¡Ay, Dios mío! La tranquilidad de Pocosol, allá arriba en San Carlos, se fue al brete ayer a la tarde cuando se enteramos que un nene, pues, de menos de dos años, se cayó pa’ un pozo. Un pozo de esos viejos, profundos, que todavía quedan dando vuelta por acá. ¡Qué vara! Uno nunca espera estas cosas, máxime siendo un pibe tan chiquito.
Según nos cuentan los bomberos, el peque estaba jugando cerca de la casa de sus familiares cuando, boom, se resbaló y directo al abismo. Imagínate el susto de la familia entera… ¡una torta! Desde entonces, el Benemérito Cuerpo de Bomberos anda movilizado con todos los recursos que tienen, tratando de hacer milagros y sacarle al nene sanito de ahí abajo. Ya les digo, la preocupación es a flor de piel en todo el pueblo.
Al parecer, el pozo tiene como veinte metros de profundidad y, para colmo, está lleno de agua. Eso complica muchísimo la operación de rescate. No es fácil trabajar así, chunches, hay que ir con toda la precaución del mundo para evitar accidentes. Equipos especializados, como el Grupo USAR, bomberos de Los Chiles y hasta gente de Rescate en Cavernas, están allanándose pa’ ayudar en lo que sea necesario. Se requiere equipo de descenso vertical, cámaras especiales, todo el rollo, porque la visibilidad es casi nula con tanta agua.
Desde temprano, la callecita que lleva al pozo está llena de ambulancias, camiones de bomberos y gente curiosa esperando alguna novedad. La tensión se puede cortar con un cuchillo, diay. Los vecinos, angustiados, rezan porque el niño esté bien y los rescatistas logren encontrarlo pronto. Hay quien dice que esto es cuestión de fe, de ponerle toda la voluntad y esperar un milagro. Ojalá tengan razón, porque la situación es delicada, muy delicada.
Y hablando de complicaciones, la presencia de agua en el pozo no solo dificulta la visibilidad sino que también introduce riesgos adicionales para los equipos de rescate. El fondo podría ser irregular, haber piedras o cualquier otra cosa que pueda lastimar a los rescatistas. Por eso, cada paso que dan es calculado y meditado. No se pueden correr riesgos innecesarios, sobre todo cuando se trata de salvar una vida.
Han pasado horas desde que se reportó la emergencia y la esperanza va flaqueando poco a poco. Aunque los rescatistas siguen trabajando incansablemente, el tiempo corre en contra. Cada segundo cuenta, y la incertidumbre se palpa en el ambiente. A pesar de todo, la gente se aferra a la idea de que el niño será encontrado sano y salvo, porque, como dicen por acá, “mientras haya vida, hay esperanza”.
Ahora, viendo la cosa por otro lado, esto pone de relieve la importancia de revisar esas estructuras antiguas que todavía encontramos por nuestro país. Muchos pozos abandonados, cisternas olvidadas... lugares peligrosos para los niños si no se toman las medidas de seguridad adecuadas. Quizás sea hora de pensar en cómo asegurar estos espacios para prevenir tragedias similares en el futuro. Sería bueno que las autoridades se pongan las pilas y hagan algo al respecto. Porque, aunque este caso es lamentable, no queremos que vuelva a pasar.
Y ahora quiero preguntarle a ustedes, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica: ¿creen que realmente existe la posibilidad de un hallazgo milagroso en este caso, o la esperanza se irá apagando conforme pasen las horas? ¿Qué medidas cree usted que deberían tomarse para prevenir incidentes similares en comunidades rurales?
Según nos cuentan los bomberos, el peque estaba jugando cerca de la casa de sus familiares cuando, boom, se resbaló y directo al abismo. Imagínate el susto de la familia entera… ¡una torta! Desde entonces, el Benemérito Cuerpo de Bomberos anda movilizado con todos los recursos que tienen, tratando de hacer milagros y sacarle al nene sanito de ahí abajo. Ya les digo, la preocupación es a flor de piel en todo el pueblo.
Al parecer, el pozo tiene como veinte metros de profundidad y, para colmo, está lleno de agua. Eso complica muchísimo la operación de rescate. No es fácil trabajar así, chunches, hay que ir con toda la precaución del mundo para evitar accidentes. Equipos especializados, como el Grupo USAR, bomberos de Los Chiles y hasta gente de Rescate en Cavernas, están allanándose pa’ ayudar en lo que sea necesario. Se requiere equipo de descenso vertical, cámaras especiales, todo el rollo, porque la visibilidad es casi nula con tanta agua.
Desde temprano, la callecita que lleva al pozo está llena de ambulancias, camiones de bomberos y gente curiosa esperando alguna novedad. La tensión se puede cortar con un cuchillo, diay. Los vecinos, angustiados, rezan porque el niño esté bien y los rescatistas logren encontrarlo pronto. Hay quien dice que esto es cuestión de fe, de ponerle toda la voluntad y esperar un milagro. Ojalá tengan razón, porque la situación es delicada, muy delicada.
Y hablando de complicaciones, la presencia de agua en el pozo no solo dificulta la visibilidad sino que también introduce riesgos adicionales para los equipos de rescate. El fondo podría ser irregular, haber piedras o cualquier otra cosa que pueda lastimar a los rescatistas. Por eso, cada paso que dan es calculado y meditado. No se pueden correr riesgos innecesarios, sobre todo cuando se trata de salvar una vida.
Han pasado horas desde que se reportó la emergencia y la esperanza va flaqueando poco a poco. Aunque los rescatistas siguen trabajando incansablemente, el tiempo corre en contra. Cada segundo cuenta, y la incertidumbre se palpa en el ambiente. A pesar de todo, la gente se aferra a la idea de que el niño será encontrado sano y salvo, porque, como dicen por acá, “mientras haya vida, hay esperanza”.
Ahora, viendo la cosa por otro lado, esto pone de relieve la importancia de revisar esas estructuras antiguas que todavía encontramos por nuestro país. Muchos pozos abandonados, cisternas olvidadas... lugares peligrosos para los niños si no se toman las medidas de seguridad adecuadas. Quizás sea hora de pensar en cómo asegurar estos espacios para prevenir tragedias similares en el futuro. Sería bueno que las autoridades se pongan las pilas y hagan algo al respecto. Porque, aunque este caso es lamentable, no queremos que vuelva a pasar.
Y ahora quiero preguntarle a ustedes, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica: ¿creen que realmente existe la posibilidad de un hallazgo milagroso en este caso, o la esperanza se irá apagando conforme pasen las horas? ¿Qué medidas cree usted que deberían tomarse para prevenir incidentes similares en comunidades rurales?