¡Ay, Dios mío! La polémica sigue hirviendo a fuego lento con el tema del arroz en Costa Rica. Resulta que Pilar Cisneros, la jefa del oficialismo, le echó agua fría al proyecto Fonarroz, esa propuesta del Frente Amplio que prometía rescatar a los productores arroceros que andan con la soga al cuello. Parece que esto del cambio de mando 2025 ya está afectando hasta el humito del frijoles.
Según Cisneros, meterle mano al bolsillo del pueblo con un nuevo impuesto para subsidiar a los arroceros sería un despache monumental. Insiste que la causa del problema no es la famosa “ruta del arroz” impulsada por Chaves, sino que, sencillamente, los arroceros ticos no saben competir. A ver, no nos hagamos los dormidos, parece que la competencia global es una vara alta difícil de alcanzar para algunos, pero culpar solo a la ruta, pues ahí hay despiche, ¿no?
Y ni hablar del desembolso que representa mantener a Conarroz, esa entidad gubernamental que devora fajaras de dinero público. Cisneros soltó la bomba de los 1600 millones de colones anuales, ¡una barbaridad!, según ella. Plantea que si se cerraran esas puertas, habría más lana para ayudar directamente a los arroceros. Imaginen, más de seis millones y medio para cada productor. ¡Eso sí que estaría a cachete!
Pero ojo, la Legislatura no se quedó quieta. La fracción de Gobierno presentó un montón de mociones de fondo contra el Fonarroz, ¡54 para ser exactos!, y a eso súmale otras 18 propuestas de la diputada socialcristiana Daniela Rojas. Esto pinta para una batalla campal en el Congreso, donde los agricultores han ido a manifestarse frente al edificio, pidiendo desesperadamente apoyo. Una verdadera torta, amigos.
Para ponerle un poquito de perspectiva histórica, hace unos cuantos años, en 2011, apenas importábamos el 18% del arroz que consumíamos. Pero, poquito a poco, esa cifra fue escalando hasta llegar a niveles alarmantes, donde ahora dependemos en un 70% de productos importados. ¡Qué sal! Casi nos hemos olvidado de comer arroz tico, ¡puro importado! Un verdadero chunche este panorama, diay…
Ahora bien, resulta curioso cómo se habla tanto de la falta de competitividad, pero no se analiza a fondo qué factores contribuyen a ello. Mientras que nuestros vecinos cosechan entre 10 y 14 toneladas por hectárea, nosotros apenas llegamos a 3 o 4. ¿Falta de tecnología? ¿Problemas con el acceso al crédito? ¿Mala planificación? Son preguntas que merecen respuesta, y no solo echarle la culpa a la ruta o a la falta de ganas de los arroceros. Hay que buscar soluciones reales, y no parches improvisados.
En fin, la discusión sobre el futuro del arroz en Costa Rica está lejos de terminar. Se avecinan tiempos movidos, con debates apasionados y presiones políticas de todos lados. El tema del Fonarroz ha puesto sobre la mesa la necesidad urgente de encontrar alternativas sostenibles para apoyar a los productores nacionales y garantizar el suministro de este alimento básico para todos los hogares. Y mientras tanto, los arroceros siguen batallando, buscando una luz al final del túnel.
Con tanta controversia alrededor del Fonarroz y las diferentes posturas sobre cómo rescatar al sector arrocero, me pregunto: ¿Creen que la solución pasa por eliminar Conarroz y destinar esos recursos directamente a los productores, o deberían explorar otras opciones que fomenten la productividad y la competitividad a largo plazo? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, vamos a armar un brete de ideas!
Según Cisneros, meterle mano al bolsillo del pueblo con un nuevo impuesto para subsidiar a los arroceros sería un despache monumental. Insiste que la causa del problema no es la famosa “ruta del arroz” impulsada por Chaves, sino que, sencillamente, los arroceros ticos no saben competir. A ver, no nos hagamos los dormidos, parece que la competencia global es una vara alta difícil de alcanzar para algunos, pero culpar solo a la ruta, pues ahí hay despiche, ¿no?
Y ni hablar del desembolso que representa mantener a Conarroz, esa entidad gubernamental que devora fajaras de dinero público. Cisneros soltó la bomba de los 1600 millones de colones anuales, ¡una barbaridad!, según ella. Plantea que si se cerraran esas puertas, habría más lana para ayudar directamente a los arroceros. Imaginen, más de seis millones y medio para cada productor. ¡Eso sí que estaría a cachete!
Pero ojo, la Legislatura no se quedó quieta. La fracción de Gobierno presentó un montón de mociones de fondo contra el Fonarroz, ¡54 para ser exactos!, y a eso súmale otras 18 propuestas de la diputada socialcristiana Daniela Rojas. Esto pinta para una batalla campal en el Congreso, donde los agricultores han ido a manifestarse frente al edificio, pidiendo desesperadamente apoyo. Una verdadera torta, amigos.
Para ponerle un poquito de perspectiva histórica, hace unos cuantos años, en 2011, apenas importábamos el 18% del arroz que consumíamos. Pero, poquito a poco, esa cifra fue escalando hasta llegar a niveles alarmantes, donde ahora dependemos en un 70% de productos importados. ¡Qué sal! Casi nos hemos olvidado de comer arroz tico, ¡puro importado! Un verdadero chunche este panorama, diay…
Ahora bien, resulta curioso cómo se habla tanto de la falta de competitividad, pero no se analiza a fondo qué factores contribuyen a ello. Mientras que nuestros vecinos cosechan entre 10 y 14 toneladas por hectárea, nosotros apenas llegamos a 3 o 4. ¿Falta de tecnología? ¿Problemas con el acceso al crédito? ¿Mala planificación? Son preguntas que merecen respuesta, y no solo echarle la culpa a la ruta o a la falta de ganas de los arroceros. Hay que buscar soluciones reales, y no parches improvisados.
En fin, la discusión sobre el futuro del arroz en Costa Rica está lejos de terminar. Se avecinan tiempos movidos, con debates apasionados y presiones políticas de todos lados. El tema del Fonarroz ha puesto sobre la mesa la necesidad urgente de encontrar alternativas sostenibles para apoyar a los productores nacionales y garantizar el suministro de este alimento básico para todos los hogares. Y mientras tanto, los arroceros siguen batallando, buscando una luz al final del túnel.
Con tanta controversia alrededor del Fonarroz y las diferentes posturas sobre cómo rescatar al sector arrocero, me pregunto: ¿Creen que la solución pasa por eliminar Conarroz y destinar esos recursos directamente a los productores, o deberían explorar otras opciones que fomenten la productividad y la competitividad a largo plazo? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, vamos a armar un brete de ideas!