¡Patata! La ARESEP, con su rollo de siempre, anda echándonos arena a los ojos con este tema de los combustibles. Resulta que, según sus cálculos preliminares – que, vamos, casi nunca cambian –, el diésel se prepara para subir unos 9 colones por litro en noviembre. ¿Y qué significa eso? Pues que nuestro bolsillo ya sabe: directo pa' abajo.
Esta movida, que ellos la llaman “procedimiento rutinario”, viene basada en esas cositas que nadie entiende bien: precios internacionales del petróleo, tipo de cambio, costos de importación… Todo un brete para justificar que nos tengan que apretar más. Como si no estuviéramos aguantando bastante ya, diay.
La verdad, este alza del diésel es como darle un golpe certero a la economía nacional. El diésel mueve literalmente todo aquí: transporta la comida que llega a nuestros mercados, alimenta la maquinaria agrícola que produce nuestros alimentos, impulsa la industria... ¡Es el motor del país, mae! Y ahora quieren estrangularlo poquito a poco.
Dicen que todavía hay tiempo para cambiar la cosa, porque esto está en fase de revisión técnica y, si hace falta, harán una audiencia pública. Pero, siendo honestos, ¿cuándo la ARESEP ha cambiado de opinión realmente? Uno ya medio espera lo peor, créeme. Ese bicho del aumento está rondando por ahí y parece que quiere quedarse.
Pero la bronca no es solamente que tengamos que pagar más en la gasolinera. Si sube el diésel, suben los precios de todo. El pan, la verdura, el arroz... ¡Todo! Porque el transporte cuesta más caro, y ese costo se lo pasan al consumidor final, claro. Es como un círculo vicioso que nos tiene atrapados, sin salida aparente.
Y ni hablar de los pequeños negocios, que ya andan a duras penas. Una gasolinera, un restaurante, una ferretería… Todos dependen del diésel para funcionar. Si les aumentan los costos, van a tener que subir los precios o, peor aún, cerrar las puertas. ¿Queremos eso? ¡Para nada!
Ahora bien, no todo está perdido. Hay que exigirle a la ARESEP que haga bien su trabajo, que revise esos números con lupa y que considere el impacto que esto tendrá en la vida de todos los costarricenses. No podemos seguir permitiendo que nos toquen la billetera así como así. Tenemos derecho a vivir dignamente, sin que nos estén sacando hasta el último chícharo.
Entonces, dime tú, ¿qué opinas de esta jugada de la ARESEP? ¿Crees que deberían reconsiderar el alza del diésel o estamos condenados a apretarnos el cinturón otro mes más? ¡Déjame tu comentario y cuéntame qué piensas, compa!
Esta movida, que ellos la llaman “procedimiento rutinario”, viene basada en esas cositas que nadie entiende bien: precios internacionales del petróleo, tipo de cambio, costos de importación… Todo un brete para justificar que nos tengan que apretar más. Como si no estuviéramos aguantando bastante ya, diay.
La verdad, este alza del diésel es como darle un golpe certero a la economía nacional. El diésel mueve literalmente todo aquí: transporta la comida que llega a nuestros mercados, alimenta la maquinaria agrícola que produce nuestros alimentos, impulsa la industria... ¡Es el motor del país, mae! Y ahora quieren estrangularlo poquito a poco.
Dicen que todavía hay tiempo para cambiar la cosa, porque esto está en fase de revisión técnica y, si hace falta, harán una audiencia pública. Pero, siendo honestos, ¿cuándo la ARESEP ha cambiado de opinión realmente? Uno ya medio espera lo peor, créeme. Ese bicho del aumento está rondando por ahí y parece que quiere quedarse.
Pero la bronca no es solamente que tengamos que pagar más en la gasolinera. Si sube el diésel, suben los precios de todo. El pan, la verdura, el arroz... ¡Todo! Porque el transporte cuesta más caro, y ese costo se lo pasan al consumidor final, claro. Es como un círculo vicioso que nos tiene atrapados, sin salida aparente.
Y ni hablar de los pequeños negocios, que ya andan a duras penas. Una gasolinera, un restaurante, una ferretería… Todos dependen del diésel para funcionar. Si les aumentan los costos, van a tener que subir los precios o, peor aún, cerrar las puertas. ¿Queremos eso? ¡Para nada!
Ahora bien, no todo está perdido. Hay que exigirle a la ARESEP que haga bien su trabajo, que revise esos números con lupa y que considere el impacto que esto tendrá en la vida de todos los costarricenses. No podemos seguir permitiendo que nos toquen la billetera así como así. Tenemos derecho a vivir dignamente, sin que nos estén sacando hasta el último chícharo.
Entonces, dime tú, ¿qué opinas de esta jugada de la ARESEP? ¿Crees que deberían reconsiderar el alza del diésel o estamos condenados a apretarnos el cinturón otro mes más? ¡Déjame tu comentario y cuéntame qué piensas, compa!