Estaba uno tranquilo, pensando si le ponía Lizano al gallo pinto o si se mandaba con el café negro de una vez, cuando de repente la tierra decide que es un excelente momento para bailar merengue. Y no una pieza, no. Se mandó con el set completo. Para los que vivimos en el este de la GAM, la mañana de este sábado fue un verdadero despiche sísmico, cortesía de una falla con ganas de ser el centro de atención en La Unión de Cartago.
Que no les cuenten cuentos, esto no fue un temblorcito aislado para asustar a la abuela. Según los maes del Ovsicori, que de fijo tuvieron que soltar el pinto a medio palo para correr a las pantallas, se registraron 17 meneones en una hora, entre las 8:30 y las 9:30 a.m. ¡Diecisiete! El que inició el bailongo fue uno de magnitud 3,3. Cualquiera diría “¡bah, eso no es nada!”, pero aquí viene el truco: el epicentro estaba a menos de 6 kilómetros de profundidad. Diay, mae, eso es como si el vecino de abajo, en lugar de poner música, se pusiera a golpear el techo con una escoba. Obvio que se va a sentir hasta en el alma, y por eso en Curri, Tres Ríos y alrededores hasta el agua del perro se movió.
Como es costumbre en este país, el verdadero segundo epicentro del temblor fueron las redes sociales. A los dos segundos ya era un concierto de “¿Lo sintieron?”, “¿Están bien?”, y el clásico “¡Qué susto, mae!”. Era un zafarrancho digital: que en Curridabat se sintieron tres seguidos y fuertecitos, que en Heredia solo el primero y como una caricia, que en Coronado dos pegaron con ganas. Cada uno con su reporte de daños (emocionales, más que todo), confirmando que no hay nada que una a los ticos más rápido que un buen susto geológico. Es nuestro chat nacional de pánico y chota, un clásico que nunca falla.
Ahora, mientras nosotros hacemos memes, la gente carga del Ovsicori está en pleno brete. El director, Esteban Chaves, confirmó que ya tienen a todo el equipo encima de la vara, haciéndole una autopsia completa a la secuencia de sismos. No es solo contar cuántos fueron; es un trabajo de detective. Están mapeando la orientación de la falla, la ubicación exacta y cómo se distribuyen en profundidad estos chunches. Es un brete de altísima precisión para entender qué carajos está pasando bajo nuestros pies y si esta fiesta va a seguir. ¡Qué nivel de brete el que se mandan para que nosotros durmamos (un poco) más tranquilos!
Al final del día, esto es un recordatorio de que vivimos en un país geológicamente adolescente: lleno de energía, un poco inestable y que de vez en cuando le da por hacer un escándalo para que no nos olvidemos de él. Por ahora, los expertos seguirán monitoreando la zona y nos mantendrán al tanto. Esperemos que la tierra ya se haya desahogado y nos deje disfrutar del fin de semana en paz. Pero bueno, maes, aquí la pregunta del millón para el foro: ¿a ustedes dónde los agarró el enjambre? ¿Los sacó de la cama o ya estaban en pleno ajetreo sabatino? ¡Cuenten el chisme sísmico!
Que no les cuenten cuentos, esto no fue un temblorcito aislado para asustar a la abuela. Según los maes del Ovsicori, que de fijo tuvieron que soltar el pinto a medio palo para correr a las pantallas, se registraron 17 meneones en una hora, entre las 8:30 y las 9:30 a.m. ¡Diecisiete! El que inició el bailongo fue uno de magnitud 3,3. Cualquiera diría “¡bah, eso no es nada!”, pero aquí viene el truco: el epicentro estaba a menos de 6 kilómetros de profundidad. Diay, mae, eso es como si el vecino de abajo, en lugar de poner música, se pusiera a golpear el techo con una escoba. Obvio que se va a sentir hasta en el alma, y por eso en Curri, Tres Ríos y alrededores hasta el agua del perro se movió.
Como es costumbre en este país, el verdadero segundo epicentro del temblor fueron las redes sociales. A los dos segundos ya era un concierto de “¿Lo sintieron?”, “¿Están bien?”, y el clásico “¡Qué susto, mae!”. Era un zafarrancho digital: que en Curridabat se sintieron tres seguidos y fuertecitos, que en Heredia solo el primero y como una caricia, que en Coronado dos pegaron con ganas. Cada uno con su reporte de daños (emocionales, más que todo), confirmando que no hay nada que una a los ticos más rápido que un buen susto geológico. Es nuestro chat nacional de pánico y chota, un clásico que nunca falla.
Ahora, mientras nosotros hacemos memes, la gente carga del Ovsicori está en pleno brete. El director, Esteban Chaves, confirmó que ya tienen a todo el equipo encima de la vara, haciéndole una autopsia completa a la secuencia de sismos. No es solo contar cuántos fueron; es un trabajo de detective. Están mapeando la orientación de la falla, la ubicación exacta y cómo se distribuyen en profundidad estos chunches. Es un brete de altísima precisión para entender qué carajos está pasando bajo nuestros pies y si esta fiesta va a seguir. ¡Qué nivel de brete el que se mandan para que nosotros durmamos (un poco) más tranquilos!
Al final del día, esto es un recordatorio de que vivimos en un país geológicamente adolescente: lleno de energía, un poco inestable y que de vez en cuando le da por hacer un escándalo para que no nos olvidemos de él. Por ahora, los expertos seguirán monitoreando la zona y nos mantendrán al tanto. Esperemos que la tierra ya se haya desahogado y nos deje disfrutar del fin de semana en paz. Pero bueno, maes, aquí la pregunta del millón para el foro: ¿a ustedes dónde los agarró el enjambre? ¿Los sacó de la cama o ya estaban en pleno ajetreo sabatino? ¡Cuenten el chisme sísmico!
