Maes, hay días en que uno se levanta, abre las noticias con el cafecito en mano y se topa con una vara que lo deja pensando: ¿en qué momento se nos complicó tanto el arroz con mango? Hoy es uno de esos días. La noticia viene de Alajuela, específicamente de un lugar llamado Copán, en Montecillos, que por lo visto se estaba convirtiendo en el lejano oeste personal de una familia. La Policía de Control de Drogas (PCD), en un brete coordinado con la Fiscalía, le cayó esta mañana a una organización que, según dicen, estaba haciendo y deshaciendo con el narcomenudeo. Y como en toda buena historia de pueblo, el negocio estaba en familia: aparentemente, tres hermanos de apellido Castro eran los capos del chante.
Pero vamos al grano, porque aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. Este no era un negocito cualquiera de venta de droga por la ventana. Las autoridades lo describen como un grupo que operaba de forma violenta, de esos que marcan territorio a punta de plomo y mantienen a los vecinos con el Jesús en la boca. Y para que se hagan una idea del nivel de despiche, el propio director de la PCD, Stephen Madden, recordó un episodio reciente, en junio, donde unos agentes del OIJ tuvieron que salir soplados de la zona porque los recibieron a balazos. ¡A balazos, maes! Les dejaron el carro como un colador. Eso ya no es un barrio tenso, eso es una zona de guerra en miniatura donde la ley la ponían ellos.
Con ese panorama, la policía no se anduvo con rodeos y montó un operativo en toda regla con cuatro allanamientos simultáneos. ¿El resultado del madrugonazo? Bueno, de momento ya llevan contadas unas 700 dosis de crack listas para la venta, un chunche ahí medio escondido (un revólver calibre .38 con sus respectivas municiones) y platilla en efectivo, como era de esperarse. Pero aquí viene el plot twist que nadie vio venir, la joya de la corona de este operativo. En una de las casas, enjaulada y con cara de pocos amigos, encontraron una iguana gigante que los maes tenían de mascota. ¡Una iguana! Diay, uno se imagina de todo en un búnker, pero un reptil de ese tamaño como animal de compañía es otro nivel de surrealismo. Pobre bicho, ¿qué culpa tiene de los bretes de sus dueños?
La movida policial fue grande, involucrando a la Fuerza Pública, Vigilancia Aérea y hasta la Unidad Canina, buscando desmantelar por completo esta estructura. El objetivo, según Madden, es detener a unas diez personas que formaban parte de la red de los hermanos Castro. Es un golpe fuerte y, sin duda, un respiro para la gente de bien que vive en Copán, que seguro ya estaba hasta la coronilla de vivir con el miedo de que una bala perdida les arruinara el almuerzo. Es de esos operativos que uno ve y dice "¡por fin!", porque la inseguridad en ciertos barrios ya está llegando a un punto insostenible.
Al final del día, a los Castro y su gente se les fue al traste el "emprendimiento". Ahora tendrán que cambiar su oficina en la esquina por una celda en el Ministerio Público. La vara deja en evidencia, una vez más, cómo estas estructuras criminales familiares se enquistan en las comunidades, sembrando el terror y adueñándose de la paz de todos. Y bueno, con suerte, la iguana encontrará un hogar mejor, lejos de las dosis de crack y los enfrentamientos armados. Ahora, la pregunta del millón, maes: ¿Creen que estos golpes de verdad solucionan el problema de raíz en barrios tan complicados como Copán, o es como quitar una gotera en medio de un aguacero? ¿Qué más se podría hacer? Abro el foro...
Pero vamos al grano, porque aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. Este no era un negocito cualquiera de venta de droga por la ventana. Las autoridades lo describen como un grupo que operaba de forma violenta, de esos que marcan territorio a punta de plomo y mantienen a los vecinos con el Jesús en la boca. Y para que se hagan una idea del nivel de despiche, el propio director de la PCD, Stephen Madden, recordó un episodio reciente, en junio, donde unos agentes del OIJ tuvieron que salir soplados de la zona porque los recibieron a balazos. ¡A balazos, maes! Les dejaron el carro como un colador. Eso ya no es un barrio tenso, eso es una zona de guerra en miniatura donde la ley la ponían ellos.
Con ese panorama, la policía no se anduvo con rodeos y montó un operativo en toda regla con cuatro allanamientos simultáneos. ¿El resultado del madrugonazo? Bueno, de momento ya llevan contadas unas 700 dosis de crack listas para la venta, un chunche ahí medio escondido (un revólver calibre .38 con sus respectivas municiones) y platilla en efectivo, como era de esperarse. Pero aquí viene el plot twist que nadie vio venir, la joya de la corona de este operativo. En una de las casas, enjaulada y con cara de pocos amigos, encontraron una iguana gigante que los maes tenían de mascota. ¡Una iguana! Diay, uno se imagina de todo en un búnker, pero un reptil de ese tamaño como animal de compañía es otro nivel de surrealismo. Pobre bicho, ¿qué culpa tiene de los bretes de sus dueños?
La movida policial fue grande, involucrando a la Fuerza Pública, Vigilancia Aérea y hasta la Unidad Canina, buscando desmantelar por completo esta estructura. El objetivo, según Madden, es detener a unas diez personas que formaban parte de la red de los hermanos Castro. Es un golpe fuerte y, sin duda, un respiro para la gente de bien que vive en Copán, que seguro ya estaba hasta la coronilla de vivir con el miedo de que una bala perdida les arruinara el almuerzo. Es de esos operativos que uno ve y dice "¡por fin!", porque la inseguridad en ciertos barrios ya está llegando a un punto insostenible.
Al final del día, a los Castro y su gente se les fue al traste el "emprendimiento". Ahora tendrán que cambiar su oficina en la esquina por una celda en el Ministerio Público. La vara deja en evidencia, una vez más, cómo estas estructuras criminales familiares se enquistan en las comunidades, sembrando el terror y adueñándose de la paz de todos. Y bueno, con suerte, la iguana encontrará un hogar mejor, lejos de las dosis de crack y los enfrentamientos armados. Ahora, la pregunta del millón, maes: ¿Creen que estos golpes de verdad solucionan el problema de raíz en barrios tan complicados como Copán, o es como quitar una gotera en medio de un aguacero? ¿Qué más se podría hacer? Abro el foro...