¡Ay, Dios mío! La cosa está que arde, mi gente. Resulta que a cinco días de que comiencen las multas, ¡un 34% de los marchamantes todavía no ha recibido sus pagos! Un verdadero despiche, porque ya nos estábamos empezando a sentir tranquilos con la reactivación económica y esto le da un buen susto a muchos pequeños negocios.
Para refrescarle la memoria a los que no andan al día, los marchamantes son esos emprendedores valientes que sacan sus productos a la calle para venderlos. Son una parte fundamental de nuestra cultura y economía, y contribuyen significativamente al empleo. Que ahora les estén jugando estas trabas es una verdadera lástima, porque estos señores no tienen margen para aguantar mucho tiempo así.
Según fuentes cercanas a la Cámara Nacional de Comercio, Servicio y Turismo (CNC), el retraso en los pagos se debe principalmente a problemas burocráticos y demoras en la tramitación de documentos. Claro, siempre la misma historia... que si papeles, que si firmas, que si sellos… ¡Una torta! Esto demuestra una vez más la necesidad urgente de simplificar los procesos administrativos en nuestro país, porque así vamos a seguir lastimando a quienes realmente mueven la economía.
Y no es solamente un problema económico, también tiene un impacto social importante. Piensa en esas familias que dependen de los ingresos de estos marchamantes. Algunos tienen hijos estudiando, otros adultos mayores a cargo, y todos tienen responsabilidades financieras que cumplir. Este tipo de situaciones genera angustia y desesperación, y eso no es propio de un país desarrollado como queremos ser.
Además, este panorama no pinta bien para la confianza empresarial. ¿Quién va a querer invertir en Costa Rica si no puede estar seguro de recibir sus pagos a tiempo? Se corre el riesgo de que muchos emprendedores decidan buscar oportunidades en otros países donde las reglas del juego sean más claras y predecibles. Ya hemos visto cómo se fueron algunas empresas grandes; imagínate qué pasa con los pequeños...
Las autoridades competentes, claro, ya se pronunciaron sobre el tema. Prometen investigar la situación y tomar medidas correctivas. Pero ya saben nosotros, con la política es igual que con el clima: dicen una cosa y luego pasa otra. Esperemos que esta vez cumplan con lo que prometieron, porque la paciencia de los marchamantes ya está hasta el tope. Diay, se me hace que pronto van a explotar…
Algunos expertos sugieren implementar mecanismos de pago electrónicos más eficientes y transparentes, así como fortalecer la supervisión y control de las instituciones públicas encargadas de gestionar estos trámites. También proponen crear un fondo de garantía para proteger a los marchamantes ante posibles incumplimientos de pago. Qué carga tener que pensar en todas estas soluciones, cuando lo ideal sería que las cosas simplemente funcionaran desde el principio.
En fin, la situación es complicada, pero no insuperable. Lo importante es que sigamos exigiendo a nuestros representantes que tomen cartas en el asunto y busquen soluciones efectivas. Porque al final del día, estamos hablando de miles de familias que luchan día a día para salir adelante. Entonces, mi pregunta para ustedes, ¿creen que las promesas de las autoridades serán cumplidas o seguiremos viendo a nuestros marchamantes batallando contra la burocracia?
Para refrescarle la memoria a los que no andan al día, los marchamantes son esos emprendedores valientes que sacan sus productos a la calle para venderlos. Son una parte fundamental de nuestra cultura y economía, y contribuyen significativamente al empleo. Que ahora les estén jugando estas trabas es una verdadera lástima, porque estos señores no tienen margen para aguantar mucho tiempo así.
Según fuentes cercanas a la Cámara Nacional de Comercio, Servicio y Turismo (CNC), el retraso en los pagos se debe principalmente a problemas burocráticos y demoras en la tramitación de documentos. Claro, siempre la misma historia... que si papeles, que si firmas, que si sellos… ¡Una torta! Esto demuestra una vez más la necesidad urgente de simplificar los procesos administrativos en nuestro país, porque así vamos a seguir lastimando a quienes realmente mueven la economía.
Y no es solamente un problema económico, también tiene un impacto social importante. Piensa en esas familias que dependen de los ingresos de estos marchamantes. Algunos tienen hijos estudiando, otros adultos mayores a cargo, y todos tienen responsabilidades financieras que cumplir. Este tipo de situaciones genera angustia y desesperación, y eso no es propio de un país desarrollado como queremos ser.
Además, este panorama no pinta bien para la confianza empresarial. ¿Quién va a querer invertir en Costa Rica si no puede estar seguro de recibir sus pagos a tiempo? Se corre el riesgo de que muchos emprendedores decidan buscar oportunidades en otros países donde las reglas del juego sean más claras y predecibles. Ya hemos visto cómo se fueron algunas empresas grandes; imagínate qué pasa con los pequeños...
Las autoridades competentes, claro, ya se pronunciaron sobre el tema. Prometen investigar la situación y tomar medidas correctivas. Pero ya saben nosotros, con la política es igual que con el clima: dicen una cosa y luego pasa otra. Esperemos que esta vez cumplan con lo que prometieron, porque la paciencia de los marchamantes ya está hasta el tope. Diay, se me hace que pronto van a explotar…
Algunos expertos sugieren implementar mecanismos de pago electrónicos más eficientes y transparentes, así como fortalecer la supervisión y control de las instituciones públicas encargadas de gestionar estos trámites. También proponen crear un fondo de garantía para proteger a los marchamantes ante posibles incumplimientos de pago. Qué carga tener que pensar en todas estas soluciones, cuando lo ideal sería que las cosas simplemente funcionaran desde el principio.
En fin, la situación es complicada, pero no insuperable. Lo importante es que sigamos exigiendo a nuestros representantes que tomen cartas en el asunto y busquen soluciones efectivas. Porque al final del día, estamos hablando de miles de familias que luchan día a día para salir adelante. Entonces, mi pregunta para ustedes, ¿creen que las promesas de las autoridades serán cumplidas o seguiremos viendo a nuestros marchamantes batallando contra la burocracia?