¡Ay, Dios mío! Ya estamos en diciembre y todos andamos con la mosca atrás de la oreja pensando en cómo va a salir el presupuesto este mes. Entre las posadas, cenas familiares y los regalos pa’ los chamaquitos, el bolsillo se pone ’ta duro, ¿verdad? Pero tranquilos, que este año podemos tomarle la lección a esos que se van de tigre y terminan llorando en enero.
La verdad es que el fin de año es un brete para el manejo del dinero. Nos agarra la emoción, nos da por premiarnos por todo el esfuerzo del año y la presión social juega un papelón. ¡Y pum!, ahí vamos gastando como si no hubiera mañana. Según Coopenae–Wink, las emociones son las que realmente mandan en estas fechas. Nostalgia, culpa, ganas de pertenecer… todo conspira para que agarremos la tarjeta de crédito y empecemos a llenarla.
Es que a veces, mae, confundimos “celebración” con “despilfarro”. Queremos demostrarle al mundo que somos felices y exitosos, pero acabamos ahogándonos en deudas. Buscamos paliativos rápidos, reemplazamos abrazos y buenos momentos con compras innecesarias. ¡Qué pena ajena cuando te das cuenta que te has jalado una torta comprando cosas que ni usaste!
Pero no todo está perdido, ¡claro que no! Cindy Rivera, la gerente de Inclusión Financiera de Coopenae–Wink, nos dice que lo primero es ponerle atención a lo que sentimos antes de sacar la cartera. Preguntémonos: ¿Realmente necesito esto? ¿Lo puedo pagar? ¿O simplemente estoy tratando de llenar un vacío?
Aquí les dejo unos consejitos pa’ que no se nos vaya el avión: Primero, identifiquen esa emoción antes de comprar. Segundo, apliquen la regla de las 24 horas – si no están seguros, déjenlo enfriar un día. Tercero, pónganse un presupuesto emocional, pa’ tener claro cuánto pueden gastar sin meterse en líos. Cuarto, anoten todos sus gastos, incluso los chiquitos, así ven dónde se les escapa el dinero. Quinto, bájale al scrolling en las redes sociales, porque esas promociones son pa’ tentarles. Sexto, busquen experiencias bonitas en lugar de acumular cositas que terminan guardadas. Y séptimo, ¡piensen en enero! No anden gastando como si fuera a llover billetes.
Y ojo con las señales de alerta, ¿eh? Compras repetitivas sin sentido, usar la tarjeta de crédito como si fuera agua, esconder gastos a la pareja… Todo eso es motivo de preocupación. Cuando el alivio es fugaz y la preocupación se queda contigo, es hora de darle marcha atrás y replantearse la jugada. El problema no es gastar, amigos, sino hacerlo sin cabeza, dejándose llevar por la emoción y olvidándose de las responsabilidades.
Muchos dicen que el ‘aguinaldo’ es pa’ disfrutarlo, y tienen razón. Pero disfrutar no significa desangrarse económicamente. Se trata de encontrar un equilibrio, de celebrar con alegría pero sin comprometer nuestro futuro financiero. Piensen en esas vacaciones que quieren hacer el próximo año, en la cuota del carro o en la educación de sus hijos. ¡No hay que irse al traste por unas mariconeras de compras!
Entonces, dime tú, ¿qué estrategia vas a usar este diciembre para mantener el control de tus finanzas y evitar arrepentimientos en enero? ¡Compártelo en el foro, queremos saber cómo vas a enfrentar este desafío!
La verdad es que el fin de año es un brete para el manejo del dinero. Nos agarra la emoción, nos da por premiarnos por todo el esfuerzo del año y la presión social juega un papelón. ¡Y pum!, ahí vamos gastando como si no hubiera mañana. Según Coopenae–Wink, las emociones son las que realmente mandan en estas fechas. Nostalgia, culpa, ganas de pertenecer… todo conspira para que agarremos la tarjeta de crédito y empecemos a llenarla.
Es que a veces, mae, confundimos “celebración” con “despilfarro”. Queremos demostrarle al mundo que somos felices y exitosos, pero acabamos ahogándonos en deudas. Buscamos paliativos rápidos, reemplazamos abrazos y buenos momentos con compras innecesarias. ¡Qué pena ajena cuando te das cuenta que te has jalado una torta comprando cosas que ni usaste!
Pero no todo está perdido, ¡claro que no! Cindy Rivera, la gerente de Inclusión Financiera de Coopenae–Wink, nos dice que lo primero es ponerle atención a lo que sentimos antes de sacar la cartera. Preguntémonos: ¿Realmente necesito esto? ¿Lo puedo pagar? ¿O simplemente estoy tratando de llenar un vacío?
Aquí les dejo unos consejitos pa’ que no se nos vaya el avión: Primero, identifiquen esa emoción antes de comprar. Segundo, apliquen la regla de las 24 horas – si no están seguros, déjenlo enfriar un día. Tercero, pónganse un presupuesto emocional, pa’ tener claro cuánto pueden gastar sin meterse en líos. Cuarto, anoten todos sus gastos, incluso los chiquitos, así ven dónde se les escapa el dinero. Quinto, bájale al scrolling en las redes sociales, porque esas promociones son pa’ tentarles. Sexto, busquen experiencias bonitas en lugar de acumular cositas que terminan guardadas. Y séptimo, ¡piensen en enero! No anden gastando como si fuera a llover billetes.
Y ojo con las señales de alerta, ¿eh? Compras repetitivas sin sentido, usar la tarjeta de crédito como si fuera agua, esconder gastos a la pareja… Todo eso es motivo de preocupación. Cuando el alivio es fugaz y la preocupación se queda contigo, es hora de darle marcha atrás y replantearse la jugada. El problema no es gastar, amigos, sino hacerlo sin cabeza, dejándose llevar por la emoción y olvidándose de las responsabilidades.
Muchos dicen que el ‘aguinaldo’ es pa’ disfrutarlo, y tienen razón. Pero disfrutar no significa desangrarse económicamente. Se trata de encontrar un equilibrio, de celebrar con alegría pero sin comprometer nuestro futuro financiero. Piensen en esas vacaciones que quieren hacer el próximo año, en la cuota del carro o en la educación de sus hijos. ¡No hay que irse al traste por unas mariconeras de compras!
Entonces, dime tú, ¿qué estrategia vas a usar este diciembre para mantener el control de tus finanzas y evitar arrepentimientos en enero? ¡Compártelo en el foro, queremos saber cómo vas a enfrentar este desafío!