¡Aguafiestas!, pero ya van diez años desde que Cushman & Wakefield llegó a Costa Rica, y vaya que han dejado huella. No es poca cosa, la verdad, porque la firma no solo ha movido billetes sino que ha ayudado a impulsar un sector que estaba medio dormido: el de los dispositivos médicos. Dicen que todo buen negocio va y viene, pero parece que estos gringos sí saben cómo moverse en nuestro terreno.
Para ponerle pausa, la compañía ha sido fundamental en la llegada de muchísimas empresas al país, cerrando cientos de tratos y creando miles de empleos directos e indirectos. No hablamos de chambitas cualquiera, sino de trabajos que requieren un poquito más de cerebro, ¿me entienden? Esto ha transformado el panorama laboral y económico, metiendo dinamismo en sectores que necesitaban un empujón bien chingón.
Si revisamos las cuentas, hablan de más de dos billones de dólares en transacciones, ¡una cifra que te hace agua la boca!. Además, atendieron a 220 clientes diferentes y lograron que el 88% de ellos vuelvan por más. Eso sí habla de confianza y buen trabajo, ¿no creen? No es fácil ganarte el cariño de los clientes, especialmente en este brete que vivimos todos.
En concreto, Cushman & Wakefield ha colocado casi 98 mil metros cuadrados en servicios corporativos y más de 507 mil en oficinas. Imagínense cuánta gente trabajando ahí adentro: cerca de 64 mil personas. Eso significa familias alimentándose, niños yendo a la escuela… Una buena vara para la economía del país, sin lugar a dudas.
Y ni hablar de los mercados de capitales, donde se registraron más de 31 millones de dólares en transacciones. Agreguemos 40 servicios de consultoría especializados y nueve equipos operativos que se rifan día con día. Estos tipos no andan jugando, están metidos hasta el cuello en el negocio y buscando siempre cómo mejorar.
Daniel Álvarez, el jefe de Cushman & Wakefield por acá, dice que su éxito se basa en construir relaciones humanas profundas y sólidas. Que cada trato cerrado, cada servicio prestado, tiene detrás un equipo comprometido y estratégico. Y eso, chavales, es algo que se nota a leguas. No todo es frío cálculo financiero, también hay pasión y dedicación en lo que hacen.
Con el tiempo, la firma ha demostrado un compromiso firme con la transformación positiva del entorno empresarial y social. Se han enfocado en buscar nuevas oportunidades y mercados, adaptándose a los cambios y desafíos que presenta el mundo actual. Parece que tienen la mira puesta en el futuro, con ganas de seguir creciendo y aportando al desarrollo del país. Nada de echarse atrás, ¡pa’ lante siempre!
Ahora, después de esta década de éxitos y logros, me pregunto: ¿Cuál será el próximo gran movimiento para Cushman & Wakefield en Costa Rica, y cómo impactará esto en la creciente industria de dispositivos médicos y en la inversión extranjera directa hacia nuestra nación?
Para ponerle pausa, la compañía ha sido fundamental en la llegada de muchísimas empresas al país, cerrando cientos de tratos y creando miles de empleos directos e indirectos. No hablamos de chambitas cualquiera, sino de trabajos que requieren un poquito más de cerebro, ¿me entienden? Esto ha transformado el panorama laboral y económico, metiendo dinamismo en sectores que necesitaban un empujón bien chingón.
Si revisamos las cuentas, hablan de más de dos billones de dólares en transacciones, ¡una cifra que te hace agua la boca!. Además, atendieron a 220 clientes diferentes y lograron que el 88% de ellos vuelvan por más. Eso sí habla de confianza y buen trabajo, ¿no creen? No es fácil ganarte el cariño de los clientes, especialmente en este brete que vivimos todos.
En concreto, Cushman & Wakefield ha colocado casi 98 mil metros cuadrados en servicios corporativos y más de 507 mil en oficinas. Imagínense cuánta gente trabajando ahí adentro: cerca de 64 mil personas. Eso significa familias alimentándose, niños yendo a la escuela… Una buena vara para la economía del país, sin lugar a dudas.
Y ni hablar de los mercados de capitales, donde se registraron más de 31 millones de dólares en transacciones. Agreguemos 40 servicios de consultoría especializados y nueve equipos operativos que se rifan día con día. Estos tipos no andan jugando, están metidos hasta el cuello en el negocio y buscando siempre cómo mejorar.
Daniel Álvarez, el jefe de Cushman & Wakefield por acá, dice que su éxito se basa en construir relaciones humanas profundas y sólidas. Que cada trato cerrado, cada servicio prestado, tiene detrás un equipo comprometido y estratégico. Y eso, chavales, es algo que se nota a leguas. No todo es frío cálculo financiero, también hay pasión y dedicación en lo que hacen.
Con el tiempo, la firma ha demostrado un compromiso firme con la transformación positiva del entorno empresarial y social. Se han enfocado en buscar nuevas oportunidades y mercados, adaptándose a los cambios y desafíos que presenta el mundo actual. Parece que tienen la mira puesta en el futuro, con ganas de seguir creciendo y aportando al desarrollo del país. Nada de echarse atrás, ¡pa’ lante siempre!
Ahora, después de esta década de éxitos y logros, me pregunto: ¿Cuál será el próximo gran movimiento para Cushman & Wakefield en Costa Rica, y cómo impactará esto en la creciente industria de dispositivos médicos y en la inversión extranjera directa hacia nuestra nación?
