¡Aguántense!, porque esto está más caliente que gallina pochada. Resulta que el presidente Petro, nuestro vecino colombiano, anda sudando la gota gorda por unos chats que salieron a la luz. Parece que hay infiltrados guerrilleros hasta en sus organismos de inteligencia y hasta en el mismísimo ejército, ¡qué torta! Un reportaje de Caracol TV encendió las alarmas con pruebas que involucran a un comandante militar y un pinche funcionario de inteligencia compartiendo información sensible con los disidentes de las FARC. Esto ya pinta pa’ novela.
Para ponerles el contexto, recuerden que Colombia lleva años tratando de salir del embate de la violencia y el narcotráfico. Las FARC firmaron la paz en 2016, pero algunos de sus miembros, los llamados ‘disidentes’, no se quisieron rajar y siguen causando problemas. Estos señores se financian como pueden – con drogas, extorsión, minería ilegal – y ahora parece que tenían conexión directa con gente del gobierno de Petro. ¡Quién lo diría!
Según el reportaje, el general Juan Manuel Huertas, de las Fuerzas Militares, y Wilmar Mejía, de la Dirección Nacional de Inteligencia, estarían cómplices con alias Calarcá, un cabecilla de estos disidentes. Juntos, planeaban crear una empresa de seguridad falsa, una fachada para poder moverse con vehículos blindados, cargar armas y evadir los controles de las autoridades. ¡Imagínense la movida! Eso sí que es andar buscando atajos, ¿verdad?
Pero Petro, lejos de echarse pa’ atrás, salió al frente negándolo todo en Twitter – digo, X. “Las versiones de esos informes de inteligencia son falsos”, escribió con toda la calma del mundo. Y luego soltó una indirecta bien picante al gobierno de Trump: “La fuente del periodista es la CIA, que tiene la costumbre de meterse donde no la llaman para afectar la opinión pública”. ¡Uy, mira vos! Parece que acá hay juego de espías de película.
Este escándalo llega en el peor momento posible, porque ya el gobierno de Petro está pasando por encima. Estados Unidos le quitó la visa al presidente y le puso sanciones financieras, alegando que no está haciendo lo suficiente para combatir el narcotráfico. Además, están las negociaciones de paz con los disidentes, que van lentas como tortuga borracha. ¡Se armó tabla, vamos!
Y no termina ahí, amigos. En julio pasado, capturaron a Calarcá junto con otros combatientes, pero luego los dejaron ir porque estaban actuando como mediadores en las negociaciones. ¡Menuda confianza ciega! De hecho, todavía tiene la orden de captura suspendida. Pero como si fuera poco, en la operación encontraron celulares, computadoras... todo lleno de pruebas que parecen confirmar esas conexiones turbias con los altos funcionarios. La Fiscalía ya abrió una investigación, eso sí, pero estamos viendo si le dan rápido o lo dejan botar.
Ahora mismo, el fiscal general Luz Adriana Camargo ha dicho que quiere acelerar las cosas y investigar a fondo si hubo cooptación de agentes de inteligencia y militares por parte de las disidencias. Y Petro, después de negar todo, ha aumentado los bombardeos contra estos grupos ilegales. ¡Pero vaya manera de reaccionar! A ver si así le aplacan un poquito las aguas, aunque con tanta agua revolviendo, el río siempre encuentra su cauce… o eso dicen por ahí. Entre tanto, Colombia tiene unos 22.000 guerrilleros y narcotraficantes en armas, una cifra preocupante que refleja la magnitud del problema.
Con todo este panorama, me pregunto: ¿Estamos ante un intento coordinado de desestabilizar al gobierno de Petro, o es simplemente producto de una negligencia imperdonable? ¿Creen que la relación entre el gobierno colombiano y Estados Unidos puede mejorar pronto, o este conflicto seguirá escalando? ¡Denme su opinión, quiero saber qué piensan mis panas del Foro!
Para ponerles el contexto, recuerden que Colombia lleva años tratando de salir del embate de la violencia y el narcotráfico. Las FARC firmaron la paz en 2016, pero algunos de sus miembros, los llamados ‘disidentes’, no se quisieron rajar y siguen causando problemas. Estos señores se financian como pueden – con drogas, extorsión, minería ilegal – y ahora parece que tenían conexión directa con gente del gobierno de Petro. ¡Quién lo diría!
Según el reportaje, el general Juan Manuel Huertas, de las Fuerzas Militares, y Wilmar Mejía, de la Dirección Nacional de Inteligencia, estarían cómplices con alias Calarcá, un cabecilla de estos disidentes. Juntos, planeaban crear una empresa de seguridad falsa, una fachada para poder moverse con vehículos blindados, cargar armas y evadir los controles de las autoridades. ¡Imagínense la movida! Eso sí que es andar buscando atajos, ¿verdad?
Pero Petro, lejos de echarse pa’ atrás, salió al frente negándolo todo en Twitter – digo, X. “Las versiones de esos informes de inteligencia son falsos”, escribió con toda la calma del mundo. Y luego soltó una indirecta bien picante al gobierno de Trump: “La fuente del periodista es la CIA, que tiene la costumbre de meterse donde no la llaman para afectar la opinión pública”. ¡Uy, mira vos! Parece que acá hay juego de espías de película.
Este escándalo llega en el peor momento posible, porque ya el gobierno de Petro está pasando por encima. Estados Unidos le quitó la visa al presidente y le puso sanciones financieras, alegando que no está haciendo lo suficiente para combatir el narcotráfico. Además, están las negociaciones de paz con los disidentes, que van lentas como tortuga borracha. ¡Se armó tabla, vamos!
Y no termina ahí, amigos. En julio pasado, capturaron a Calarcá junto con otros combatientes, pero luego los dejaron ir porque estaban actuando como mediadores en las negociaciones. ¡Menuda confianza ciega! De hecho, todavía tiene la orden de captura suspendida. Pero como si fuera poco, en la operación encontraron celulares, computadoras... todo lleno de pruebas que parecen confirmar esas conexiones turbias con los altos funcionarios. La Fiscalía ya abrió una investigación, eso sí, pero estamos viendo si le dan rápido o lo dejan botar.
Ahora mismo, el fiscal general Luz Adriana Camargo ha dicho que quiere acelerar las cosas y investigar a fondo si hubo cooptación de agentes de inteligencia y militares por parte de las disidencias. Y Petro, después de negar todo, ha aumentado los bombardeos contra estos grupos ilegales. ¡Pero vaya manera de reaccionar! A ver si así le aplacan un poquito las aguas, aunque con tanta agua revolviendo, el río siempre encuentra su cauce… o eso dicen por ahí. Entre tanto, Colombia tiene unos 22.000 guerrilleros y narcotraficantes en armas, una cifra preocupante que refleja la magnitud del problema.
Con todo este panorama, me pregunto: ¿Estamos ante un intento coordinado de desestabilizar al gobierno de Petro, o es simplemente producto de una negligencia imperdonable? ¿Creen que la relación entre el gobierno colombiano y Estados Unidos puede mejorar pronto, o este conflicto seguirá escalando? ¡Denme su opinión, quiero saber qué piensan mis panas del Foro!
