¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con esas sorpresas del gobierno. Resulta que Hacienda va a repartir unos buenos ¢3.600 millones extra en ahorro de impuestos gracias a esos ajustes anuales que hacen con la inflación. Suena lindo, ¿verdad?, pero hay peros que dan ganas de agarrarse la cabeza.
Según nos explican desde la oficina del ministro, esta movida es porque el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) tuvo una caída del -0,38% el año pasado. Eso significa que, técnicamente, las cosas no se pusieron tan caras como pensábamos. Por eso, bajan los tramos exentos, es decir, la parte del salario que no se grava. Lo bueno es que unas 369 mil personas van a ver una rebajita en lo que les descuentan cada mes, lo cual siempre es bienvenido, máxime en estos tiempos donde hasta el pan está regalado... casi.
Pero esperen, que todavía hay más. La Ley 10.667, esa que subió el mínimo exento en dos millones de colones, también juega un papel importante. Ahora, muchos contribuyentes, especialmente los que trabajan como freelance o por cuenta propia, podrían dejar de pagarle al Estado. ¡Y eso sí que da que pensar! Imagínense, gente que antes sudaba la gota gorda para declarar ahora quedándose con la plata en el bolsillo. No sé ustedes, pero a mí me suena a que algo raro está pasando, ¿no creen?
Juan Carlos Brenes, el director general de Hacienda, se defiende diciendo que esto es normal, que simplemente están ajustando la planilla a la realidad económica del país. Dice que esperan una disminución en la recaudación de cerca de ¢7.200 millones entre personas con actividades lucrativas. ¡Una cifra considerable, diay!
Para los asalariados, el tramo exento se redujo a ¢918 mil, así que ahí sí sentirán un alivio en el pago de impuestos. Pero para los que trabajamos por nuestra cuenta, la cosa cambia un poco. Si ganamos más de ¢6,24 millones al año, después de restar los gastos de nuestro negocio, tendremos que empezar a declararle al tío Sam. Así que, depende de cuánto ‘chuleta’ le hagamos al brete, pues…
Lo que más preocupa es este impacto negativo en la recaudación total del país. Aunque puedan decirnos que la economía está creciendo, esos huecos en las arcas públicas pueden traer consecuencias a futuro. Menos plata para educación, salud, infraestructura… ya saben cómo va la cosa. Con tanta promesa electoral y plan a tres años, luego no hay pa' pagar los compromisos, y ahí nos toca apretarnos el cinturón a todos.
Ahora, analizando fríamente la situación, parece que Hacienda está tratando de poner parches a un problema más grande. Quizás deban revisar a fondo el sistema tributario, hacerlo más justo y equitativo, para que todos paguemos lo que nos corresponde sin que afecte tanto a los emprendedores. Porque al final del día, son ellos los que generan empleo y dinamizan la economía, ¿entienden?
En fin, la cosa pinta complicada, aunque con destellos de esperanza. Al final, lo único que podemos hacer es estar atentos y exigir transparencia a nuestros gobernantes. ¡Y ahora díganme, mis queridos foristas!, ¿creen que estas medidas fiscales realmente beneficiarán a la mayoría de los costarricenses o estamos ante otro 'jaladitas' del gobierno?
Según nos explican desde la oficina del ministro, esta movida es porque el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) tuvo una caída del -0,38% el año pasado. Eso significa que, técnicamente, las cosas no se pusieron tan caras como pensábamos. Por eso, bajan los tramos exentos, es decir, la parte del salario que no se grava. Lo bueno es que unas 369 mil personas van a ver una rebajita en lo que les descuentan cada mes, lo cual siempre es bienvenido, máxime en estos tiempos donde hasta el pan está regalado... casi.
Pero esperen, que todavía hay más. La Ley 10.667, esa que subió el mínimo exento en dos millones de colones, también juega un papel importante. Ahora, muchos contribuyentes, especialmente los que trabajan como freelance o por cuenta propia, podrían dejar de pagarle al Estado. ¡Y eso sí que da que pensar! Imagínense, gente que antes sudaba la gota gorda para declarar ahora quedándose con la plata en el bolsillo. No sé ustedes, pero a mí me suena a que algo raro está pasando, ¿no creen?
Juan Carlos Brenes, el director general de Hacienda, se defiende diciendo que esto es normal, que simplemente están ajustando la planilla a la realidad económica del país. Dice que esperan una disminución en la recaudación de cerca de ¢7.200 millones entre personas con actividades lucrativas. ¡Una cifra considerable, diay!
Para los asalariados, el tramo exento se redujo a ¢918 mil, así que ahí sí sentirán un alivio en el pago de impuestos. Pero para los que trabajamos por nuestra cuenta, la cosa cambia un poco. Si ganamos más de ¢6,24 millones al año, después de restar los gastos de nuestro negocio, tendremos que empezar a declararle al tío Sam. Así que, depende de cuánto ‘chuleta’ le hagamos al brete, pues…
Lo que más preocupa es este impacto negativo en la recaudación total del país. Aunque puedan decirnos que la economía está creciendo, esos huecos en las arcas públicas pueden traer consecuencias a futuro. Menos plata para educación, salud, infraestructura… ya saben cómo va la cosa. Con tanta promesa electoral y plan a tres años, luego no hay pa' pagar los compromisos, y ahí nos toca apretarnos el cinturón a todos.
Ahora, analizando fríamente la situación, parece que Hacienda está tratando de poner parches a un problema más grande. Quizás deban revisar a fondo el sistema tributario, hacerlo más justo y equitativo, para que todos paguemos lo que nos corresponde sin que afecte tanto a los emprendedores. Porque al final del día, son ellos los que generan empleo y dinamizan la economía, ¿entienden?
En fin, la cosa pinta complicada, aunque con destellos de esperanza. Al final, lo único que podemos hacer es estar atentos y exigir transparencia a nuestros gobernantes. ¡Y ahora díganme, mis queridos foristas!, ¿creen que estas medidas fiscales realmente beneficiarán a la mayoría de los costarricenses o estamos ante otro 'jaladitas' del gobierno?