¡Aguante! La movida gastronómica en Costa Rica sigue creciendo a toda máquina y ahora Bottega, esos másteres del vino y la comida rica, decidieron echarle ganas y abrirle las puertas a su cuarta sucursal… ¡y la primera fuera del Gran Área Metropolitana! Se trata de una nueva tienda en Tamarindo, Guanacaste, que promete revolucionar la escena culinaria de la zona.
Para quienes no estén familiarizados con Bottega, es una marca que ha ganado terreno rápido gracias a su propuesta innovadora. No es solo una tienda de vinos ni un restaurante, sino un lugar donde se fusionan esas dos pasiones, sumándole experiencias enogastronómicas que te hacen sentir como si estuvieras en Europa. Desde sus inicios en Escazú, expandiéndose luego a Nunciatura y Santa Verde en Heredia, han ido demostrando que saben cómo combinar la calidad con el buen servicio.
La inversión para este nuevo brete –como decimos nosotros– fue considerable: unos $450.000. Con esta lana, lograron crear un espacio de 272 metros cuadrados súper bien distribuido, con áreas dedicadas al vino (obvio), productos gourmet importados y hasta opciones de comida preparada lista para llevar. Imagínate llegar después de un día en la playa y poder comprarte unas tapas y un buen Malbec para disfrutarlo en casa... ¡qué chimba!
Pero la verdadera joya de la corona es la sala de catas. Contrata a un sommelier profesional y otros especialistas para guiarte por diferentes tipos de vinos, maridajes perfectos y hasta talleres de cocina. Ya no tendrás excusa para no aprender a catar un vino como un verdadero conocedor. Además, desde Bottega aseguran que el personal está capacitado para brindar un servicio personalizado, haciéndote sentir como en casa. ¡Así se hace!
La decisión de irse a Tamarindo no fue casualidad, claro. Los gerentes de Bottega vieron el potencial de la zona, con un flujo turístico constante y un mercado en crecimiento. En otras palabras, sabían que había demanda para un negocio como el suyo. Y vaya que la tenían razón. La apertura ha generado alrededor de cuatro empleos directos y, considerando los proveedores y servicios relacionados, casi 50 empleos indirectos. Una inyección económica decente para la comunidad, diay.
Según Sofía Poma-Murialdo, gerente de Mercadeo y Relaciones Corporativas de Bottega, “la expansión hacia Tamarindo es un paso importante en nuestro plan de crecimiento nacional”. Reconoció también el impacto positivo que pueden tener en las comunidades donde operan. Más allá de vender vino y comida rica, quieren aportar al desarrollo local, ofreciendo productos de alta calidad y generando oportunidades de empleo. Ese sí es trabajar con conciencia social, compa.
Desde Bottega enfatizan que su nueva tienda refleja sus valores fundamentales: servicio, integridad, empatía y compromiso con los clientes. Están apostando a largo plazo, buscando consolidarse como referentes en la industria enogastronómica de Costa Rica, ofreciendo tanto a los turistas internacionales como a los residentes locales experiencias inolvidables. Dicen que buscan integrar la cultura, la gastronomía y, por supuesto, el buen vino, en un ambiente relajado y agradable.
En fin, parece que Bottega llegó para quedarse y marcar la pauta en la escena gastronómica guanacasteca. Pero me pregunto, ¿cree usted que la llegada de tiendas como Bottega contribuye a la gentrificación de lugares turísticos como Tamarindo, o simplemente amplía la oferta y mejora la calidad de vida para todos? Déjeme sus opiniones en los comentarios, ¡me interesa saber qué piensa!
Para quienes no estén familiarizados con Bottega, es una marca que ha ganado terreno rápido gracias a su propuesta innovadora. No es solo una tienda de vinos ni un restaurante, sino un lugar donde se fusionan esas dos pasiones, sumándole experiencias enogastronómicas que te hacen sentir como si estuvieras en Europa. Desde sus inicios en Escazú, expandiéndose luego a Nunciatura y Santa Verde en Heredia, han ido demostrando que saben cómo combinar la calidad con el buen servicio.
La inversión para este nuevo brete –como decimos nosotros– fue considerable: unos $450.000. Con esta lana, lograron crear un espacio de 272 metros cuadrados súper bien distribuido, con áreas dedicadas al vino (obvio), productos gourmet importados y hasta opciones de comida preparada lista para llevar. Imagínate llegar después de un día en la playa y poder comprarte unas tapas y un buen Malbec para disfrutarlo en casa... ¡qué chimba!
Pero la verdadera joya de la corona es la sala de catas. Contrata a un sommelier profesional y otros especialistas para guiarte por diferentes tipos de vinos, maridajes perfectos y hasta talleres de cocina. Ya no tendrás excusa para no aprender a catar un vino como un verdadero conocedor. Además, desde Bottega aseguran que el personal está capacitado para brindar un servicio personalizado, haciéndote sentir como en casa. ¡Así se hace!
La decisión de irse a Tamarindo no fue casualidad, claro. Los gerentes de Bottega vieron el potencial de la zona, con un flujo turístico constante y un mercado en crecimiento. En otras palabras, sabían que había demanda para un negocio como el suyo. Y vaya que la tenían razón. La apertura ha generado alrededor de cuatro empleos directos y, considerando los proveedores y servicios relacionados, casi 50 empleos indirectos. Una inyección económica decente para la comunidad, diay.
Según Sofía Poma-Murialdo, gerente de Mercadeo y Relaciones Corporativas de Bottega, “la expansión hacia Tamarindo es un paso importante en nuestro plan de crecimiento nacional”. Reconoció también el impacto positivo que pueden tener en las comunidades donde operan. Más allá de vender vino y comida rica, quieren aportar al desarrollo local, ofreciendo productos de alta calidad y generando oportunidades de empleo. Ese sí es trabajar con conciencia social, compa.
Desde Bottega enfatizan que su nueva tienda refleja sus valores fundamentales: servicio, integridad, empatía y compromiso con los clientes. Están apostando a largo plazo, buscando consolidarse como referentes en la industria enogastronómica de Costa Rica, ofreciendo tanto a los turistas internacionales como a los residentes locales experiencias inolvidables. Dicen que buscan integrar la cultura, la gastronomía y, por supuesto, el buen vino, en un ambiente relajado y agradable.
En fin, parece que Bottega llegó para quedarse y marcar la pauta en la escena gastronómica guanacasteca. Pero me pregunto, ¿cree usted que la llegada de tiendas como Bottega contribuye a la gentrificación de lugares turísticos como Tamarindo, o simplemente amplía la oferta y mejora la calidad de vida para todos? Déjeme sus opiniones en los comentarios, ¡me interesa saber qué piensa!
