Mae, a veces uno ve las noticias del Plenario y de verdad no sabe si está viendo la Asamblea Legislativa o la última temporada de una telenovela de bajo presupuesto. El capítulo de este jueves fue uno de esos que uno dice: ¡qué torta! Los protagonistas, para no variar, fueron la jefa del oficialismo, doña Pilar Cisneros, y la bancada del Frente Amplio, específicamente Rocío Alfaro y Ariel Robles. El tema de fondo era la lucha contra el narcotráfico, pero, como ya es costumbre, la vara se desvió hacia un pleito personal que dejó a todo el mundo con la boca abierta.
La mecha se encendió después de que se aprobara una moción del FA para luchar contra el narco, una moción que, irónicamente, tuvo el voto en contra del oficialismo y sus aliados. En la revisión, la diputada Alfaro se mandó con todo y soltó la bomba: que Costa Rica está siendo dirigida por un "narco gobierno". ¡Tome chichí! Como era de esperarse, a doña Pilar casi le da algo. Ni corta ni perezosa, salió a defender al gobierno y, en lugar de quedarse en el debate político, decidió llevar el pleito al terreno más personal y filoso que encontró, apuntando directamente al candidato presidencial del FA, Ariel Robles.
Aquí fue donde la discusión se fue completamente al traste. Cisneros, viendo a Robles, disparó sin anestesia: “Si ustedes llegaran al poder ahí sí sería un narco gobierno porque tendrían a un presidente y un vicepresidente adictos a las drogas ilícitas”. ¡Qué nivel de ataque! Pasar de un debate sobre políticas de seguridad a una acusación de adicción es un salto que ni el mejor atleta olímpico se jala. Es un golpe bajo, directo y personal, que deja muy mal parado el nivel del discurso político. Uno se pregunta si de verdad ese es el brete para el que les pagamos, para que se saquen los trapitos sucios de forma tan explícita y sin contexto.
Pero Ariel Robles no es ningún quedado. El frenteamplista, que ya ha hablado abiertamente de su pasado, le devolvió la pedrada con una elegancia que hay que reconocer. “Vea Pilar, no toda persona que se tome una cerveza es un alcohólico, así como no toda persona que haya consumido marihuana es un adicto”, le respondió. Y para rematar el combo, le tiró un dardo que seguro le dolió a toda la bancada oficialista: “Si ocupa más información sobre alcoholismo y drogas pregúntele a su fracción, le pueden dar clases”. ¡Zas! Un derechazo verbal que dejó a más de uno sin palabras. La verdad es que la respuesta de Robles fue un recordatorio de que se puede contestar duro sin necesariamente caer en el mismo juego.
Lo más triste de todo este despiche es el telón de fondo. Mientras se tiraban con todo, se estaban votando dos mociones importantes: una para declarar al "Cartel de los Soles" como organización terrorista y la otra, la del FA, para reforzar la cooperación regional contra los carteles de Sinaloa, Jalisco y otros. O sea, en el preciso momento en que se suponía que debían estar unidos contra una amenaza real que desangra al país, estaban más ocupados en su propio show. Diay, al final del día, uno se queda con un sabor amargo, viendo cómo la polarización y los ataques personales le ganan la partida al trabajo serio que tanto necesita el país.
Ahora les pregunto a ustedes, maes del foro: ¿Creen que este tipo de ataques personales son una táctica válida en la política o es una línea que nunca se debería cruzar? ¿Este nivel de debate nos acerca a soluciones o solo nos hunde más en el circo?
La mecha se encendió después de que se aprobara una moción del FA para luchar contra el narco, una moción que, irónicamente, tuvo el voto en contra del oficialismo y sus aliados. En la revisión, la diputada Alfaro se mandó con todo y soltó la bomba: que Costa Rica está siendo dirigida por un "narco gobierno". ¡Tome chichí! Como era de esperarse, a doña Pilar casi le da algo. Ni corta ni perezosa, salió a defender al gobierno y, en lugar de quedarse en el debate político, decidió llevar el pleito al terreno más personal y filoso que encontró, apuntando directamente al candidato presidencial del FA, Ariel Robles.
Aquí fue donde la discusión se fue completamente al traste. Cisneros, viendo a Robles, disparó sin anestesia: “Si ustedes llegaran al poder ahí sí sería un narco gobierno porque tendrían a un presidente y un vicepresidente adictos a las drogas ilícitas”. ¡Qué nivel de ataque! Pasar de un debate sobre políticas de seguridad a una acusación de adicción es un salto que ni el mejor atleta olímpico se jala. Es un golpe bajo, directo y personal, que deja muy mal parado el nivel del discurso político. Uno se pregunta si de verdad ese es el brete para el que les pagamos, para que se saquen los trapitos sucios de forma tan explícita y sin contexto.
Pero Ariel Robles no es ningún quedado. El frenteamplista, que ya ha hablado abiertamente de su pasado, le devolvió la pedrada con una elegancia que hay que reconocer. “Vea Pilar, no toda persona que se tome una cerveza es un alcohólico, así como no toda persona que haya consumido marihuana es un adicto”, le respondió. Y para rematar el combo, le tiró un dardo que seguro le dolió a toda la bancada oficialista: “Si ocupa más información sobre alcoholismo y drogas pregúntele a su fracción, le pueden dar clases”. ¡Zas! Un derechazo verbal que dejó a más de uno sin palabras. La verdad es que la respuesta de Robles fue un recordatorio de que se puede contestar duro sin necesariamente caer en el mismo juego.
Lo más triste de todo este despiche es el telón de fondo. Mientras se tiraban con todo, se estaban votando dos mociones importantes: una para declarar al "Cartel de los Soles" como organización terrorista y la otra, la del FA, para reforzar la cooperación regional contra los carteles de Sinaloa, Jalisco y otros. O sea, en el preciso momento en que se suponía que debían estar unidos contra una amenaza real que desangra al país, estaban más ocupados en su propio show. Diay, al final del día, uno se queda con un sabor amargo, viendo cómo la polarización y los ataques personales le ganan la partida al trabajo serio que tanto necesita el país.
Ahora les pregunto a ustedes, maes del foro: ¿Creen que este tipo de ataques personales son una táctica válida en la política o es una línea que nunca se debería cruzar? ¿Este nivel de debate nos acerca a soluciones o solo nos hunde más en el circo?