Maes, ¿se acuerdan del caso que nos heló la sangre a todos? El asesinato de la doctora María Luisa Cedeño en Quepos. Diay, es una de esas historias que uno no olvida, que se quedan pegadas en la memoria del país. Pues bueno, hoy les traigo una actualización que, aunque no borra el dolor, por lo menos se siente como un paso en la dirección correcta. El Tribunal de Apelación acaba de confirmar la sentencia contra Teodoro Herrera Martínez. Y no, no son los 50 años que le habían puesto al principio. Le ratificaron una condena que, en el papel, suma 89 años, aunque por ley tica se ajusta a 50. La vara es que la sentencia es firme y el tipo no se va a librar.
Para los que no están al tanto del chisme judicial, les hago un resumen rápido. En el primer juicio, a Herrera lo encontraron culpable y le metieron 50 años. Pero la Fiscalía, que en este caso hay que decirlo, se jaló un brete impresionante, no se quedó quieta. Apelaron la decisión porque su argumento era clarísimo: esto no fue una violación y un asesinato. Fueron tres violaciones distintas, un nivel de brutalidad que merecía la pena máxima posible. El Tribunal de Apelación les dio la razón, y por eso ahora la condena es mucho más robusta. Esto no es solo un número; es un reconocimiento judicial a la magnitud del horror que vivió María Luisa. Se siente como si, por una vez, el sistema hubiera escuchado el grito de justicia que pedía todo el país.
Ahora, aquí es donde la historia da un giro todavía más humano y, la verdad, súper duro. El abogado de la familia de María Luisa, Alfonso Ruiz, dijo que para ellos esto representa un momento de "tranquilidad". Y mae, después de años de este despiche, uno se puede imaginar el peso que se les quita de encima. Pero con esa tranquilidad vino una decisión difícil: la familia no va a participar más en el proceso. ¿Por qué? Porque ahora se viene un nuevo juicio contra los otros dos implicados, Harry Bodaan y Luis Carlos Miranda, que habían sido absueltos. La familia no quiere pasar por el infierno de la revictimización otra vez. Y, honestamente, ¿quién podría culparlos? Tener que escuchar y revivir esa torta una y otra vez tiene que ser una de las cosas más crueles que existen.
Y entonces, ¿qué sigue? El chunche ahora es este nuevo juicio que está en el aire. Por un lado, tenés a Miranda Izquierdo, quien a través de su abogado ya dijo que se queda en el país y que le va a hacer frente a la vara. Pero por el otro, está el caso de Bodaan, el dueño del hotel, que es un despiche total. El mae se fue del país y no ha vuelto, así que lo van a juzgar en ausencia. Esto deja un sinsabor, una sensación de que la justicia, aunque avanza, a veces tiene que hacerlo a medias, con uno de los principales sospechosos viendo todo desde lejos. Queda un montón de brete legal por delante, y otra vez, los ojos del país estarán puestos sobre los tribunales de Quepos.
Al final del día, la condena firme contra Herrera es una victoria. Una victoria amarga, dolorosa, pero una victoria al fin. Es la prueba de que cuando la Fiscalía y los abogados hacen su trabajo con dedicación, se pueden lograr cosas importantes. Pero la historia no se ha cerrado. Queda un capítulo entero por escribirse, y con la familia de María Luisa habiendo decidido, con toda la razón del mundo, proteger su paz, nos quedamos nosotros como sociedad vigilando que el resto del proceso se haga bien. Por eso les pregunto a ustedes, maes: ¿Sienten que esta condena firme trae algo de cierre, o hasta que no se resuelva el caso de los otros dos implicados, esto sigue siendo una herida abierta para Costa Rica?
Para los que no están al tanto del chisme judicial, les hago un resumen rápido. En el primer juicio, a Herrera lo encontraron culpable y le metieron 50 años. Pero la Fiscalía, que en este caso hay que decirlo, se jaló un brete impresionante, no se quedó quieta. Apelaron la decisión porque su argumento era clarísimo: esto no fue una violación y un asesinato. Fueron tres violaciones distintas, un nivel de brutalidad que merecía la pena máxima posible. El Tribunal de Apelación les dio la razón, y por eso ahora la condena es mucho más robusta. Esto no es solo un número; es un reconocimiento judicial a la magnitud del horror que vivió María Luisa. Se siente como si, por una vez, el sistema hubiera escuchado el grito de justicia que pedía todo el país.
Ahora, aquí es donde la historia da un giro todavía más humano y, la verdad, súper duro. El abogado de la familia de María Luisa, Alfonso Ruiz, dijo que para ellos esto representa un momento de "tranquilidad". Y mae, después de años de este despiche, uno se puede imaginar el peso que se les quita de encima. Pero con esa tranquilidad vino una decisión difícil: la familia no va a participar más en el proceso. ¿Por qué? Porque ahora se viene un nuevo juicio contra los otros dos implicados, Harry Bodaan y Luis Carlos Miranda, que habían sido absueltos. La familia no quiere pasar por el infierno de la revictimización otra vez. Y, honestamente, ¿quién podría culparlos? Tener que escuchar y revivir esa torta una y otra vez tiene que ser una de las cosas más crueles que existen.
Y entonces, ¿qué sigue? El chunche ahora es este nuevo juicio que está en el aire. Por un lado, tenés a Miranda Izquierdo, quien a través de su abogado ya dijo que se queda en el país y que le va a hacer frente a la vara. Pero por el otro, está el caso de Bodaan, el dueño del hotel, que es un despiche total. El mae se fue del país y no ha vuelto, así que lo van a juzgar en ausencia. Esto deja un sinsabor, una sensación de que la justicia, aunque avanza, a veces tiene que hacerlo a medias, con uno de los principales sospechosos viendo todo desde lejos. Queda un montón de brete legal por delante, y otra vez, los ojos del país estarán puestos sobre los tribunales de Quepos.
Al final del día, la condena firme contra Herrera es una victoria. Una victoria amarga, dolorosa, pero una victoria al fin. Es la prueba de que cuando la Fiscalía y los abogados hacen su trabajo con dedicación, se pueden lograr cosas importantes. Pero la historia no se ha cerrado. Queda un capítulo entero por escribirse, y con la familia de María Luisa habiendo decidido, con toda la razón del mundo, proteger su paz, nos quedamos nosotros como sociedad vigilando que el resto del proceso se haga bien. Por eso les pregunto a ustedes, maes: ¿Sienten que esta condena firme trae algo de cierre, o hasta que no se resuelva el caso de los otros dos implicados, esto sigue siendo una herida abierta para Costa Rica?
