Maes, ¿se acuerdan de toda la bulla con la nueva cédula digital? Que el futuro, que la modernidad, que por fin íbamos a dejar de andar el plástico ese todo feo en la billetera... La promesa sonaba tuanis, un paso gigante para digitalizar el país y simplificar trámites. Pero como suele pasar en esta finca, del dicho al hecho hay un trecho enorme, y parece que en este caso, el chunche se nos quedó botado a media cuesta. La vara es que la ejecución ha sido un desastre y el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) tuvo que salir a apagar el incendio con un balde, admitiendo que el lanzamiento es, para decirlo en buen tico, un despiche monumental, especialmente para un gentío.
Diay, resulta que el meollo del asunto, la razón del caos, es un detalle pequeñito: si usted es parte de la mayoría de costarricenses que usa un teléfono con Android... ¡salado! La aplicación "Identidad Digital CR" simplemente no existe en la Google Play Store. Según el TSE, ellos no se jalaron la torta. Doña Xenia Guerrero, la Directora de Estrategia Tecnológica, salió a decir que ellos presentaron todos los requisitos a tiempo, pero que en las oficinas de Google alguien parece que usó los papeles para calzar una mesa. En resumen, le están tirando toda la bola al gigante tecnológico. Es el clásico "la tarea se la comió el perro", pero versión 2025 y con miles de ciudadanos esperando.
Para intentar calmar las aguas y que la gente no les queme el quiosco, el Tribunal habilitó una "solución". Y lo pongo entre comillas porque es casi un chiste. Abrieron un correo electrónico y dos números de teléfono para dar "atención personalizada". O sea, para arreglar el problema con la identidad *digital*, la solución es volver a la tecnología de 1998: llamar por teléfono y mandar un email. No sé ustedes, mae, pero a mí me suena a que le pusieron una curita a una fractura expuesta. Y ojo, no es por ser mala nota, pero si el brete es digitalizar el país, la solución no puede ser congestionar una central telefónica que de por sí seguro pasa ocupada.
Y esto no es vara de tres o cuatro pelagatos que no pueden usar la cédula nueva. Los números que soltó el mismo TSE son para sentarse a llorar (o a reír, depende del humor). Han recibido más de 20,500 solicitudes, pero solo han logrado activar 7,500. ¡Mae, más de 13,000 personas están guindando, en el limbo digital! Y la principal razón de ese rezago masivo es, adivinen qué, que la mayoría de los solicitantes tienen teléfonos Android. El gran plan de modernización del Estado se fue al traste para más de la mitad de los interesados por un atraso que nadie vio venir, o que nadie quiso evitar. Una vez más, la planificación le ganó a la buena intención.
Al final, la historia queda así: una idea que en el papel sonaba a cachete, pero una implementación que deja un sin sabor amargo y a miles de ticos frustrados. Es la crónica de un despiche anunciado, donde una institución le echa la culpa a un gigante tecnológico y los ciudadanos quedamos en medio, sin la cédula y sin respuestas claras. Es la prueba de que no basta con tener la tecnología, si no se tiene la capacidad de coordinar hasta el último detalle. Pero bueno, esa es mi humilde opinión. Ahora quiero saber qué piensan ustedes, ¿alguno ya se metió en este enredo? ¿Pudieron sacar la famosa cédula digital o están en la lista de espera de Android? ¿Creen que esto es culpa del TSE, de Google, o un clásico "nadie tiene la culpa y arrégleselas como pueda"? ¡Los leo!
Diay, resulta que el meollo del asunto, la razón del caos, es un detalle pequeñito: si usted es parte de la mayoría de costarricenses que usa un teléfono con Android... ¡salado! La aplicación "Identidad Digital CR" simplemente no existe en la Google Play Store. Según el TSE, ellos no se jalaron la torta. Doña Xenia Guerrero, la Directora de Estrategia Tecnológica, salió a decir que ellos presentaron todos los requisitos a tiempo, pero que en las oficinas de Google alguien parece que usó los papeles para calzar una mesa. En resumen, le están tirando toda la bola al gigante tecnológico. Es el clásico "la tarea se la comió el perro", pero versión 2025 y con miles de ciudadanos esperando.
Para intentar calmar las aguas y que la gente no les queme el quiosco, el Tribunal habilitó una "solución". Y lo pongo entre comillas porque es casi un chiste. Abrieron un correo electrónico y dos números de teléfono para dar "atención personalizada". O sea, para arreglar el problema con la identidad *digital*, la solución es volver a la tecnología de 1998: llamar por teléfono y mandar un email. No sé ustedes, mae, pero a mí me suena a que le pusieron una curita a una fractura expuesta. Y ojo, no es por ser mala nota, pero si el brete es digitalizar el país, la solución no puede ser congestionar una central telefónica que de por sí seguro pasa ocupada.
Y esto no es vara de tres o cuatro pelagatos que no pueden usar la cédula nueva. Los números que soltó el mismo TSE son para sentarse a llorar (o a reír, depende del humor). Han recibido más de 20,500 solicitudes, pero solo han logrado activar 7,500. ¡Mae, más de 13,000 personas están guindando, en el limbo digital! Y la principal razón de ese rezago masivo es, adivinen qué, que la mayoría de los solicitantes tienen teléfonos Android. El gran plan de modernización del Estado se fue al traste para más de la mitad de los interesados por un atraso que nadie vio venir, o que nadie quiso evitar. Una vez más, la planificación le ganó a la buena intención.
Al final, la historia queda así: una idea que en el papel sonaba a cachete, pero una implementación que deja un sin sabor amargo y a miles de ticos frustrados. Es la crónica de un despiche anunciado, donde una institución le echa la culpa a un gigante tecnológico y los ciudadanos quedamos en medio, sin la cédula y sin respuestas claras. Es la prueba de que no basta con tener la tecnología, si no se tiene la capacidad de coordinar hasta el último detalle. Pero bueno, esa es mi humilde opinión. Ahora quiero saber qué piensan ustedes, ¿alguno ya se metió en este enredo? ¿Pudieron sacar la famosa cédula digital o están en la lista de espera de Android? ¿Creen que esto es culpa del TSE, de Google, o un clásico "nadie tiene la culpa y arrégleselas como pueda"? ¡Los leo!
