¡Ay, pata! Resulta que los costarricenses estamos más tranquilos que perezosos con la inteligencia artificial (IA), según un estudio reciente. Parece que nos gusta cachar la vaina, pero a la vez le tenemos miedo a que nos quite el brete o nos haga quedar feisísimos. La investigación, hecha por el Idespo y la U., revela que la mayoría de nosotros cree firmemente que la IA necesita reglas claras, pero la confianza… ¡esa anda bastante bajita!
El estudio sacó a relucir datos interesantes. Descubrieron cómo usamos internet, nuestras costumbres con la ciencia y la tecnología, qué pensamos de todo eso, y claro, cómo nos va con la IA. Y vaya sorpresa, ¡muchos ni siquiera saben que ya la están utilizando! Aunque digan que no, esos algoritmos andan metidos en nuestras vidas más de lo que creemos. Estamos hablando de casi el 60% que dice nunca haber tocado una aplicación basada en IA, pero ojo, porque la gran mayoría (87%) quiere que alguien agarre el control y le ponga candado.
Lo curioso es que la preocupación es generalizada, desde los cabezones de más de 50 hasta las muchachas jóvenes entre 26 y 35. Todos opinan lo mismo: “Esto necesita supervisión”. No quieren que la IA se les vaya de las manos y termine haciendo de las suyas. Pero el nivel de confianza… bueno, ahí hay un choque de opiniones. Un cuarto de la gente se queda en medio, indecisa. Hay algunos que no le creen nada a la IA (17.7%), y otros pocos que le tienen toda la fe del mundo (5.25%). ¡Imaginen la conversación en la familia!
Pero si ya estamos usando la IA, ¿para qué? Pues principalmente para tener asistentes virtuales y chatbots, esos que te responden preguntas y te ayudan a buscar cosas en internet. Eso lo hace más de ocho de cada diez personas que interactúan con estos sistemas. Después viene el uso de apps específicas, plataformas de comunicación y, sorpresa, algunas personas hasta usan la IA para pensar y crear textos. ¡Eso sí es llevar la tecnología al extremo!
El informe también plantea que quizás muchos de los que piden regulación confían en que los mismos creadores de la IA van a hacerse responsables y se auto regularán. ¡Qué buen criterio! Esperemos que tengan razón, porque meterle mano al asunto es un proceso complicado. Se necesitan más estudios para saber bien qué motiva a unas personas a querer controlarla y a otras a darle carta blanca. La verdad, es un tema que da para charlar largo y tendido.
Y hablando de confianza, fíjate que el estudio encontró que la gente está más escéptica que optimista con la IA. Casi el 21% no le tiene fe, otro 11.6% tiene poca confianza, y un 34.5% apenas la considera moderada. El lado positivo es que el 24.6% tiene mucha confianza, y un pequeño grupo (8.7%) le tiene fe ciega. Parece que todavía necesitamos verla funcionar bien para convencernos de que no es una torta.
Este panorama nos deja pensando: ¿Estamos siendo precavidos o estamos perdiendo oportunidades? La IA tiene mucho potencial para mejorar nuestras vidas, desde la educación hasta la salud, pasando por el transporte. Pero también tiene riesgos, como la pérdida de empleos y la manipulación de información. ¡Es un arma de doble filo, mae! Necesitamos encontrar el equilibrio justo entre aprovechar sus beneficios y proteger nuestros derechos y libertades.
Así que dime, ¿tú qué piensas? Con tanta tecnología avanzando a pasos agigantados, ¿crees que debemos frenar un poquito la marcha o confiar en que la IA nos traerá más ventajas que desventajas? ¡Déjanos tus comentarios y vamos a armar un buen debate sobre este tema que nos afecta a todos!
El estudio sacó a relucir datos interesantes. Descubrieron cómo usamos internet, nuestras costumbres con la ciencia y la tecnología, qué pensamos de todo eso, y claro, cómo nos va con la IA. Y vaya sorpresa, ¡muchos ni siquiera saben que ya la están utilizando! Aunque digan que no, esos algoritmos andan metidos en nuestras vidas más de lo que creemos. Estamos hablando de casi el 60% que dice nunca haber tocado una aplicación basada en IA, pero ojo, porque la gran mayoría (87%) quiere que alguien agarre el control y le ponga candado.
Lo curioso es que la preocupación es generalizada, desde los cabezones de más de 50 hasta las muchachas jóvenes entre 26 y 35. Todos opinan lo mismo: “Esto necesita supervisión”. No quieren que la IA se les vaya de las manos y termine haciendo de las suyas. Pero el nivel de confianza… bueno, ahí hay un choque de opiniones. Un cuarto de la gente se queda en medio, indecisa. Hay algunos que no le creen nada a la IA (17.7%), y otros pocos que le tienen toda la fe del mundo (5.25%). ¡Imaginen la conversación en la familia!
Pero si ya estamos usando la IA, ¿para qué? Pues principalmente para tener asistentes virtuales y chatbots, esos que te responden preguntas y te ayudan a buscar cosas en internet. Eso lo hace más de ocho de cada diez personas que interactúan con estos sistemas. Después viene el uso de apps específicas, plataformas de comunicación y, sorpresa, algunas personas hasta usan la IA para pensar y crear textos. ¡Eso sí es llevar la tecnología al extremo!
El informe también plantea que quizás muchos de los que piden regulación confían en que los mismos creadores de la IA van a hacerse responsables y se auto regularán. ¡Qué buen criterio! Esperemos que tengan razón, porque meterle mano al asunto es un proceso complicado. Se necesitan más estudios para saber bien qué motiva a unas personas a querer controlarla y a otras a darle carta blanca. La verdad, es un tema que da para charlar largo y tendido.
Y hablando de confianza, fíjate que el estudio encontró que la gente está más escéptica que optimista con la IA. Casi el 21% no le tiene fe, otro 11.6% tiene poca confianza, y un 34.5% apenas la considera moderada. El lado positivo es que el 24.6% tiene mucha confianza, y un pequeño grupo (8.7%) le tiene fe ciega. Parece que todavía necesitamos verla funcionar bien para convencernos de que no es una torta.
Este panorama nos deja pensando: ¿Estamos siendo precavidos o estamos perdiendo oportunidades? La IA tiene mucho potencial para mejorar nuestras vidas, desde la educación hasta la salud, pasando por el transporte. Pero también tiene riesgos, como la pérdida de empleos y la manipulación de información. ¡Es un arma de doble filo, mae! Necesitamos encontrar el equilibrio justo entre aprovechar sus beneficios y proteger nuestros derechos y libertades.
Así que dime, ¿tú qué piensas? Con tanta tecnología avanzando a pasos agigantados, ¿crees que debemos frenar un poquito la marcha o confiar en que la IA nos traerá más ventajas que desventajas? ¡Déjanos tus comentarios y vamos a armar un buen debate sobre este tema que nos afecta a todos!