Te consume y tu la absorbes.
. ¿Podemos llegar a sufrir el síndrome de adicción a internet? Otras voces, por el contrario, afirman que internet ayuda al cerebro a adaptarse a los nuevos tiempos. Dos visiones que no tienen aún respuesta clara.
Hay una voz de alarma en las sociedades occidentales acerca de internet. De hecho es ahora cuando muchos padres están comenzando a darse cuenta, a ser de verdad conscientes, del tiempo que sus hijos, pequeños y adolescentes, pasan delante de una pantalla de ordenador navegando en busca de información, contactando con amigos a través de Facebook o Twitter, o simplemente bajando juegos de la red.
Ese tiempo son muchas horas, que en muchos casos pueden oscilar entres tres y siete horas al día. ¿Y las personas adultas? ¿Acaso los estudiantes universitarios no navegan también en casa y entre clase y clase, aclarando dudas o conceptos con los que discutir después con sus profesores?
¿Acaso no comenzamos a comunicarnos, incluso con personas en el trabajo que tienen los despachos casi juntos, a través de internet? ¿Está todo esto haciendo un bien o un daño al cerebro?
Lo cierto es que hay voces que se alzan en foros prestigiosos internacionales señalando que estas nuevas tecnologías bien pudieran producir un daño en el cerebro de los niños, pues es bien cierto que navegar en internet requiere de un foco de atención muy corto y siempre cambiante, e ir en detrimento del desarrollo de la atención sostenida, ejecutiva, que es la que se requiere para el estudio. De hecho, se está comenzando a hablar de una nueva forma de atención producida por internet. Y esto no es baladí, pues conocemos que hay muchos y varios tipos de atención con circuitos neuronales específicos y que el entrenamiento excesivo de unos pudiera ir en detrimento del funcionamiento de los otros y de los procesos de aprendizaje y memoria. Es más, se ha sugerido que todo ello pudiera reducir el espacio que queda para dedicar al pensamiento reposado, lento, profundo y verdaderamente creativo.
También se ha relacionado internet, al menos en parte, con el aumento del número de niños que padecen el síndrome de hiperactividad y falta de atención en el colegio. Y también con un daño en las conductas fundamentales de relación emocional y personal como es la empatía. Y finalmente, ya en el lado más patológico, como causa del síndrome de adicción a internet, del que ya más de 25 millones de niños han sido diagnosticados en China, con el consiguiente desarrollo, como en toda adicción, de conductas antisociales.
. ¿Podemos llegar a sufrir el síndrome de adicción a internet? Otras voces, por el contrario, afirman que internet ayuda al cerebro a adaptarse a los nuevos tiempos. Dos visiones que no tienen aún respuesta clara.
Hay una voz de alarma en las sociedades occidentales acerca de internet. De hecho es ahora cuando muchos padres están comenzando a darse cuenta, a ser de verdad conscientes, del tiempo que sus hijos, pequeños y adolescentes, pasan delante de una pantalla de ordenador navegando en busca de información, contactando con amigos a través de Facebook o Twitter, o simplemente bajando juegos de la red.
Ese tiempo son muchas horas, que en muchos casos pueden oscilar entres tres y siete horas al día. ¿Y las personas adultas? ¿Acaso los estudiantes universitarios no navegan también en casa y entre clase y clase, aclarando dudas o conceptos con los que discutir después con sus profesores?
¿Acaso no comenzamos a comunicarnos, incluso con personas en el trabajo que tienen los despachos casi juntos, a través de internet? ¿Está todo esto haciendo un bien o un daño al cerebro?
Lo cierto es que hay voces que se alzan en foros prestigiosos internacionales señalando que estas nuevas tecnologías bien pudieran producir un daño en el cerebro de los niños, pues es bien cierto que navegar en internet requiere de un foco de atención muy corto y siempre cambiante, e ir en detrimento del desarrollo de la atención sostenida, ejecutiva, que es la que se requiere para el estudio. De hecho, se está comenzando a hablar de una nueva forma de atención producida por internet. Y esto no es baladí, pues conocemos que hay muchos y varios tipos de atención con circuitos neuronales específicos y que el entrenamiento excesivo de unos pudiera ir en detrimento del funcionamiento de los otros y de los procesos de aprendizaje y memoria. Es más, se ha sugerido que todo ello pudiera reducir el espacio que queda para dedicar al pensamiento reposado, lento, profundo y verdaderamente creativo.
También se ha relacionado internet, al menos en parte, con el aumento del número de niños que padecen el síndrome de hiperactividad y falta de atención en el colegio. Y también con un daño en las conductas fundamentales de relación emocional y personal como es la empatía. Y finalmente, ya en el lado más patológico, como causa del síndrome de adicción a internet, del que ya más de 25 millones de niños han sido diagnosticados en China, con el consiguiente desarrollo, como en toda adicción, de conductas antisociales.