Ay, gentes, qué historia nos tocó vivir a nuestra querida Ginnés Rodríguez, la presentadora de 'Las Historias'. Resulta que el viaje de vuelta desde Tilarán, disfrutando de un merecido fin de semana largo con su hijito Marcelo, se convirtió en una verdadera torta gracias a un problema con su carro eléctrico. Uno pensaría, '¿qué tan complicado puede ser?', pero ay, la tecnología a veces nos da unos sustos de esos que quedan para contar.
Todo empezó tranquilo, dice Ginnés en sus stories de Instagram. Un paseo familiar, sol, naturaleza... lo típico de un viernes prolongado en nuestro país. Pero cuando regresaban a Heredia, la batería les jugó una mala pasada. Se quedaron varados en Turrúcares, justo ahí donde el tráfico siempre anda pegado. Imagínense la escena: calorcito, cansancio, y la incertidumbre de tener que llamar a una grúa. ¡Un brete!
Y como si fuera poco, al llegar al centro de carga en Villa Bonita, Alajuela, la situación no mejoró mucho. De las seis estaciones disponibles, solo tres estaban funcionando. Eso significaba hacer fila y esperar su turno, mientras la paciencia se iba evaporando como agua en machete. Y para rematar la jugada, la tarjeta de crédito no quería cooperar. ¡Parecía que el universo entero conspiraba contra ellos!
Pero, fíjense que aquí viene la parte bonita de la historia. Ginnés, lejos de echarse las manos a la cabeza, mantuvo la calma y compartió su experiencia en redes sociales. Reconoció que le habían “salido mal las cuentas” y admitió que desconocía del funcionamiento de las estaciones de carga – 'nunca había tenido que usar esas cosas', dijo – pero resaltó el apoyo de la gente que se cruzó en su camino. Gente buena, solidaria, dispuesta a echarle un cable a quien lo necesita. Eso sí que levanta el ánimo, diay.
Describió la noche como “lindísima”, pese a toda la adversidad, y agradeció a los desconocidos que se convirtieron en sus “ángeles en el camino”. Porque así somos nosotros, los ticos. Siempre dispuestos a tender una mano, a compartir una sonrisa, a aliviar la carga de alguien que lo está pasando feo. Esa es la verdadera esencia de nuestro país, la que nos hace únicos y especiales. Más allá de los problemas técnicos y las tarjetas rebeldes, brilló la humanidad.
La anécdota de Ginnés nos recuerda también los retos que aún enfrentamos con la infraestructura para vehículos eléctricos en Costa Rica. Si queremos impulsar la movilidad sostenible, necesitamos invertir en cargadores confiables y accesibles en todas partes. No sirve de nada tener carros amigotes con el medio ambiente si luego te quedas tirado en la carretera esperando horas a que alguien te rescate. Es una vara importante para el gobierno y para las empresas privadas.
En tiempos donde la tecnología avanza a pasos agigantados, es fácil olvidarnos de la importancia de conectar con otras personas. La experiencia de Ginnés nos enseña que, incluso en las situaciones más inesperadas, podemos encontrar solidaridad y apoyo. Nos demuestra que la buena onda y el compañerismo pueden superar cualquier obstáculo, hasta quedarse sin pila en pleno camino. Y bueno, parece que ahora Ginnés ya sabe cómo planificar sus viajes eléctricos para que no le vuelva a pasar esta torta.
Así que, queridos foreros, la pregunta del millón es: ¿han experimentado alguna vez contratiempos similares con vehículos eléctricos o con la infraestructura de carga? ¿Creen que Costa Rica está preparada para abrazar plenamente la movilidad eléctrica o todavía nos falta mucho camino por recorrer?
Todo empezó tranquilo, dice Ginnés en sus stories de Instagram. Un paseo familiar, sol, naturaleza... lo típico de un viernes prolongado en nuestro país. Pero cuando regresaban a Heredia, la batería les jugó una mala pasada. Se quedaron varados en Turrúcares, justo ahí donde el tráfico siempre anda pegado. Imagínense la escena: calorcito, cansancio, y la incertidumbre de tener que llamar a una grúa. ¡Un brete!
Y como si fuera poco, al llegar al centro de carga en Villa Bonita, Alajuela, la situación no mejoró mucho. De las seis estaciones disponibles, solo tres estaban funcionando. Eso significaba hacer fila y esperar su turno, mientras la paciencia se iba evaporando como agua en machete. Y para rematar la jugada, la tarjeta de crédito no quería cooperar. ¡Parecía que el universo entero conspiraba contra ellos!
Pero, fíjense que aquí viene la parte bonita de la historia. Ginnés, lejos de echarse las manos a la cabeza, mantuvo la calma y compartió su experiencia en redes sociales. Reconoció que le habían “salido mal las cuentas” y admitió que desconocía del funcionamiento de las estaciones de carga – 'nunca había tenido que usar esas cosas', dijo – pero resaltó el apoyo de la gente que se cruzó en su camino. Gente buena, solidaria, dispuesta a echarle un cable a quien lo necesita. Eso sí que levanta el ánimo, diay.
Describió la noche como “lindísima”, pese a toda la adversidad, y agradeció a los desconocidos que se convirtieron en sus “ángeles en el camino”. Porque así somos nosotros, los ticos. Siempre dispuestos a tender una mano, a compartir una sonrisa, a aliviar la carga de alguien que lo está pasando feo. Esa es la verdadera esencia de nuestro país, la que nos hace únicos y especiales. Más allá de los problemas técnicos y las tarjetas rebeldes, brilló la humanidad.
La anécdota de Ginnés nos recuerda también los retos que aún enfrentamos con la infraestructura para vehículos eléctricos en Costa Rica. Si queremos impulsar la movilidad sostenible, necesitamos invertir en cargadores confiables y accesibles en todas partes. No sirve de nada tener carros amigotes con el medio ambiente si luego te quedas tirado en la carretera esperando horas a que alguien te rescate. Es una vara importante para el gobierno y para las empresas privadas.
En tiempos donde la tecnología avanza a pasos agigantados, es fácil olvidarnos de la importancia de conectar con otras personas. La experiencia de Ginnés nos enseña que, incluso en las situaciones más inesperadas, podemos encontrar solidaridad y apoyo. Nos demuestra que la buena onda y el compañerismo pueden superar cualquier obstáculo, hasta quedarse sin pila en pleno camino. Y bueno, parece que ahora Ginnés ya sabe cómo planificar sus viajes eléctricos para que no le vuelva a pasar esta torta.
Así que, queridos foreros, la pregunta del millón es: ¿han experimentado alguna vez contratiempos similares con vehículos eléctricos o con la infraestructura de carga? ¿Creen que Costa Rica está preparada para abrazar plenamente la movilidad eléctrica o todavía nos falta mucho camino por recorrer?
