¡Pero qué alivio, raza! Después de tanto batallar y años luz de atraso, parece que Costa Rica finalmente va a modernizarse un poquito en temas de libertad de prensa. La Asamblea Legislativa le dio el visto bueno, en primer debate, a un proyecto que busca quitarle la mordaza a los periodistas y acabar con leyes heredadas de tiempos de lápiz y papel.
La bronca viene de la Ley de Imprenta, una reliquia jurásica que todavía imponía multas y hasta penitas de cárcel por cosas que publicabas, aunque fueran críticas duras. El artículo 7 era el principal problema, ese que amenazaba con meter tras las rejas a los comunicadores si alguien se sentía ofendido por lo que escribían. ¡Imagínate, chavón! Una verdadera torta para cualquiera que quisiera hacer su trabajo honestamente.
Este proyecto, impulsado por el Partido Liberal Progresista (PLP), busca eliminar precisamente ese artículo 7, junto con otros que consideraban obsoletos y perjudiciales para el ejercicio periodístico. Según el PLP, esto es una respuesta directa a una solicitud de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), quienes ya habían puesto el dedo encima de estas leyes arcaicas, calificándolas de antidemocráticas y contrarias a la libre expresión.
Y ojo, que no es solo por complacer a la Corte IDH. Se trata de asegurar que los periodistas puedan hacer su trabajo sin vivir con el miedo constante de que alguien les levante un supuesto delito contra el honor. Ya saben, eso que usan algunos pa' amedrentarlos y callarlos. Gilberto Campos, jefe de fracción del PLP, lo dejó claro: “De hoy en adelante, quien ejerza la libertad de prensa podrá hacerlo sin temor…”. Suena bien, ¿verdad?
La Corte IDH se basa en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que garantiza el derecho a la libertad de opinión y de expresión, incluyendo el derecho a investigar, recibir y difundir información sin censura ni restricciones de fronteras. Esto, señores, es básico para cualquier democracia que se precie. No podemos estar viviendo en la Edad Media donde te metían preso por decir la verdad, aunque duela a algunos.
Ahora, el proyecto queda a la espera del segundo debate, que deberá ser convocado por el Poder Ejecutivo durante las sesiones extraordinarias, que comienzan la semana que viene. Esto significa que todavía hay tiempo para que algunos sectores conservadores intenten echar atrás este avance, pero esperemos que no logren freírnos la mosca. Que tengan buen oído y presión en esas redes sociales, porque vamos a tener que mover el brete para que esto se concrete de verdad.
A ver, miren, la realidad es que esta ley, si sale adelante, sería un paso importantísimo para fortalecer la libertad de expresión en Costa Rica. Representa el fin de una época oscura en la que la prensa era perseguida y silenciada por poderosos. Pero también nos recuerda que la lucha por la libertad nunca termina. Siempre habrá quienes intentarán restringirla, ya sea con leyes absurdas o con amenazas encubiertas.
Entonces, dime tú, mi gente: ¿crees que este proyecto realmente marcará una diferencia significativa para la libertad de prensa en Costa Rica, o simplemente será otro intento superficial de modernización? ¿Y cómo creen que podemos proteger mejor a los periodistas del acoso y la intimidación en nuestra sociedad?
La bronca viene de la Ley de Imprenta, una reliquia jurásica que todavía imponía multas y hasta penitas de cárcel por cosas que publicabas, aunque fueran críticas duras. El artículo 7 era el principal problema, ese que amenazaba con meter tras las rejas a los comunicadores si alguien se sentía ofendido por lo que escribían. ¡Imagínate, chavón! Una verdadera torta para cualquiera que quisiera hacer su trabajo honestamente.
Este proyecto, impulsado por el Partido Liberal Progresista (PLP), busca eliminar precisamente ese artículo 7, junto con otros que consideraban obsoletos y perjudiciales para el ejercicio periodístico. Según el PLP, esto es una respuesta directa a una solicitud de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), quienes ya habían puesto el dedo encima de estas leyes arcaicas, calificándolas de antidemocráticas y contrarias a la libre expresión.
Y ojo, que no es solo por complacer a la Corte IDH. Se trata de asegurar que los periodistas puedan hacer su trabajo sin vivir con el miedo constante de que alguien les levante un supuesto delito contra el honor. Ya saben, eso que usan algunos pa' amedrentarlos y callarlos. Gilberto Campos, jefe de fracción del PLP, lo dejó claro: “De hoy en adelante, quien ejerza la libertad de prensa podrá hacerlo sin temor…”. Suena bien, ¿verdad?
La Corte IDH se basa en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que garantiza el derecho a la libertad de opinión y de expresión, incluyendo el derecho a investigar, recibir y difundir información sin censura ni restricciones de fronteras. Esto, señores, es básico para cualquier democracia que se precie. No podemos estar viviendo en la Edad Media donde te metían preso por decir la verdad, aunque duela a algunos.
Ahora, el proyecto queda a la espera del segundo debate, que deberá ser convocado por el Poder Ejecutivo durante las sesiones extraordinarias, que comienzan la semana que viene. Esto significa que todavía hay tiempo para que algunos sectores conservadores intenten echar atrás este avance, pero esperemos que no logren freírnos la mosca. Que tengan buen oído y presión en esas redes sociales, porque vamos a tener que mover el brete para que esto se concrete de verdad.
A ver, miren, la realidad es que esta ley, si sale adelante, sería un paso importantísimo para fortalecer la libertad de expresión en Costa Rica. Representa el fin de una época oscura en la que la prensa era perseguida y silenciada por poderosos. Pero también nos recuerda que la lucha por la libertad nunca termina. Siempre habrá quienes intentarán restringirla, ya sea con leyes absurdas o con amenazas encubiertas.
Entonces, dime tú, mi gente: ¿crees que este proyecto realmente marcará una diferencia significativa para la libertad de prensa en Costa Rica, o simplemente será otro intento superficial de modernización? ¿Y cómo creen que podemos proteger mejor a los periodistas del acoso y la intimidación en nuestra sociedad?