El fanatismo de toda clase (religioso, deportivo o político).
El religioso, cuando los panderetas empiezan a hablar mal de las creencias de los católicos (que "idolatría" del 2 de agosto, que sólo Jesús salva, que no te harás imagen de no sé qué, etc.)
El deportivo, cuando algunos aficionados de un equipo, sobre todo del Saprissa empiezan a menospreciar a otros clubes, sólo porque se dice que ellos son el equipo más ganador de América Central o que tienen más títulos nacionales, por mencionar algunos ejemplos, aprovechando esos éxitos para empequeñecer a los equipos restantes, empezando por la Liga Deportiva Alajuelense.
Está bien sentir pasión por algún equipo de fútbol y apoyarlo, además de sentirse orgulloso de sus méritos, pues la gente tiene ese derecho, pero eso del fanatismo excesivo no va conmigo, personalmente.
El político, aunque el fanatismo en ese aspecto no me importa mucho en absoluto, pero un claro ejemplo de ello es en la campaña presidencial para las elecciones de 2010.
Otto Guevara se encargó de criticar a más no poder al entonces gobierno de Óscar Arias y a su sucesora Laura Chinchilla haciendo campañas algo abusivas en mi opinión, sólo por su visible obsesión de ser presidente y ganar votos, cosa que al final no logró.
Aquí dos anuncios de esos:
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