Bueno, pues resulta que anduvimos todos esperando que la COP30 en Belém fuera el salvavidas para el planeta, ¿saben? Que iban a ponerle candado a los combustibles fósiles, a decir basta ya con tanto daño, y qué pasó... ¡nada! Pues casi nada, diay. Quedó más plana que torta podrida, pa' que nos quede claro.
Después de dos semanitas de andar discutiendo, peleando, y tomando café bien cargao', la ONU apenas sacó un comunicado medio tibio donde dicen que vamos a actuar “voluntariamente” contra el cambio climático. ¡Voluntariamente! Como si eso fuera suficiente cuando el hielo de Groenlandia se está derritiendo más rápido que un helado en verano. Unos 80 países, incluyendo a Colombia, Francia y España, estaban empujando porque pusieran una hoja de ruta clara para dejar atrás el gas, el petróleo y el carbón, pero no se pudo.
Wopke Hoekstra, el comisario europeo para el Clima, salió con cara de pocos amigos diciendo que le habría gustado ver mucha más ambición. Francia tampoco quedó contenta, dijeron que el acuerdo era “plano”, como si lo hubieran hecho con una plancha vieja. Presidente Lula, que es bueno defendiendo sus cosas, intentó darle una vuelta a la cosa, dijo que la ciencia había ganado y que el multilateralismo sigue vivo, aunque algunos se preguntan si realmente la ciencia se escuchó con claridad en esas reuniones.
Lo cierto es que el Brasil de Lula, que venía con toda la intención de demostrar que el multilateralismo no estaba muerto, propuso una “hoja de ruta” para abandonar las energías fósiles. Esto encendió las alarmas entre varios países, como Colombia, Francia, España, Holanda y Kenia, que ya sabían que iba a ser complicado llegar a un acuerdo así. Recordemos lo que pasó en Dubái el año pasado, en la COP28, cuando lograron, con mucho esfuerzo, un acuerdo para reducir gradualmente los combustibles fósiles. Pero parece que esta vez los países productores simplemente pusieron el freno de mano y ni se inmutaron.
Monique Barbut, la ministra francesa de Transición Ecológica, no se anduvo con rodeos y dijo que los principales bloqueadores eran los países productores de petróleo: Rusia, India, Arabia Saudita… y otros países emergentes que prefirieron proteger sus intereses económicos a cuidar el futuro del planeta. En estas cumbres, todo funciona por consenso, o sea, si un país pone el pie en la puerta, el acuerdo se va al traste. Cada quien tiene un veto, diay. Así es el juego político mundial.
Según expertos, esta COP dejó en claro que el primer objetivo del Acuerdo de París, que era mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados Celsius, es prácticamente imposible de alcanzar. El planeta ya está cerca de ese límite, y los últimos once años han sido los once más calurosos que se hayan registrado en la Tierra. Parece que estamos condenados a vivir en un horno gigante, a menos que hagamos cambios drásticos y ya, pero eso ya es otra vara.
Aunque la COP haya quedado flojita en cuanto a los compromisos reales, hubo cosas positivas. Brasil sí cumplió su promesa de hacer una COP de los pueblos, con decenas de miles de personas protestando pacíficamente en las calles de Belém. También se le dio voz a los pueblos indígenas, que incluso tuvieron que enfrentarse a los guardias de seguridad para poder entrar y ser escuchados. Esa imagen de los indígenas luchando por su tierra y por su futuro dio la vuelta al mundo y puso a muchos a reflexionar sobre quiénes son los verdaderos dueños de la Amazonía.
Además, hubo un pequeño incendio en la zona de pabellones nacionales, que paralizó las negociaciones por un rato. No sabemos bien qué causó el fuego, pero en fin, siempre hay algún imprevisto en estas cumbres. Bueno, luego de tanta chinche, me pregunto: ¿Creen ustedes que la comunidad internacional realmente tomará medidas contundentes para combatir el cambio climático, o seguiremos dando vueltas en círculo mientras el planeta se quema?
Después de dos semanitas de andar discutiendo, peleando, y tomando café bien cargao', la ONU apenas sacó un comunicado medio tibio donde dicen que vamos a actuar “voluntariamente” contra el cambio climático. ¡Voluntariamente! Como si eso fuera suficiente cuando el hielo de Groenlandia se está derritiendo más rápido que un helado en verano. Unos 80 países, incluyendo a Colombia, Francia y España, estaban empujando porque pusieran una hoja de ruta clara para dejar atrás el gas, el petróleo y el carbón, pero no se pudo.
Wopke Hoekstra, el comisario europeo para el Clima, salió con cara de pocos amigos diciendo que le habría gustado ver mucha más ambición. Francia tampoco quedó contenta, dijeron que el acuerdo era “plano”, como si lo hubieran hecho con una plancha vieja. Presidente Lula, que es bueno defendiendo sus cosas, intentó darle una vuelta a la cosa, dijo que la ciencia había ganado y que el multilateralismo sigue vivo, aunque algunos se preguntan si realmente la ciencia se escuchó con claridad en esas reuniones.
Lo cierto es que el Brasil de Lula, que venía con toda la intención de demostrar que el multilateralismo no estaba muerto, propuso una “hoja de ruta” para abandonar las energías fósiles. Esto encendió las alarmas entre varios países, como Colombia, Francia, España, Holanda y Kenia, que ya sabían que iba a ser complicado llegar a un acuerdo así. Recordemos lo que pasó en Dubái el año pasado, en la COP28, cuando lograron, con mucho esfuerzo, un acuerdo para reducir gradualmente los combustibles fósiles. Pero parece que esta vez los países productores simplemente pusieron el freno de mano y ni se inmutaron.
Monique Barbut, la ministra francesa de Transición Ecológica, no se anduvo con rodeos y dijo que los principales bloqueadores eran los países productores de petróleo: Rusia, India, Arabia Saudita… y otros países emergentes que prefirieron proteger sus intereses económicos a cuidar el futuro del planeta. En estas cumbres, todo funciona por consenso, o sea, si un país pone el pie en la puerta, el acuerdo se va al traste. Cada quien tiene un veto, diay. Así es el juego político mundial.
Según expertos, esta COP dejó en claro que el primer objetivo del Acuerdo de París, que era mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados Celsius, es prácticamente imposible de alcanzar. El planeta ya está cerca de ese límite, y los últimos once años han sido los once más calurosos que se hayan registrado en la Tierra. Parece que estamos condenados a vivir en un horno gigante, a menos que hagamos cambios drásticos y ya, pero eso ya es otra vara.
Aunque la COP haya quedado flojita en cuanto a los compromisos reales, hubo cosas positivas. Brasil sí cumplió su promesa de hacer una COP de los pueblos, con decenas de miles de personas protestando pacíficamente en las calles de Belém. También se le dio voz a los pueblos indígenas, que incluso tuvieron que enfrentarse a los guardias de seguridad para poder entrar y ser escuchados. Esa imagen de los indígenas luchando por su tierra y por su futuro dio la vuelta al mundo y puso a muchos a reflexionar sobre quiénes son los verdaderos dueños de la Amazonía.
Además, hubo un pequeño incendio en la zona de pabellones nacionales, que paralizó las negociaciones por un rato. No sabemos bien qué causó el fuego, pero en fin, siempre hay algún imprevisto en estas cumbres. Bueno, luego de tanta chinche, me pregunto: ¿Creen ustedes que la comunidad internacional realmente tomará medidas contundentes para combatir el cambio climático, o seguiremos dando vueltas en círculo mientras el planeta se quema?
