Las exsiamesas Yurelia y Fiorella Rocha Arias enfrentan un nuevo reto en su corta vida: vivir hacinadas junto a más de diez personas y varios perros.
Las niñas lograron sobrevivir a una cirugía de separación, efectuada hace un año, en Palo Alto, California, Estados Unidos.
Hoy, sin embargo, su sistema respiratorio sucumbe, constantemente, ante la humedad que las rodea y al humo del cigarro que circula por su pequeña casa.
Sus pulmones son muy susceptibles a las enfermedades pues pasaron apretados junto a otros órganos durante más de dos años, compartiendo una misma cavidad torácica.
Esta susceptibilidad se eleva cuando las niñas deben respirar aire viciado con tabaco y humedad, al vivir en un espacio muy pequeño.
A estas niñas y a su familia, el Gobierno les construyó una casa con un bono de vivienda. Con apoyo del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y donaciones particulares, se les dotó de muebles, camas y artículos para la cocina.
Esta ayuda les permitió salir de un precario en donde vivían, en la ciudadela León XIII. Actualmente, viven en Alajuelita, en una casa donde la sala, el comedor y la cocina comparten el mismo espacio.
La vivienda tiene baño y dos habitaciones, más un cuarto adicional que se construyó en el patio para que las niñas lo usaran después de la operación.
Sin embargo, los padres de las chiquitas alquilaron la nueva habitación a otra familia para ayudarse con el pago de los gastos del hogar.
Durante el último año Yurelia y Fiorella –hoy, de tres años–, han sido internadas cuatro veces en el Hospital Nacional de Niños debido a problemas infecciosos.
La última ocasión fue en agosto, cuando estuvieron internadas tres semanas debido al virus respiratorio sincicial.
La jefa del servicio de Medicina 1 del Hospital Nacional de Niños, Ivonne Gómez, informó de que la recuperación de las niñas, desde el punto de vista quirúrgico, ha sido exitosa.
No obstante, ante las condiciones de vida de las pequeñas, el hospital solicitó ayuda a Trabajo Social y al Patronato Nacional de la Infancia (PANI) para que convencieran a los padres sobre la necesidad de que no se fume en la casa.
Las menores también han sido vistas en la clínica de Alajuelita, adonde acuden al servicio de emergencias cada vez que necesitan una nebulización (aplicación de medicinas con ayuda de una mascarilla para abrir las vías respiratorias).
Estas emergencias son casi todos los días.
Aunque no son asmáticas, dijo Gómez, las menores son tratadas como tales porque desarrollan dificultades respiratorias similares a las de estos enfermos. Yurelia toma medicinas para mejorar el funcionamiento de su corazón.
En el Hospital de Niños son vistas por gastroenterólogos, neumólogos, nutricionistas y cardiólogos al menos cada tres meses.
Aunque La Nación visitó en dos ocasiones a las niñas, no fue posible conversar personalmente con su mamá, María Elizabeth Arias.
Vía telefónica, la señora dijo que las niñas estaban “graves”, y que debía llevarlas al Hospital de Niños. Arias lamentó que un año después de la cirugía “ya nadie se acuerde de mis niñas”.
QUE HP GENTE MÁS CÍNICA...........Y EL BRETE QUEEEEEEEEEEE????????????