¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con Rodrigo Chaves dando de qué hablar. Esta vez, entre promesas de dejar el sillón en 2026 y unas pullas que hasta a Pío Leiva le habrían dado risa. El Presidente, en lo que él mismo calificó como su 'última' rueda de prensa (¿será cierto, mae?), se comprometió –y vaya que lo hizo– a pasarle la estafeta a quien gane las elecciones en febrero o abril del próximo año. Pero claro, esto no podía ir así de tranqui’.
Todo empezó con una preguntita inocente sobre si el oficialismo, encabezado por Laura Fernández, iba a ceder el poder si no ganaban. Chaves, con su estilo peculiar, respondió con un “es una pregunta absurda” y luego soltó la bomba: “Entregaré el poder el 8 de mayo del año 2026 a quien el pueblo de Costa Rica escoja”. Pero como si eso fuera poco, volvió a insistir, casi como buscando convencerse a sí mismo, jurándole a su madre (que ya está arriba, dice) que cumpliría con ese compromiso. ¡Uff, qué escena!
Y entonces, como si necesitaba echar más leña al fuego, se lanzó contra esos “autoritarios” y “dictadores” que, según él, no les gusta que diga la verdad en la cara. Ahí nomás mencionó el proyecto La Esperanza, con la Fuerza Pública moviéndose para conectar el agua en Naranjo, y acusó a ciertos sectores de querer violar la autonomía municipal. Parece que todavía le duele que le hayan cuestionado esa jugada. Uno pensaba que ya habíamos superado ese brete, pero ahí sigue, agitando las aguas.
Lo más curioso de todo fue cuando salió a comparar quién era más democrático: él o Rodrigo Arias y Oscar Arias. Con su clásica frase “mírela…” dejó caer que ellos no eran tan buenos defensores de las instituciones como él. ¡Vaya indirecta, mae! Parece que todavía hay rencillas pendientes del pasado. Uno no sabe si reírse o llorar con tanta polémica... sinceramente, ¡qué carga!
Mientras tanto, desde el bando del oficialismo, han estado hablando de reformas para permitir la reelección presidencial, aunque no consecutiva. Eso alimenta aún más los rumores de que Chaves podría estar maquinando algo. Aunque aseguran que terminaremos su mandato el 8 de mayo de 2026, al mediodía, el tema de la reelección sigue siendo un chunche candente en la política nacional. Que diay, parece que nunca vamos a salir de este rollo.
Además, Laura Fernández, siempre fiel compañera, ha manifestado su deseo de tener a Chaves como Ministro de la Presidencia en su posible gobierno. Imaginamos que para mantener esa inmunidad que tanto le sirve. Esa vara trae demasiados interrogantes. Ya ni sabemos qué creer. Y pensar que estamos a unos años de las elecciones... esto promete, ¿eh?
No olvidemos mencionar que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha llamado a una campaña electoral civilizada, pidiendo que se evite convertir las contiendas políticas en un ring de boxeo. Pero con Chaves en la arena, eso suena a utopía. Siendo sinceros, la política en Costa Rica se parece más a una telenovela que a un debate serio y constructivo. Y nosotros, los ciudadanos, somos los que tenemos que lidiar con todo este drama.
En fin, la promesa de Chaves de entregar el poder en 2026 quedó ahí, flotando en medio de críticas, ataques personales y planes futuros inciertos. Después de todo este circo mediático, la pregunta que nos queda es: ¿Crees que realmente cumplirá su promesa de dejar el cargo pacíficamente o seguiremos viendo más sorpresas y giros inesperados en esta novela política costarricense?
Todo empezó con una preguntita inocente sobre si el oficialismo, encabezado por Laura Fernández, iba a ceder el poder si no ganaban. Chaves, con su estilo peculiar, respondió con un “es una pregunta absurda” y luego soltó la bomba: “Entregaré el poder el 8 de mayo del año 2026 a quien el pueblo de Costa Rica escoja”. Pero como si eso fuera poco, volvió a insistir, casi como buscando convencerse a sí mismo, jurándole a su madre (que ya está arriba, dice) que cumpliría con ese compromiso. ¡Uff, qué escena!
Y entonces, como si necesitaba echar más leña al fuego, se lanzó contra esos “autoritarios” y “dictadores” que, según él, no les gusta que diga la verdad en la cara. Ahí nomás mencionó el proyecto La Esperanza, con la Fuerza Pública moviéndose para conectar el agua en Naranjo, y acusó a ciertos sectores de querer violar la autonomía municipal. Parece que todavía le duele que le hayan cuestionado esa jugada. Uno pensaba que ya habíamos superado ese brete, pero ahí sigue, agitando las aguas.
Lo más curioso de todo fue cuando salió a comparar quién era más democrático: él o Rodrigo Arias y Oscar Arias. Con su clásica frase “mírela…” dejó caer que ellos no eran tan buenos defensores de las instituciones como él. ¡Vaya indirecta, mae! Parece que todavía hay rencillas pendientes del pasado. Uno no sabe si reírse o llorar con tanta polémica... sinceramente, ¡qué carga!
Mientras tanto, desde el bando del oficialismo, han estado hablando de reformas para permitir la reelección presidencial, aunque no consecutiva. Eso alimenta aún más los rumores de que Chaves podría estar maquinando algo. Aunque aseguran que terminaremos su mandato el 8 de mayo de 2026, al mediodía, el tema de la reelección sigue siendo un chunche candente en la política nacional. Que diay, parece que nunca vamos a salir de este rollo.
Además, Laura Fernández, siempre fiel compañera, ha manifestado su deseo de tener a Chaves como Ministro de la Presidencia en su posible gobierno. Imaginamos que para mantener esa inmunidad que tanto le sirve. Esa vara trae demasiados interrogantes. Ya ni sabemos qué creer. Y pensar que estamos a unos años de las elecciones... esto promete, ¿eh?
No olvidemos mencionar que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha llamado a una campaña electoral civilizada, pidiendo que se evite convertir las contiendas políticas en un ring de boxeo. Pero con Chaves en la arena, eso suena a utopía. Siendo sinceros, la política en Costa Rica se parece más a una telenovela que a un debate serio y constructivo. Y nosotros, los ciudadanos, somos los que tenemos que lidiar con todo este drama.
En fin, la promesa de Chaves de entregar el poder en 2026 quedó ahí, flotando en medio de críticas, ataques personales y planes futuros inciertos. Después de todo este circo mediático, la pregunta que nos queda es: ¿Crees que realmente cumplirá su promesa de dejar el cargo pacíficamente o seguiremos viendo más sorpresas y giros inesperados en esta novela política costarricense?