¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, ¿verdad? Resulta que ahora hasta los diputados europeos nos andan mirando con lupa. Parece que Costa Rica, mi querida patria, se ha ganado una reputación… no precisamente la mejor. Según el Partido Popular Europeo (PPE), somos prácticamente el patio trasero de Europa para el negocio ilícito de la cocaína. ¡Imagínense eso!
El PPE, que es una movida importante allá en Europa –reúne a los conservadores de varios países–, lanzó una bomba hace unos días. En una reunión, dijeron que Costa Rica se ha transformado en un “centro logístico de tránsito” para enviar droga blanca al Viejo Continente. Y como si fuera poco, proponen instalar una oficina de Europol, la policía europea, aquí mismo, en Puerto Moín, Limón. ¡Un brete tener a los europeos vigilando nuestros movimientos!
La idea, según explican los gringos, es frenar el trasiego. Argumentan que Costa Rica es un lugar estratégico para combatir este problema porque, bueno, porque estamos metidos de lleno en esto. Piensan que si funciona bien, podrían llevar el modelo a otros países de Latinoamérica. ¡Ya se imaginan, Chile, Perú, Colombia... todos bajo la lupa europea! Pero aquí en Costa Rica, el panorama pinta un poquito diferente.
¿Y cómo van a funcionar las cosas? Pues dicen que quieren hacer proyectos conjuntos entre Europol y los países latinoamericanos. El objetivo sería controlar lo que exportamos a Europa para evitar que la droga llegue ahí. También hablan de crear una especie de red de puertos asociados en la región, incluyendo terminales en Costa Rica, Panamá, Ecuador y Brasil. ¡Una maraña de controles y regulaciones!
Pero lo más alarmante es que, según el PPE, Europa sigue siendo el mercado número uno para la cocaína en el mundo. Incautaron 419 toneladas el año pasado, ¡una cifra histórica! Y gran parte de esa droga, dicen ellos, se origina o pasa por nuestras tierras. Esto no es un juego, mi gente. El narcotráfico nos está afectando directamente.
El candidato del PUSC, Juan Carlos Hidalgo, tampoco se quedó callado. Ante los legisladores europeos, soltó la bomba: “En Europa llega la droga; en Costa Rica empieza la violencia”. Directo al grano, ¿eh? Criticó duramente al gobierno de Rodrigo Chaves, diciendo que su “pacifismo” es, en realidad, “parálisis”. Le recriminó que su gestión haya hecho que Costa Rica sea un “corredor cómodo para los criminales”. ¡Qué dardos!
Hidalgo propuso un “Acuerdo Transatlántico de Seguridad y Prosperidad”, enfocado en inteligencia coordinada, puertos seguros, combate a las finanzas ilegales y oportunidades para los jóvenes en riesgo. Para sorpresa de muchos, el PPE le dio bola a sus ideas e incluso las incorporó en una resolución formal, pidiendo fortalecer la colaboración entre Europol y Latinoamérica. ¡Quién sabe, quizás tengamos un aliado inesperado en la lucha contra el narcotráfico!
En fin, la situación es delicada. Tenemos ojos europeos encima, críticas desde el extranjero y una creciente preocupación por la seguridad nacional. Pero dime, mi pana, ¿crees que la presencia de Europol en Puerto Moín realmente ayudará a solucionar el problema del narcotráfico en Costa Rica, o será otra medida superficial que no atacará las raíces del asunto?
El PPE, que es una movida importante allá en Europa –reúne a los conservadores de varios países–, lanzó una bomba hace unos días. En una reunión, dijeron que Costa Rica se ha transformado en un “centro logístico de tránsito” para enviar droga blanca al Viejo Continente. Y como si fuera poco, proponen instalar una oficina de Europol, la policía europea, aquí mismo, en Puerto Moín, Limón. ¡Un brete tener a los europeos vigilando nuestros movimientos!
La idea, según explican los gringos, es frenar el trasiego. Argumentan que Costa Rica es un lugar estratégico para combatir este problema porque, bueno, porque estamos metidos de lleno en esto. Piensan que si funciona bien, podrían llevar el modelo a otros países de Latinoamérica. ¡Ya se imaginan, Chile, Perú, Colombia... todos bajo la lupa europea! Pero aquí en Costa Rica, el panorama pinta un poquito diferente.
¿Y cómo van a funcionar las cosas? Pues dicen que quieren hacer proyectos conjuntos entre Europol y los países latinoamericanos. El objetivo sería controlar lo que exportamos a Europa para evitar que la droga llegue ahí. También hablan de crear una especie de red de puertos asociados en la región, incluyendo terminales en Costa Rica, Panamá, Ecuador y Brasil. ¡Una maraña de controles y regulaciones!
Pero lo más alarmante es que, según el PPE, Europa sigue siendo el mercado número uno para la cocaína en el mundo. Incautaron 419 toneladas el año pasado, ¡una cifra histórica! Y gran parte de esa droga, dicen ellos, se origina o pasa por nuestras tierras. Esto no es un juego, mi gente. El narcotráfico nos está afectando directamente.
El candidato del PUSC, Juan Carlos Hidalgo, tampoco se quedó callado. Ante los legisladores europeos, soltó la bomba: “En Europa llega la droga; en Costa Rica empieza la violencia”. Directo al grano, ¿eh? Criticó duramente al gobierno de Rodrigo Chaves, diciendo que su “pacifismo” es, en realidad, “parálisis”. Le recriminó que su gestión haya hecho que Costa Rica sea un “corredor cómodo para los criminales”. ¡Qué dardos!
Hidalgo propuso un “Acuerdo Transatlántico de Seguridad y Prosperidad”, enfocado en inteligencia coordinada, puertos seguros, combate a las finanzas ilegales y oportunidades para los jóvenes en riesgo. Para sorpresa de muchos, el PPE le dio bola a sus ideas e incluso las incorporó en una resolución formal, pidiendo fortalecer la colaboración entre Europol y Latinoamérica. ¡Quién sabe, quizás tengamos un aliado inesperado en la lucha contra el narcotráfico!
En fin, la situación es delicada. Tenemos ojos europeos encima, críticas desde el extranjero y una creciente preocupación por la seguridad nacional. Pero dime, mi pana, ¿crees que la presencia de Europol en Puerto Moín realmente ayudará a solucionar el problema del narcotráfico en Costa Rica, o será otra medida superficial que no atacará las raíces del asunto?