¡Duro, pura vida! Resulta que anoche, pasaditas las ocho y media, una casita en La Carpio tuvo un buen meneo con unos lechazos de humo. Un principio de incendio, dicen los bomberos, provocado por la pólvora. Imagínate el susto que se llevaron los vecinos, ¡fue un agarrón general!
Según el reporte oficial del Benemérito Cuerpo de Bomberos, la emergencia se presentó en una vivienda de dos pisos, justo en medio del ambiente festivo de diciembre. Menos mal que no fue peor, porque andábamos todos tiesitos pensando en la cena de Navidad. Ese barrio siempre anda movido, entre chinchorros y reuniones familiares, así que ya te puedes imaginar el jaleo.
Pero bueno, aquí hay que darle crédito a la gente del barrio, porque reaccionaron rápido. Antes de llegar los profesionales, los mismos vecinos lograron controlar el fuego con baldes de agua y lo que encontraran a mano. ¡Eso sí que es espíritu vecinal! Un verdadero quiteño siempre está presto a echarle una mano al compañero. Se fajaron como verdaderos guerreros, diay, qué orgullo.
Al final, el daño no fue tan grande, gracias a Dios. Según los bomberos, solo quemaron aproximadamente dos metros cuadrados de una pared. Un chiquitazo, considerando el potencial del asunto. Afortunadamente, nadie resultó herido, ni siquiera un resfriado, ¡y eso es lo más importante!
Ahora, claro, esto nos pone a reflexionar sobre los cuidados que debemos tener durante estas fechas. Con toda la pólvora y los petardos que usamos, uno nunca sabe cuándo puede pasar algo así. El cuerpo de bombero ha hecho un llamado a la población para que tengan precaución, y yo creo que es bien sensato. Mejor prevenir que lamentar, ¿no?
Y hablando de precauciones, me acuerdo de aquel vecino que se jaló una torta tratando de hacer fuegos artificiales en su patio... ¡casi prende toda la cuadra! Por suerte, sus hijos lo alcanzaron a tiempo y apagaron el brete. Desde entonces, él no se acerca a una chispa, ¡ni aunque le paguen!
Este incidente nos recuerda que la alegría navideña no debe opacar nuestra responsabilidad y cuidado. Celebrar es bueno, pero hacerlo con seguridad es aún mejor. No queremos convertir nuestras fiestas en un espectáculo de terror, sino en momentos felices y memorables para compartir con nuestros seres queridos. Que les quede claro, maes, ¡la seguridad primero!
En fin, parece que esta vez nos salvamos raspando, pero la experiencia nos deja una gran enseñanza. Ahora me pregunto: ¿Crees que deberíamos poner regulaciones más estrictas sobre el uso de pólvora en zonas residenciales, o prefieres que cada quien se preocupe por su propia seguridad? Déjanos tus opiniones en el foro, ¡queremos saber qué piensas tú también!
Según el reporte oficial del Benemérito Cuerpo de Bomberos, la emergencia se presentó en una vivienda de dos pisos, justo en medio del ambiente festivo de diciembre. Menos mal que no fue peor, porque andábamos todos tiesitos pensando en la cena de Navidad. Ese barrio siempre anda movido, entre chinchorros y reuniones familiares, así que ya te puedes imaginar el jaleo.
Pero bueno, aquí hay que darle crédito a la gente del barrio, porque reaccionaron rápido. Antes de llegar los profesionales, los mismos vecinos lograron controlar el fuego con baldes de agua y lo que encontraran a mano. ¡Eso sí que es espíritu vecinal! Un verdadero quiteño siempre está presto a echarle una mano al compañero. Se fajaron como verdaderos guerreros, diay, qué orgullo.
Al final, el daño no fue tan grande, gracias a Dios. Según los bomberos, solo quemaron aproximadamente dos metros cuadrados de una pared. Un chiquitazo, considerando el potencial del asunto. Afortunadamente, nadie resultó herido, ni siquiera un resfriado, ¡y eso es lo más importante!
Ahora, claro, esto nos pone a reflexionar sobre los cuidados que debemos tener durante estas fechas. Con toda la pólvora y los petardos que usamos, uno nunca sabe cuándo puede pasar algo así. El cuerpo de bombero ha hecho un llamado a la población para que tengan precaución, y yo creo que es bien sensato. Mejor prevenir que lamentar, ¿no?
Y hablando de precauciones, me acuerdo de aquel vecino que se jaló una torta tratando de hacer fuegos artificiales en su patio... ¡casi prende toda la cuadra! Por suerte, sus hijos lo alcanzaron a tiempo y apagaron el brete. Desde entonces, él no se acerca a una chispa, ¡ni aunque le paguen!
Este incidente nos recuerda que la alegría navideña no debe opacar nuestra responsabilidad y cuidado. Celebrar es bueno, pero hacerlo con seguridad es aún mejor. No queremos convertir nuestras fiestas en un espectáculo de terror, sino en momentos felices y memorables para compartir con nuestros seres queridos. Que les quede claro, maes, ¡la seguridad primero!
En fin, parece que esta vez nos salvamos raspando, pero la experiencia nos deja una gran enseñanza. Ahora me pregunto: ¿Crees que deberíamos poner regulaciones más estrictas sobre el uso de pólvora en zonas residenciales, o prefieres que cada quien se preocupe por su propia seguridad? Déjanos tus opiniones en el foro, ¡queremos saber qué piensas tú también!
