¡Ay, Dios mío! Se le armó la bronca a todo el mundo en San Carlos. Después de casi dos semanas de buscarla como agua para chocolate, el OIJ encontró restos humanos en la finca de Javillos de Florencia, donde se buscaba desesperadamente a Ligia Faerrón. El caso, que ya había prendido candela en todos lados, ahora pinta aún más feo que el café frío.
Todo empezó el primerito de octubre, cuando reportaron a Ligia como extraviada. Supuestamente, la última vez que alguien la vio fue el 26 de septiembre, merodeando por sus casas en Calle Lapas. Desde entonces, un silencio que daba más miedo que el viento en la montaña. La policía judicial movilizó montones de recursos, incluyendo perritos sabandijos y gente experta buscando cualquier pista que nos dijera dónde estaba la señora. Parecía que hasta los pájaros estaban callados esperando ver qué pasaba.
Según Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, desde el martes ya estaban buscando un cuerpo, porque, díganle al que digan, la esperanza de encontrarla con vida se había ido volando como papelito en la tormenta. Me imagino el ambiente tenso ahí en la finca... perros olfateando, técnicos analizando tierra, y toda la tensión que se mete en el cuerpo cuando buscas algo así. El brete se puso duro pa’ todos, créanme.
Y hablando de bretes, parece que el asunto se complicó aún más. Ya tienen detenidas tres personas: un hombre y dos mujeres. El mae que manejava el carro de Ligia, un tal González López, es el principal sospechoso. Al parecer, el tipo chocó el carro, y ahí quedó la cosa. No sé ustedes, pero a mí eso me huele a changüí desde lejos. Siempre hay alguien que se quiere hacer el listo, pero al final, las cosas salen a la luz, ¿verdad?
Las investigaciones, entre tanto, van a cargo de los fiscales de San Carlos y la Unidad de Género del OIJ. Ahí le meten con todo, revisando celulares, bancas, cualquier cosita que les pueda dar una pista de qué pasó realmente. Dicen que esto es más complejo que resolver un puzzle con piezas faltantes, pero bueno, esperemos que encuentren la verdad pronto.
Algunos dicen que esta vara es más fea que la cruda, y yo estoy totalmente de acuerdo. Una mujer desaparecida, una búsqueda angustiante, y ahora, restos encontrados... Da escalofríos pensar en lo que pudo haberle pasado a Ligia. La cosa pinta seria, y espero que las autoridades hagan justicia y le den paz a su familia. Que no quede impune, que diga la policía.
Ahora, muchos recordarán a la 'mejor amiga' de Ligia, la que también andaba dando vueltas en las redes sociales pidiendo que regresara. Qué cosas, ¿no? Una cosa es ser amiga, y otra es estar involucrada en algo así. Parece sacado de novela, pero estos asuntos suelen ser más retorcidos que el camino a Monteverde.
En fin, este caso sigue abierto y lleno de preguntas. Ahora bien, pensando en todas estas situaciones, ¿creen que la tecnología y las redes sociales han complicado o facilitado la labor de las autoridades en casos de desapariciones como éste? Compartan sus opiniones, diay!
Todo empezó el primerito de octubre, cuando reportaron a Ligia como extraviada. Supuestamente, la última vez que alguien la vio fue el 26 de septiembre, merodeando por sus casas en Calle Lapas. Desde entonces, un silencio que daba más miedo que el viento en la montaña. La policía judicial movilizó montones de recursos, incluyendo perritos sabandijos y gente experta buscando cualquier pista que nos dijera dónde estaba la señora. Parecía que hasta los pájaros estaban callados esperando ver qué pasaba.
Según Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, desde el martes ya estaban buscando un cuerpo, porque, díganle al que digan, la esperanza de encontrarla con vida se había ido volando como papelito en la tormenta. Me imagino el ambiente tenso ahí en la finca... perros olfateando, técnicos analizando tierra, y toda la tensión que se mete en el cuerpo cuando buscas algo así. El brete se puso duro pa’ todos, créanme.
Y hablando de bretes, parece que el asunto se complicó aún más. Ya tienen detenidas tres personas: un hombre y dos mujeres. El mae que manejava el carro de Ligia, un tal González López, es el principal sospechoso. Al parecer, el tipo chocó el carro, y ahí quedó la cosa. No sé ustedes, pero a mí eso me huele a changüí desde lejos. Siempre hay alguien que se quiere hacer el listo, pero al final, las cosas salen a la luz, ¿verdad?
Las investigaciones, entre tanto, van a cargo de los fiscales de San Carlos y la Unidad de Género del OIJ. Ahí le meten con todo, revisando celulares, bancas, cualquier cosita que les pueda dar una pista de qué pasó realmente. Dicen que esto es más complejo que resolver un puzzle con piezas faltantes, pero bueno, esperemos que encuentren la verdad pronto.
Algunos dicen que esta vara es más fea que la cruda, y yo estoy totalmente de acuerdo. Una mujer desaparecida, una búsqueda angustiante, y ahora, restos encontrados... Da escalofríos pensar en lo que pudo haberle pasado a Ligia. La cosa pinta seria, y espero que las autoridades hagan justicia y le den paz a su familia. Que no quede impune, que diga la policía.
Ahora, muchos recordarán a la 'mejor amiga' de Ligia, la que también andaba dando vueltas en las redes sociales pidiendo que regresara. Qué cosas, ¿no? Una cosa es ser amiga, y otra es estar involucrada en algo así. Parece sacado de novela, pero estos asuntos suelen ser más retorcidos que el camino a Monteverde.
En fin, este caso sigue abierto y lleno de preguntas. Ahora bien, pensando en todas estas situaciones, ¿creen que la tecnología y las redes sociales han complicado o facilitado la labor de las autoridades en casos de desapariciones como éste? Compartan sus opiniones, diay!
