¡Ay, Dios mío! Ya estamos hasta las cachas de tanto agua. La Onda Tropical 35 sigue echándole leña al fuego y el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) nos avisa que no hay respiro a la vista. Parece que este año nos tocó bailar con el diluvio y la cosa no pinta para secarse pronto. Un cambio radical al clima que estábamos esperando para disfrutar del sol, diay.
La combinación de factores –la humedad del Pacífico que parece que nunca se agota, la Zona de Convergencia Intertropical (ZCI) haciendo de las suyas, los suelos ya bien empapados y ahora la Onda Tropical 35 colándose– ha creado una receta perfecta para que llueva a cántaros. Y vaya que está lloviendo, mae. Las cifras del IMN son de pelar: San Mateo acumula 144 milímetros en 24 horas, el Volcán Tenorio casi llega a los 121, y Puntarenas también recibió una buena dosis de 143mm. ¡Qué barbaridad!
Y ni hablar de lo que ha caído hoy. Nosara amaneció con 90 milímetros, y la península de Nicoya, Quepos-Parrita y algunas partes del Valle Central y la Zona Norte también recibieron bastante chaparrón. El IMN advierte que la cosa va a seguir así por lo menos hasta mañana. Esperemos que no se venga abajo nada más, porque la situación ya está tensa. Varios ríos están crecidos y comunidades enteras andan preocupadas. Esto ya está pasando factura, y no solo a los agricultores, sino a todos.
El mapa de saturación de suelos pintado por el IMN tampoco da pie a muchas esperanzas. Prácticamente todo el Pacífico –desde el norte hasta el sur–, gran parte de la Zona Norte y el Valle Central tienen los suelos al tope. ¡Con porcentajes arriba del 95%! Hasta el Caribe, aunque un poco mejor, anda alrededor del 80-90%. Eso significa que basta con unas gotitas para que todo se inunde. Tenemos que estar muy atentos y extremar precauciones, porque la naturaleza está mostrando su fuerza.
Por si fuera poco, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) ha declarado Alerta Naranja para el Pacífico Norte, Central y Sur, así como para la región central y la Zona Norte. Y a la zona Caribe le mantienen una Alerta Amarilla, como diciendo que ahí la cosa también puede complicarse. La CNE llama a la calma, pero ojo, también pide estar preparados: monitorear el tiempo, mantener activos los comités de emergencia y tener listas las unidades operativas. ¡Menos mal que tenemos gente trabajando para cuidarnos!
Pero no todo es preocupación, diay. La adversidad también saca lo mejor de nosotros. Como ejemplo, la rápida respuesta de los equipos de rescate tras el terrible deslizamiento en Piedades Sur de San Ramón, donde lamentablemente perdieron la vida tres personas: dos adultos y una niña de 11 años. Se llevaron un susto tremendo, pero gracias a Dios que otras tres personas pudieron escapar con vida. Así demuestra Costa Rica su corazón solidario y su capacidad de reacción ante las desgracias.
Este panorama nos obliga a reflexionar sobre cómo estamos afectando el medio ambiente y qué medidas podemos tomar para mitigar los efectos del cambio climático. El aumento de las temperaturas globales y los patrones climáticos extremos son una realidad que no podemos ignorar. Necesitamos acciones concretas, desde políticas públicas efectivas hasta cambios en nuestros hábitos individuales. Porque esto no es una moda pasajera, es nuestra forma de vida la que está en juego. Tenemos que empezar a cuidar nuestro planeta antes de que sea demasiado tarde. ¿No creen?
Con tanta lluvia, incertidumbre y alertas, me pregunto: ¿Cuál consideran ustedes que es la medida más efectiva que el gobierno debería implementar urgentemente para proteger a las poblaciones vulnerables frente a estos fenómenos meteorológicos recurrentes y garantizar la seguridad de todos los costarricenses?
La combinación de factores –la humedad del Pacífico que parece que nunca se agota, la Zona de Convergencia Intertropical (ZCI) haciendo de las suyas, los suelos ya bien empapados y ahora la Onda Tropical 35 colándose– ha creado una receta perfecta para que llueva a cántaros. Y vaya que está lloviendo, mae. Las cifras del IMN son de pelar: San Mateo acumula 144 milímetros en 24 horas, el Volcán Tenorio casi llega a los 121, y Puntarenas también recibió una buena dosis de 143mm. ¡Qué barbaridad!
Y ni hablar de lo que ha caído hoy. Nosara amaneció con 90 milímetros, y la península de Nicoya, Quepos-Parrita y algunas partes del Valle Central y la Zona Norte también recibieron bastante chaparrón. El IMN advierte que la cosa va a seguir así por lo menos hasta mañana. Esperemos que no se venga abajo nada más, porque la situación ya está tensa. Varios ríos están crecidos y comunidades enteras andan preocupadas. Esto ya está pasando factura, y no solo a los agricultores, sino a todos.
El mapa de saturación de suelos pintado por el IMN tampoco da pie a muchas esperanzas. Prácticamente todo el Pacífico –desde el norte hasta el sur–, gran parte de la Zona Norte y el Valle Central tienen los suelos al tope. ¡Con porcentajes arriba del 95%! Hasta el Caribe, aunque un poco mejor, anda alrededor del 80-90%. Eso significa que basta con unas gotitas para que todo se inunde. Tenemos que estar muy atentos y extremar precauciones, porque la naturaleza está mostrando su fuerza.
Por si fuera poco, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) ha declarado Alerta Naranja para el Pacífico Norte, Central y Sur, así como para la región central y la Zona Norte. Y a la zona Caribe le mantienen una Alerta Amarilla, como diciendo que ahí la cosa también puede complicarse. La CNE llama a la calma, pero ojo, también pide estar preparados: monitorear el tiempo, mantener activos los comités de emergencia y tener listas las unidades operativas. ¡Menos mal que tenemos gente trabajando para cuidarnos!
Pero no todo es preocupación, diay. La adversidad también saca lo mejor de nosotros. Como ejemplo, la rápida respuesta de los equipos de rescate tras el terrible deslizamiento en Piedades Sur de San Ramón, donde lamentablemente perdieron la vida tres personas: dos adultos y una niña de 11 años. Se llevaron un susto tremendo, pero gracias a Dios que otras tres personas pudieron escapar con vida. Así demuestra Costa Rica su corazón solidario y su capacidad de reacción ante las desgracias.
Este panorama nos obliga a reflexionar sobre cómo estamos afectando el medio ambiente y qué medidas podemos tomar para mitigar los efectos del cambio climático. El aumento de las temperaturas globales y los patrones climáticos extremos son una realidad que no podemos ignorar. Necesitamos acciones concretas, desde políticas públicas efectivas hasta cambios en nuestros hábitos individuales. Porque esto no es una moda pasajera, es nuestra forma de vida la que está en juego. Tenemos que empezar a cuidar nuestro planeta antes de que sea demasiado tarde. ¿No creen?
Con tanta lluvia, incertidumbre y alertas, me pregunto: ¿Cuál consideran ustedes que es la medida más efectiva que el gobierno debería implementar urgentemente para proteger a las poblaciones vulnerables frente a estos fenómenos meteorológicos recurrentes y garantizar la seguridad de todos los costarricenses?