¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, hablando de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y sus ‘sorpresas’. Resulta que aprobaron poner en marcha un sistema informático nuevo, el ERP-SAP, y parece que todo salió menos chiva de lo que queríamos creer. La Contraloría General de la República (CGR) ya encendió las alarmas y nos dice que sabían de las fallas antes de darle luz verde. Uno se queda pensando, ¿qué anduvieron haciendo?
Según la investigación de la CGR, doña Mónica Taylor, la jefa de la Caja, y don Héctor Arias, el responsable del sistema, estaban al tanto de que no se estaban cumpliendo los requisitos básicos para implementar el SAP. Un acta de compromiso gerencial, ¡casi como un mes antes de que lo lanzaran!, admitía que había cosas bien críticas pendientes. ¡Qué despiche!
Imagínense la escena: el sistema arranca sin tener la información debidamente depurada, sin saber exactamente qué activos fijos tenemos. Eso, amigos míos, es como construir una casa sin cimientos. La CGR señala que la trazabilidad de la información se perdió, y los contadores apenas llevaban un 52% de avance al momento del lanzamiento. ¡Un riesgo elevado, dicen! Y para colmo, ni siquiera tenían definido un modelo de costos estratégico... ¡pura paila!
Y no crean que ahí terminó la torta. Al parecer, tampoco hicieron pruebas adecuadas con escenarios validados por los técnicos, hubo problemas con los accesos y hasta inconsistencias en los registros. Desde diciembre del año pasado, una asesoría externa les avisó que si no preparaban bien el terreno, iban a salirle las cosquillas. ¡Y vaya si salieron! Una firma especializada les dijo que iba a haber problemas, y nadie hizo caso.
Para justificar el caos, don Héctor Arias presentó una llamada 'fase de estabilización', asegurando que era normal tener algunos ajustes. Pero la realidad, según la Contraloría, es que la salida del sistema fue forzada y llena de parches. Cambiaban la fecha de estabilización como quien cambia de camisa, siempre prometiendo que pronto todo estaría controlado. Mientras tanto, los pacientes sufriendo con problemas de inventario, cirugías canceladas y pagos de incapacidades atrasados.
Ahora bien, ¿qué es este tal ERP-SAP del que tanto hablan? Pues básicamente es un software que supuestamente debía unir todos los procesos de la CCSS – administrativas, financieras, logísticas – en una sola plataforma. Su idea era mejorar la eficiencia, ser más transparentes y tomar mejores decisiones. Pero, ¿cómo mejorar la eficiencia cuando te estás peleando con el sistema todo el día?
Lo peor de todo es que, para evitar revertir la situación, don Arias usó un informe elaborado sin la opinión de los expertos técnicos. Se cerró la puerta a detener el daño, a empezar de cero con datos correctos. La Contraloría lo pone claro: esta decisión complicó aún más las cosas. ¡Qué sal!
En fin, una historia más sobre cómo los planes grandilocuentes terminan siendo un fiasco. Ahora toca recoger los pedazos y ver cómo rescatamos esta situación. ¿Pero quién va a asumir la responsabilidad por semejante desastre? Y aquí va la pregunta para ustedes, compañeros del Foro: ¿creen que realmente podemos confiar en que la CCSS aprenderá de estos errores o estamos condenados a repetir la misma película una y otra vez?
Según la investigación de la CGR, doña Mónica Taylor, la jefa de la Caja, y don Héctor Arias, el responsable del sistema, estaban al tanto de que no se estaban cumpliendo los requisitos básicos para implementar el SAP. Un acta de compromiso gerencial, ¡casi como un mes antes de que lo lanzaran!, admitía que había cosas bien críticas pendientes. ¡Qué despiche!
Imagínense la escena: el sistema arranca sin tener la información debidamente depurada, sin saber exactamente qué activos fijos tenemos. Eso, amigos míos, es como construir una casa sin cimientos. La CGR señala que la trazabilidad de la información se perdió, y los contadores apenas llevaban un 52% de avance al momento del lanzamiento. ¡Un riesgo elevado, dicen! Y para colmo, ni siquiera tenían definido un modelo de costos estratégico... ¡pura paila!
Y no crean que ahí terminó la torta. Al parecer, tampoco hicieron pruebas adecuadas con escenarios validados por los técnicos, hubo problemas con los accesos y hasta inconsistencias en los registros. Desde diciembre del año pasado, una asesoría externa les avisó que si no preparaban bien el terreno, iban a salirle las cosquillas. ¡Y vaya si salieron! Una firma especializada les dijo que iba a haber problemas, y nadie hizo caso.
Para justificar el caos, don Héctor Arias presentó una llamada 'fase de estabilización', asegurando que era normal tener algunos ajustes. Pero la realidad, según la Contraloría, es que la salida del sistema fue forzada y llena de parches. Cambiaban la fecha de estabilización como quien cambia de camisa, siempre prometiendo que pronto todo estaría controlado. Mientras tanto, los pacientes sufriendo con problemas de inventario, cirugías canceladas y pagos de incapacidades atrasados.
Ahora bien, ¿qué es este tal ERP-SAP del que tanto hablan? Pues básicamente es un software que supuestamente debía unir todos los procesos de la CCSS – administrativas, financieras, logísticas – en una sola plataforma. Su idea era mejorar la eficiencia, ser más transparentes y tomar mejores decisiones. Pero, ¿cómo mejorar la eficiencia cuando te estás peleando con el sistema todo el día?
Lo peor de todo es que, para evitar revertir la situación, don Arias usó un informe elaborado sin la opinión de los expertos técnicos. Se cerró la puerta a detener el daño, a empezar de cero con datos correctos. La Contraloría lo pone claro: esta decisión complicó aún más las cosas. ¡Qué sal!
En fin, una historia más sobre cómo los planes grandilocuentes terminan siendo un fiasco. Ahora toca recoger los pedazos y ver cómo rescatamos esta situación. ¿Pero quién va a asumir la responsabilidad por semejante desastre? Y aquí va la pregunta para ustedes, compañeros del Foro: ¿creen que realmente podemos confiar en que la CCSS aprenderá de estos errores o estamos condenados a repetir la misma película una y otra vez?