¡Ay, Dios mío, qué bronca! Resulta que andamos con un problemón serio en el Hospital México, pa’ ponerle pausa. Parece que hubo un descuido, o peor aún, una falta de ética tremenda, porque ahora resulta que faltan 21.000 dosis de fentanilo y otras cositas controladas, ¿se imaginan eso? ¡Un brete!
Todo empezó con una nota de CR Hoy que encendió todas las alarmas. El Ministerio de Salud mandó parar la máquina al Hospital México luego de encontrar incongruencias bien gordas en el inventario de medicamentos. Según parece, tienen un sistema que anda medio pachucho, el nuevo ERP-SAP de la CCSS, y ahí es donde las cosas empezaron a irse al traste.
Mauricio Boraschi, el fiscal que anda investigando esto, ya conformó un equipo de trabajo con el OIJ para meterle lupa al asunto. Él mismo dijo que les preocupa muchísimo lo que está pasando y que van a hacer una revisión exhaustiva, desde revisar la documentación hasta, sí señor, ¡hacer un inventario físico! Porque claro, con números en la computadora no se arreglan las cosas, hay que contarla en carne y hueso, ¿me entienden?
Boraschi también sacó a relucir que el Ministerio de Salud y la CCSS debieron haber avisado al OIJ y a la Fiscalía de inmediato, especialmente porque ya hay investigaciones abiertas por la distribución de fentanilo en nuestro país. Esto huele a podrido, mi gente, y la verdad es que nadie quiere que esas pastillas terminen en manos equivocadas. Ya saben cómo está la cosa, los chavales sufriendo y todo por culpa de unos cuantos mañosos.
Y ni hablar de la ley, ¡ay, la ley! Según Boraschi, los farmacéuticos, veterinarios y regentes técnicos profesionales están obligados a llevar un registro detallado de esos productos. Si no lo hacen, ¡se meten en un lío bien grande! La ley es clara: hay que saber dónde va cada medicamento, quién lo recibe y cómo se utiliza. No podemos andar jugando con esto, muchachos.
Ahora, la cosa se pone más seria. Además del fentanilo, también falta morfina, ¡1.100 unidades! Eso sí es una carga, mis amigos. Según la orden sanitaria, existe una “deficiencia en el control, manejo, almacenamiento y despacho de psicotrópicos y estupefacientes que puede afectar el acceso de los pacientes a estos medicamentos”. ¡Eso es preocupante a morir!
Pero bueno, la esperanza es lo último que se pierde. El OIJ ya está moviéndose y espera poder aclarar rápidamente qué pasó con esos medicamentos. Van a revisar todo, desde cómo funciona el sistema, hasta cuántas dosis se enviaron al hospital, cuántas se recibieron y cuántas se utilizaron. Un inventario físico completo, dicho por ellos, para salir de este embrollo. ¡Que rápido aclaren la vara!
Así que, dime tú, ¿qué te parece toda esta situación? ¿Crees que la implementación del nuevo sistema ERP-SAP de la CCSS está poniendo en riesgo la seguridad de nuestros medicamentos y la salud de la población? ¿Deberían echar a alguien por esta negligencia o simplemente mejorar los controles?
Todo empezó con una nota de CR Hoy que encendió todas las alarmas. El Ministerio de Salud mandó parar la máquina al Hospital México luego de encontrar incongruencias bien gordas en el inventario de medicamentos. Según parece, tienen un sistema que anda medio pachucho, el nuevo ERP-SAP de la CCSS, y ahí es donde las cosas empezaron a irse al traste.
Mauricio Boraschi, el fiscal que anda investigando esto, ya conformó un equipo de trabajo con el OIJ para meterle lupa al asunto. Él mismo dijo que les preocupa muchísimo lo que está pasando y que van a hacer una revisión exhaustiva, desde revisar la documentación hasta, sí señor, ¡hacer un inventario físico! Porque claro, con números en la computadora no se arreglan las cosas, hay que contarla en carne y hueso, ¿me entienden?
Boraschi también sacó a relucir que el Ministerio de Salud y la CCSS debieron haber avisado al OIJ y a la Fiscalía de inmediato, especialmente porque ya hay investigaciones abiertas por la distribución de fentanilo en nuestro país. Esto huele a podrido, mi gente, y la verdad es que nadie quiere que esas pastillas terminen en manos equivocadas. Ya saben cómo está la cosa, los chavales sufriendo y todo por culpa de unos cuantos mañosos.
Y ni hablar de la ley, ¡ay, la ley! Según Boraschi, los farmacéuticos, veterinarios y regentes técnicos profesionales están obligados a llevar un registro detallado de esos productos. Si no lo hacen, ¡se meten en un lío bien grande! La ley es clara: hay que saber dónde va cada medicamento, quién lo recibe y cómo se utiliza. No podemos andar jugando con esto, muchachos.
Ahora, la cosa se pone más seria. Además del fentanilo, también falta morfina, ¡1.100 unidades! Eso sí es una carga, mis amigos. Según la orden sanitaria, existe una “deficiencia en el control, manejo, almacenamiento y despacho de psicotrópicos y estupefacientes que puede afectar el acceso de los pacientes a estos medicamentos”. ¡Eso es preocupante a morir!
Pero bueno, la esperanza es lo último que se pierde. El OIJ ya está moviéndose y espera poder aclarar rápidamente qué pasó con esos medicamentos. Van a revisar todo, desde cómo funciona el sistema, hasta cuántas dosis se enviaron al hospital, cuántas se recibieron y cuántas se utilizaron. Un inventario físico completo, dicho por ellos, para salir de este embrollo. ¡Que rápido aclaren la vara!
Así que, dime tú, ¿qué te parece toda esta situación? ¿Crees que la implementación del nuevo sistema ERP-SAP de la CCSS está poniendo en riesgo la seguridad de nuestros medicamentos y la salud de la población? ¿Deberían echar a alguien por esta negligencia o simplemente mejorar los controles?
