Diay maes, a veces uno lee noticias que lo dejan a uno viendo para el ciprés, y la de este fin de semana es una de esas. Agárrense, porque el Partido Liberación Nacional (PLN) se mandó con una elección que tiene a medio mundo con la ceja levantada. Resulta que en su asamblea, escogieron al exalcalde de Siquirres, Mangell McLean, como el candidato número uno para diputado por Limón. Sí, leyeron bien. El mismo McLean cuyo nombre resuena en los ecos del famoso caso Diamante. No, no es un chiste. 179 asambleístas le dieron el visto bueno en el Centro de Convenciones. Uno se pregunta si a todos les pasaron el mismo memo o si la memoria política en este país es más corta que quincena de pobre.
Para ponerlos en contexto, por si andaban en otras varas. McLean no fue de los alcaldes que terminaron esposados y con foto en primera plana, eso hay que aclararlo. Pero, ¡ay, el "pero"!, su nombre aparece clarito en el expediente. Según la Fiscalía y el OIJ, el entonces alcalde habría estado en conversaciones non sanctas con la gente de MECO. La vara es que supuestamente se estaba cocinando un beneficio para la constructora en una licitación de ₡968 millones para el mantenimiento de las calles del cantón. ¿Y el vuelto? Aparentemente, un millón de colones que, según la investigación, le habrían prometido a McLean. O sea, no hablamos de maní, es un asunto que huele feo desde cualquier ángulo que uno lo vea.
Y claro, como dicta el manual no escrito del político en apuros, McLean ya salió a dar su versión. Dijo que "casi siempre las personas que estamos en esto suelen tener cuestionamientos" y que está "ilusionado" de que se investigue todo. ¡Ilusionado! Qué palabra más curiosa para usar en este contexto, ¿no creen? Para dorar la píldora, se comprometió a renunciar a la candidatura, o a la curul si lo eligen, en caso de que la Fiscalía lo acuse formalmente. Una promesa que suena muy bien para la foto y el titular, pero que en la política tica, diay... papelito aguanta lo que le pongan. Es como decir "confíen en mí, pero por si acaso, aquí les dejo una salida de emergencia". La confianza no se decreta, se gana, y con esa sombra encima, el brete está cuesta arriba.
Pero más allá de McLean, la pregunta de fondo es para Liberación Nacional. ¿En qué carajos estaban pensando? Poner de cabeza de lista en una provincia tan importante y tan golpeada como Limón a una figura con estos señalamientos parece, como mínimo, una movida arriesgada. ¿Acaso no había más opciones? ¿O es que el cálculo político les dice que el nombre de McLean pesa más que cualquier cuestionamiento ético? Esto ya no es un simple error, esto tiene pinta de ser un despiche estratégico. Le están sirviendo en bandeja de plata a la oposición el principal argumento de campaña: la corrupción. Mientras definen a otros candidatos como Janice Sandí o Álvaro Ramírez en otras provincias, la elección de Limón se roba el show, y no precisamente por las razones correctas.
Al final, la pelota queda en la cancha de los votantes de Limón y del país entero. Esta vara nos obliga a cuestionarnos qué es lo que estamos dispuestos a aceptar de la gente que aspira a representarnos. ¿Pesa más la presunción de inocencia que la prudencia política? ¿O es que ya nos acostumbramos tanto a la sal de la corrupción que una mancha más en el expediente ya ni nos inmuta? La elección de McLean no es solo una noticia, es un síntoma de cómo funcionan las cosas en el poder. Y la pregunta del millón queda en el aire... ¿Es esto una jugada maestra del PLN para amarrar la provincia, o se están jalando una torta monumental que les va a pasar una factura carísima en las urnas? ¿Ustedes qué dicen, maes? ¿Votarían por un candidato así, con esa sombra encima?
Para ponerlos en contexto, por si andaban en otras varas. McLean no fue de los alcaldes que terminaron esposados y con foto en primera plana, eso hay que aclararlo. Pero, ¡ay, el "pero"!, su nombre aparece clarito en el expediente. Según la Fiscalía y el OIJ, el entonces alcalde habría estado en conversaciones non sanctas con la gente de MECO. La vara es que supuestamente se estaba cocinando un beneficio para la constructora en una licitación de ₡968 millones para el mantenimiento de las calles del cantón. ¿Y el vuelto? Aparentemente, un millón de colones que, según la investigación, le habrían prometido a McLean. O sea, no hablamos de maní, es un asunto que huele feo desde cualquier ángulo que uno lo vea.
Y claro, como dicta el manual no escrito del político en apuros, McLean ya salió a dar su versión. Dijo que "casi siempre las personas que estamos en esto suelen tener cuestionamientos" y que está "ilusionado" de que se investigue todo. ¡Ilusionado! Qué palabra más curiosa para usar en este contexto, ¿no creen? Para dorar la píldora, se comprometió a renunciar a la candidatura, o a la curul si lo eligen, en caso de que la Fiscalía lo acuse formalmente. Una promesa que suena muy bien para la foto y el titular, pero que en la política tica, diay... papelito aguanta lo que le pongan. Es como decir "confíen en mí, pero por si acaso, aquí les dejo una salida de emergencia". La confianza no se decreta, se gana, y con esa sombra encima, el brete está cuesta arriba.
Pero más allá de McLean, la pregunta de fondo es para Liberación Nacional. ¿En qué carajos estaban pensando? Poner de cabeza de lista en una provincia tan importante y tan golpeada como Limón a una figura con estos señalamientos parece, como mínimo, una movida arriesgada. ¿Acaso no había más opciones? ¿O es que el cálculo político les dice que el nombre de McLean pesa más que cualquier cuestionamiento ético? Esto ya no es un simple error, esto tiene pinta de ser un despiche estratégico. Le están sirviendo en bandeja de plata a la oposición el principal argumento de campaña: la corrupción. Mientras definen a otros candidatos como Janice Sandí o Álvaro Ramírez en otras provincias, la elección de Limón se roba el show, y no precisamente por las razones correctas.
Al final, la pelota queda en la cancha de los votantes de Limón y del país entero. Esta vara nos obliga a cuestionarnos qué es lo que estamos dispuestos a aceptar de la gente que aspira a representarnos. ¿Pesa más la presunción de inocencia que la prudencia política? ¿O es que ya nos acostumbramos tanto a la sal de la corrupción que una mancha más en el expediente ya ni nos inmuta? La elección de McLean no es solo una noticia, es un síntoma de cómo funcionan las cosas en el poder. Y la pregunta del millón queda en el aire... ¿Es esto una jugada maestra del PLN para amarrar la provincia, o se están jalando una torta monumental que les va a pasar una factura carísima en las urnas? ¿Ustedes qué dicen, maes? ¿Votarían por un candidato así, con esa sombra encima?
