer tapar el océano con un balde, diay. No digo que esté haciendo mal su trabajo, pero uno siente que le cuesta un quintín mantenerlo controlado.
Si te acuerdas, desde mitad del 2023 estamos viendo cómo el tipo de cambio se desploma, influenciado principalmente por todo ese ingreso de divisas que he mencionado. La economía externa se mantiene relativamente estable y eso da tranquilidad, pero claro, siempre hay factores que pueden cambiar el panorama de un día para otro. Y hablando de factores...
Ahora, con diciembre pegándole a la puerta y la liquidez en dólares creciendo, los expertos dicen que podríamos seguir viendo esta tendencia a la baja en las próximas semanas. Pero ojo, porque no todo es color de rosa; los flujos corporativos (esas transferencias de dinero entre empresas) y las acciones que tome el Banco Central serán clave para determinar qué pasa finalmente. Un movimiento en falso y, ¡zas!, todo puede cambiar.
Muchos se preguntarán, ¿qué significa esto para nosotros, los ciudadanos comunes? Pues, básicamente, que nuestras importaciones se van a encarecer. Aquellos productos que necesitamos traer del extranjero, como tecnología o ciertos alimentos, tendrán un precio más elevado. A la larga, esto se traduce en un impacto en nuestros bolsillos, así que preparen las chanclas para apretar el cinturón. A ver si encontramos alguna buena ganga en el mercado central, porque con estas cositas...
Lo que más preocupa es la incertidumbre. Aunque el panorama actual parezca bueno, siempre existe el riesgo de que cambie repentinamente. La volatilidad económica es como el clima en Costa Rica: puede estar soleado y despejado, y de repente caer una lluvia torrencial. Hay que estar preparados para cualquier eventualidad y confiar en que las autoridades tomarán las medidas necesarias para proteger nuestra economía. Porque, créeme, que nos vamos a ir al traste si no cuidamos esto bien.
Y ahora, dime tú: ¿crees que el Banco Central debería intervenir de manera más agresiva para frenar la caída del dólar, o prefieres que siga esperando a ver cómo evolucionan los acontecimientos? ¿Te sientes tranquilo con esta situación o ya estás pensando en dónde ahorrar más para enfrentar los próximos meses?
