¡Ay, Dios mío, qué fiestón! La influencer Karla Quesada, esa que le da duro a las redes y al negocio, finalmente soltó la sopa sobre su divorcio. Ocho meses de casados, ¡ocho meses! Uno pensaría que estaban de prueba, ¿verdad? Pero parece que así es la cosa, como dicen por ahí, 'las prisas prietan'.
Para los que andaban perdidos con tanta especulación, Karla salió al frente con un video en sus stories de Instagram. Se nota que le pegó duro esto, porque no paraba de secarse las lágrimas, pero con toda la actitud dijo que quería contarla ella misma, sin que le pusieran espanto a la cosa. 'Este año me ha puesto a batallar con mis miedos más profundos', confesó entre sollozos.
Y vaya si lo ha pasado feo. Además del divorcio, también perdió a su perrito, ¡qué sal! Imagínate, juntarle eso a estar lidiando con los trámites legales y los chismes… ¡Una torta! Pero Karla, que se le quite, es dura como el palo, dice que no busca lástima ni nada por el estilo. Quiere que la gente entienda que, aunque le guste mostrar su vida en redes, no tienen derecho a meterse en sus asuntos privados.
Según contó, el proceso de divorcio ya está encaminado y desde hace dos meses anda chambeando solito en su restaurante. Lo bueno es que con su pareja, Ale, mantienen la calma y siguen trabajando juntos. ¡Menudo brete! Aunque se hayan separado, parecen que se llevan bien, lo cual siempre es un alivio, porque tanto drama nadie lo necesita.
«Nosotros nos casamos pensando en una vida juntos, pero las cosas cambian», comentó Karla. Dejó claro que no hubo infidelidades ni dramas de esos que dan para telenovela. ‘Simplemente tomamos caminos distintos’, resumió. Como decía mi abu, ‘a veces, lo mejor es decir basta’.
Es admirable cómo Karla se ha mantenido conectada con su público, compartiendo sus vivencias y mostrando que, incluso en medio del caos, se puede seguir adelante. Ha construido una comunidad digital fiel, que la apoya incondicionalmente en estos momentos difíciles. Sus seguidores, esos que sí la conocen de verdad, saben que es una mujer trabajadora, divertida y que no le teme a enfrentar los retos de la vida.
Muchos se preguntan qué pasó realmente, pero la verdad es que nadie sabe más que ella. Lo importante es que esté encontrando su equilibrio y reconstruyendo su vida. Y hablando de reconstruir, una se acuerda de tantas parejas que han pasado por situaciones similares y han salido adelante. La vida te da sorpresas, algunas bonitas, otras no tanto, pero siempre hay una oportunidad para empezar de nuevo.
Ahora, cuéntenme, queridos lectores: ¿creen que es justo que las personas públicas tengan que justificar sus decisiones personales en redes sociales? ¿O deberían tener derecho a su privacidad, incluso cuando comparten parte de su vida online?
Para los que andaban perdidos con tanta especulación, Karla salió al frente con un video en sus stories de Instagram. Se nota que le pegó duro esto, porque no paraba de secarse las lágrimas, pero con toda la actitud dijo que quería contarla ella misma, sin que le pusieran espanto a la cosa. 'Este año me ha puesto a batallar con mis miedos más profundos', confesó entre sollozos.
Y vaya si lo ha pasado feo. Además del divorcio, también perdió a su perrito, ¡qué sal! Imagínate, juntarle eso a estar lidiando con los trámites legales y los chismes… ¡Una torta! Pero Karla, que se le quite, es dura como el palo, dice que no busca lástima ni nada por el estilo. Quiere que la gente entienda que, aunque le guste mostrar su vida en redes, no tienen derecho a meterse en sus asuntos privados.
Según contó, el proceso de divorcio ya está encaminado y desde hace dos meses anda chambeando solito en su restaurante. Lo bueno es que con su pareja, Ale, mantienen la calma y siguen trabajando juntos. ¡Menudo brete! Aunque se hayan separado, parecen que se llevan bien, lo cual siempre es un alivio, porque tanto drama nadie lo necesita.
«Nosotros nos casamos pensando en una vida juntos, pero las cosas cambian», comentó Karla. Dejó claro que no hubo infidelidades ni dramas de esos que dan para telenovela. ‘Simplemente tomamos caminos distintos’, resumió. Como decía mi abu, ‘a veces, lo mejor es decir basta’.
Es admirable cómo Karla se ha mantenido conectada con su público, compartiendo sus vivencias y mostrando que, incluso en medio del caos, se puede seguir adelante. Ha construido una comunidad digital fiel, que la apoya incondicionalmente en estos momentos difíciles. Sus seguidores, esos que sí la conocen de verdad, saben que es una mujer trabajadora, divertida y que no le teme a enfrentar los retos de la vida.
Muchos se preguntan qué pasó realmente, pero la verdad es que nadie sabe más que ella. Lo importante es que esté encontrando su equilibrio y reconstruyendo su vida. Y hablando de reconstruir, una se acuerda de tantas parejas que han pasado por situaciones similares y han salido adelante. La vida te da sorpresas, algunas bonitas, otras no tanto, pero siempre hay una oportunidad para empezar de nuevo.
Ahora, cuéntenme, queridos lectores: ¿creen que es justo que las personas públicas tengan que justificar sus decisiones personales en redes sociales? ¿O deberían tener derecho a su privacidad, incluso cuando comparten parte de su vida online?
