¡Ay, Dios mío, qué brisa tener a Costa Rica metiendo más de 320 productos al mundo entero! Procomer soltó los datos y parece que estamos haciendo maravillas, llevando nuestra cosecha a 109 países. Eso sí, ahí hay un però, porque el ambiente en el campo está más tenso que gallina en ají.
Según Procomer, somos pura máquina exportadora, con 644 empresas dando la batalla afuera. El agro representa un 16% de todo lo que vendemos, solo quedándonos atrás de los cacharros médicos. Y eso suena genial, ¿verdad? Pues espera a escuchar la otra parte de la historia.
Claro, la piña ($1.320 millones) y el banano ($1.189 millones) siguen siendo nuestros pesos pesados, esos que siempre dan la cara. Pero ahora, la yuca y el chayote están agarrando terreno en Estados Unidos, donde la gente busca sabores auténticos. Las frutas congeladas también van viento en popa, más de $104 millones – ¡eso demuestra que nos andamos modernizando, mae! Y ni hablar de las flores y ornamentales, que suman más de $120 millones; ahí hay puro lujo y buen negocio.
“La diversificación refuerza la resiliencia del sector y genera nuevas oportunidades en nichos de alto valor”, dijo Laura López de Procomer, intentando ponerle azúcar a la píldora. Suena bonito, pero la realidad es que muchos agricultores andan sudando la gota gorda tratando de mantener a flote sus fincas. Ya saben, el brete nunca termina.
Aquí viene el doble, o quizás triple, golpe que le está pegando al productor tico. Primero, el clima, que anda más loco que toro en machimbre. Aquellas lluvias torrenciales a finales del año pasado y principios de este dejaron sembradíos devastados, y eso significa menos producto para mandar afuera. ¡Qué sal!
Luego, tenemos el tipo de cambio, que es la queja más común en todas las cámaras de comercio. Con el dólar rondando los ₡500, la ganancia se come a pedacitos. Los exportadores reciben menos colones por cada dólar que venden, pero los gastos locales – salarios, impuestos, insumos – no se quieren bajar. Es un círculo vicioso, diay.
Y para rematar, dicen que la apertura indiscriminada de importaciones de arroz, cebolla y papa extranjeras está matando la producción nacional. Parece que el gobierno está favoreciendo a unos pocos, mientras que los pequeños productores se quedan con las manos vacías. Esto, claro, desmotiva cualquier intento de invertir en el campo, y ahí es donde la cosa se pone fea.
Ahora bien, ¿hacia dónde vamos? Procomer dice que la especialización es la clave: dejar de vender tanto volumen y empezar a enfocarnos en productos con valor agregado, como jugos, mermeladas, fruta deshidratada… cosas que te hagan ganar más por kilo. El gobierno tiene que encontrar el equilibrio, ver cómo ayudar a los que trabajan la tierra para que no se vayan al traste. Porque si no, todo ese esfuerzo de exportar productos nuevos será en balde. ¿Ustedes creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para apoyar al pequeño productor y garantizar un futuro sostenible para el agro costarricense? Déjenme sus opiniones en el foro, ¡me interesa saber qué piensan!
Según Procomer, somos pura máquina exportadora, con 644 empresas dando la batalla afuera. El agro representa un 16% de todo lo que vendemos, solo quedándonos atrás de los cacharros médicos. Y eso suena genial, ¿verdad? Pues espera a escuchar la otra parte de la historia.
Claro, la piña ($1.320 millones) y el banano ($1.189 millones) siguen siendo nuestros pesos pesados, esos que siempre dan la cara. Pero ahora, la yuca y el chayote están agarrando terreno en Estados Unidos, donde la gente busca sabores auténticos. Las frutas congeladas también van viento en popa, más de $104 millones – ¡eso demuestra que nos andamos modernizando, mae! Y ni hablar de las flores y ornamentales, que suman más de $120 millones; ahí hay puro lujo y buen negocio.
“La diversificación refuerza la resiliencia del sector y genera nuevas oportunidades en nichos de alto valor”, dijo Laura López de Procomer, intentando ponerle azúcar a la píldora. Suena bonito, pero la realidad es que muchos agricultores andan sudando la gota gorda tratando de mantener a flote sus fincas. Ya saben, el brete nunca termina.
Aquí viene el doble, o quizás triple, golpe que le está pegando al productor tico. Primero, el clima, que anda más loco que toro en machimbre. Aquellas lluvias torrenciales a finales del año pasado y principios de este dejaron sembradíos devastados, y eso significa menos producto para mandar afuera. ¡Qué sal!
Luego, tenemos el tipo de cambio, que es la queja más común en todas las cámaras de comercio. Con el dólar rondando los ₡500, la ganancia se come a pedacitos. Los exportadores reciben menos colones por cada dólar que venden, pero los gastos locales – salarios, impuestos, insumos – no se quieren bajar. Es un círculo vicioso, diay.
Y para rematar, dicen que la apertura indiscriminada de importaciones de arroz, cebolla y papa extranjeras está matando la producción nacional. Parece que el gobierno está favoreciendo a unos pocos, mientras que los pequeños productores se quedan con las manos vacías. Esto, claro, desmotiva cualquier intento de invertir en el campo, y ahí es donde la cosa se pone fea.
Ahora bien, ¿hacia dónde vamos? Procomer dice que la especialización es la clave: dejar de vender tanto volumen y empezar a enfocarnos en productos con valor agregado, como jugos, mermeladas, fruta deshidratada… cosas que te hagan ganar más por kilo. El gobierno tiene que encontrar el equilibrio, ver cómo ayudar a los que trabajan la tierra para que no se vayan al traste. Porque si no, todo ese esfuerzo de exportar productos nuevos será en balde. ¿Ustedes creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para apoyar al pequeño productor y garantizar un futuro sostenible para el agro costarricense? Déjenme sus opiniones en el foro, ¡me interesa saber qué piensan!