¡Ay, Dios mío, pues claro que sí! La onda de la venta de FIFCO a Heineken, unos tres billones y pico, sacudió a todos. Y no me refiero solamente a los ejecutivos y burócratas, sino también a los pobres accionistas que ahora se preguntan cómo les va a tocar el palo en el tema de impuestos. Al final, parece que tener acciones de FIFCO era más complicado de lo que aparentaba.
Pues resulta que, según el abogado Gabriel Zamora Baudrit –el mero mero en temas tributarios–, vender esas acciones significa que tienes que declarar una ganancia de capital. Esto, obviamente, implica pagarle al Ministerio de Hacienda una buena lana. Pero tranquilito, que hay opciones, aunque hay que moverse rápido y con la documentación en regla. La cosa es entenderla bien porque ahí se pueden meter algunos despistes feos.
La ley dice clarito que el impuesto general sobre las ganancias de capital es del 15%. Pero esperen, que todavía hay más. Si compraste tus acciones antes del 2019, te sale otra tarifa, más bajita, del 2,25%. ¡Esto es como jugar a la lotería, mae! Depende cuándo compraste el papelito, ¿cachai?
Ahora, la Adminitración Tributaria está usando un nuevo sistema llamado TRIBU-CR para todo este rollo de declaraciones. Ya no sirve el D-162 de la vieja escuela. Hay que adaptarse, y eso puede ser un brete para algunos, especialmente para los viejitos que no le entienden mucho a estas cosas nuevas. Y si eres extranjero, la cosa se complica aún más; tienen que retener el impuesto directamente.
Zamora Baudrit nos dice que lo crucial es tener toda la papelería en orden: comprobantes de compra, fechas, valores… todo guardadito. Porque si te descuidas un poquito, la Sunat te puede agarrar con la mano en la miel y te van a sacar hasta los quiquiriques. Así que, precausión, precausión, mi gente.
Imagínate la bronca: estás contento porque vendiste tus acciones a buen precio, piensas que vas a salir nadando en guayuza... y luego te llega el golpe del impuesto. ¡Qué sal! Por eso es importante asesorarse bien desde el principio y no ir pensando que todo va a salir rodado. Un buen contador es oro puro en estos casos, te digo yo.
La verdad, todo esto es un verdadero laberinto fiscal. Parece que los abogados hacen lo suyo cobrando honorarios y el gobierno haciéndolo suyo con los impuestos, mientras nosotros, los mortales, intentamos sobrevivir en medio de este quilombo. Ojalá que al menos el dinero de la venta sirva para invertirlo en algo productivo para el país y no se vaya en proyectos faraónicos que nunca llegan a ninguna parte.
Entonces, dime, ¿crees que el Estado debería simplificar el proceso de declaración de impuestos para los accionistas o prefieres mantener la complejidad actual? ¿Es justo que quienes han invertido en empresas nacionales sean tan penalizados con impuestos al momento de vender sus activos? ¡Déjanos tus opiniones en el foro!
Pues resulta que, según el abogado Gabriel Zamora Baudrit –el mero mero en temas tributarios–, vender esas acciones significa que tienes que declarar una ganancia de capital. Esto, obviamente, implica pagarle al Ministerio de Hacienda una buena lana. Pero tranquilito, que hay opciones, aunque hay que moverse rápido y con la documentación en regla. La cosa es entenderla bien porque ahí se pueden meter algunos despistes feos.
La ley dice clarito que el impuesto general sobre las ganancias de capital es del 15%. Pero esperen, que todavía hay más. Si compraste tus acciones antes del 2019, te sale otra tarifa, más bajita, del 2,25%. ¡Esto es como jugar a la lotería, mae! Depende cuándo compraste el papelito, ¿cachai?
Ahora, la Adminitración Tributaria está usando un nuevo sistema llamado TRIBU-CR para todo este rollo de declaraciones. Ya no sirve el D-162 de la vieja escuela. Hay que adaptarse, y eso puede ser un brete para algunos, especialmente para los viejitos que no le entienden mucho a estas cosas nuevas. Y si eres extranjero, la cosa se complica aún más; tienen que retener el impuesto directamente.
Zamora Baudrit nos dice que lo crucial es tener toda la papelería en orden: comprobantes de compra, fechas, valores… todo guardadito. Porque si te descuidas un poquito, la Sunat te puede agarrar con la mano en la miel y te van a sacar hasta los quiquiriques. Así que, precausión, precausión, mi gente.
Imagínate la bronca: estás contento porque vendiste tus acciones a buen precio, piensas que vas a salir nadando en guayuza... y luego te llega el golpe del impuesto. ¡Qué sal! Por eso es importante asesorarse bien desde el principio y no ir pensando que todo va a salir rodado. Un buen contador es oro puro en estos casos, te digo yo.
La verdad, todo esto es un verdadero laberinto fiscal. Parece que los abogados hacen lo suyo cobrando honorarios y el gobierno haciéndolo suyo con los impuestos, mientras nosotros, los mortales, intentamos sobrevivir en medio de este quilombo. Ojalá que al menos el dinero de la venta sirva para invertirlo en algo productivo para el país y no se vaya en proyectos faraónicos que nunca llegan a ninguna parte.
Entonces, dime, ¿crees que el Estado debería simplificar el proceso de declaración de impuestos para los accionistas o prefieres mantener la complejidad actual? ¿Es justo que quienes han invertido en empresas nacionales sean tan penalizados con impuestos al momento de vender sus activos? ¡Déjanos tus opiniones en el foro!