¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con temas que nos ponen a todos nerviosos. El Ministerio de Salud mandó un comunicado este fin de semana sobre un caso sospechoso de fiebre amarilla. No te rías, esto no es broma. Se trata de una turista gringa, una chama joven de unos 29 años, que llegó de la Amazonia, directamente del brete. Parece que la calentura y otros sintomas llegaron acá como bala.
Según la información que tenemos, la pobre estaba bien perdida, sin la vacuna contra la fiebre amarilla. Ya saben cómo es la cosa, te vas de paseo pensando que estás aprovechando la vida y luego te topas con un chunche así. La tuvieron en un hospital privado primero, porque eso sí lo tienen bien organizado, pero después la movieron a la Caja, a un lugar donde puedan atenderla con más calma y hacerse los exámenes necesarios. Estarán esperando los resultados del INCIENSA para saber qué onda realmente, si es fiebre amarilla confirmado o se jaló una torta con el diagnóstico inicial.
Y ojo, que esto no es solo cosa nuestra, ¿eh? Salud nos recuerda que hay varios países en Sudamérica y África donde este bichito anda suelto, como Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú... Una lista larguísima. Y ni hablar de Colombia, donde dicen que ya te exigen la vacuna si quieres entrar. Imagínate, tener que andar cargando con esos papeles encima, ¡qué lata!
Pero bueno, hablemos de los síntomas, porque ahí está el detalle. Dicen que empieza con fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, como cuando te da gripa pero multiplicado por diez. Después te empiezan a doler todos los huesos, te sientes agotadísimo y te da ganas de echarle vómito al mundo. Y si va a más, puede ponerse la piel amarilla, empezar a sangrar y hasta meterse con el hígado o los riñones. ¡Qué sal!
Por supuesto, el Ministerio de Salud ya se puso las pilas y está dando consejos. Lo primero, vacunarse, claro. Ahí no hay mucho juego, si vas a ir a esos lugares, ponte la vacuna con tiempo, mínimo 10 días antes de viajar. También te recomiendan que uses repelente, te cubras con ropa de manga larga y pongas mosquiteros en la cama, porque esos jeves son los principales culpables de contagiar esta vaina. Y si regresas y te sientes raro, ¡corre al centro de salud, no te hagas el loco!
Ahora, lo que me preocupa es que esto nos recuerde lo poco que estamos preparados en algunos aspectos. ¿Realmente tenemos suficientes recursos en los hospitales para manejar un brote grande? ¿La gente está bien informada sobre los riesgos y las medidas preventivas? Me parece que todavía nos falta mucho camino por recorrer para estar tranquilos.
Además, pienso en esas comunidades rurales, donde la asistencia médica no es tan fácil de conseguir y la gente vive cerca de zonas boscosas, donde los mosquitos encuentran su paraíso particular. ¿Cómo llegamos a ellos con la información y con la vacuna? Hay que pensar en estrategias creativas, campañas de concienciación… Algo que vaya más allá de los comunicados oficiales. Porque a veces, ese tipo de mensajes no llegan a donde deberían.
En fin, todo esto nos hace reflexionar sobre lo importante que es cuidarnos y estar pendientes de nuestro entorno. Afortunadamente, hasta ahora solo es un caso sospechoso, pero no podemos bajar la guardia. Entonces, mi pregunta para ustedes, mis queridos lectores del Foro: ¿Creen que Costa Rica está suficientemente preparada para enfrentar una posible epidemia de fiebre amarilla, considerando los desafíos logísticos y socioeconómicos que enfrentamos?
Según la información que tenemos, la pobre estaba bien perdida, sin la vacuna contra la fiebre amarilla. Ya saben cómo es la cosa, te vas de paseo pensando que estás aprovechando la vida y luego te topas con un chunche así. La tuvieron en un hospital privado primero, porque eso sí lo tienen bien organizado, pero después la movieron a la Caja, a un lugar donde puedan atenderla con más calma y hacerse los exámenes necesarios. Estarán esperando los resultados del INCIENSA para saber qué onda realmente, si es fiebre amarilla confirmado o se jaló una torta con el diagnóstico inicial.
Y ojo, que esto no es solo cosa nuestra, ¿eh? Salud nos recuerda que hay varios países en Sudamérica y África donde este bichito anda suelto, como Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú... Una lista larguísima. Y ni hablar de Colombia, donde dicen que ya te exigen la vacuna si quieres entrar. Imagínate, tener que andar cargando con esos papeles encima, ¡qué lata!
Pero bueno, hablemos de los síntomas, porque ahí está el detalle. Dicen que empieza con fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, como cuando te da gripa pero multiplicado por diez. Después te empiezan a doler todos los huesos, te sientes agotadísimo y te da ganas de echarle vómito al mundo. Y si va a más, puede ponerse la piel amarilla, empezar a sangrar y hasta meterse con el hígado o los riñones. ¡Qué sal!
Por supuesto, el Ministerio de Salud ya se puso las pilas y está dando consejos. Lo primero, vacunarse, claro. Ahí no hay mucho juego, si vas a ir a esos lugares, ponte la vacuna con tiempo, mínimo 10 días antes de viajar. También te recomiendan que uses repelente, te cubras con ropa de manga larga y pongas mosquiteros en la cama, porque esos jeves son los principales culpables de contagiar esta vaina. Y si regresas y te sientes raro, ¡corre al centro de salud, no te hagas el loco!
Ahora, lo que me preocupa es que esto nos recuerde lo poco que estamos preparados en algunos aspectos. ¿Realmente tenemos suficientes recursos en los hospitales para manejar un brote grande? ¿La gente está bien informada sobre los riesgos y las medidas preventivas? Me parece que todavía nos falta mucho camino por recorrer para estar tranquilos.
Además, pienso en esas comunidades rurales, donde la asistencia médica no es tan fácil de conseguir y la gente vive cerca de zonas boscosas, donde los mosquitos encuentran su paraíso particular. ¿Cómo llegamos a ellos con la información y con la vacuna? Hay que pensar en estrategias creativas, campañas de concienciación… Algo que vaya más allá de los comunicados oficiales. Porque a veces, ese tipo de mensajes no llegan a donde deberían.
En fin, todo esto nos hace reflexionar sobre lo importante que es cuidarnos y estar pendientes de nuestro entorno. Afortunadamente, hasta ahora solo es un caso sospechoso, pero no podemos bajar la guardia. Entonces, mi pregunta para ustedes, mis queridos lectores del Foro: ¿Creen que Costa Rica está suficientemente preparada para enfrentar una posible epidemia de fiebre amarilla, considerando los desafíos logísticos y socioeconómicos que enfrentamos?
