¡Ay, Dios mío, qué cargada nos cayó! La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de darle luz verde a unos fármacos pa’ bajar de peso, los famosos GLP-1, que andaban dando vueltas por ahí tratando la diabetes. Ahora quieren que los usemos también pa’ la obesidad, un problema que, digámoslo clarito, anda creciendo más rápido que la inflación.
Estos medicamentos, como Ozempic, Wegovy y Mounjaro, son como un truco de magia pa’l cuerpo: engañan al cerebro haciéndote sentir lleno aunque apenas hayas comido. Suena chévere, ¿verdad? Pues la OMS dice que podrían ayudar a millones de personas a recuperar la figura y evitar enfermedades graves, porque la obesidad, según ellos, provoca más de 3.7 millones de muertes al año. Un brete, sin duda.
Pero calma, chinos, que esto no es tan sencillo. La OMS, con toda su sabiduría, recalca que estos fármacos no son la varita mágica que nos va a sacar del apuro. Necesitamos comer más sano, movernos más y, lo más importante, que el gobierno ponga trabas pa’ que no sigamos engordando a marchas forzadas. No podemos andar confiando solo en pastillas, mi pana. ¡Qué torta sería eso!
Y hablando de frenazos, acá en Costa Rica, la Dirección de Regulación de Productos de Interés Sanitario del Ministerio de Salud ya puso el ojo en estos juguetitos. Han visto cómo la gente anda promocionándolos en las redes sociales, ofreciendo “programas de pérdida de peso” con medicamentos inyectables que ni siquiera tienen permiso pa’ estar aquí. ¡Un peligro, chunches! Semaglutida, tirzepatida, cagrilintida... nombres rarísimos que solo sirven pa’ meter la pata.
Lo que quiere decir el Ministerio es que, si vas a usar alguno de estos fármacos, hazlo bajo supervisión médica. Que te revise un doctor de verdad, que evalúe tu caso y te diga si realmente necesitas esos medicamentos. Porque ponerse una inyección así nomás, sin saber qué haces, es como irse al traste, pura sal.
Además, el Ministerio advierte que muchos de estos productos no cumplen con los requisitos sanitarios. Es decir, no tienen registro en Costa Rica y pueden ser peligrosos. Y no me hagan empezar con la cadena de frío... que esos medicamentos necesitan un cuidado especial pa’ mantener su calidad. ¡Si no, adiós!
Ahora, bajemos un poco el vuelo y veamos qué dice la OMS sobre el lado económico. Estos fármacos son carísimos, y eso preocupa, porque ¿cómo vamos a hacer pa’ que estén disponibles para todos, especialmente en los países más pobres? La OMS pide que produzcamos versiones genéricas más baratas, pa’ que nadie se quede sin la oportunidad de mejorar su salud. Una lucha necesaria, diay.
En fin, parece que tenemos mucho que pensar sobre este asunto. Estas pastillas son una herramienta prometedora, pero no una solución mágica. Requieren responsabilidad, disciplina y, sobre todo, un cambio de hábitos. Entonces, mi pana, ¿crees que deberíamos enfocarnos más en promover estilos de vida saludables y dejar de buscar atajos milagrosos para perder peso, o es inevitable que dependamos cada vez más de los fármacos?
Estos medicamentos, como Ozempic, Wegovy y Mounjaro, son como un truco de magia pa’l cuerpo: engañan al cerebro haciéndote sentir lleno aunque apenas hayas comido. Suena chévere, ¿verdad? Pues la OMS dice que podrían ayudar a millones de personas a recuperar la figura y evitar enfermedades graves, porque la obesidad, según ellos, provoca más de 3.7 millones de muertes al año. Un brete, sin duda.
Pero calma, chinos, que esto no es tan sencillo. La OMS, con toda su sabiduría, recalca que estos fármacos no son la varita mágica que nos va a sacar del apuro. Necesitamos comer más sano, movernos más y, lo más importante, que el gobierno ponga trabas pa’ que no sigamos engordando a marchas forzadas. No podemos andar confiando solo en pastillas, mi pana. ¡Qué torta sería eso!
Y hablando de frenazos, acá en Costa Rica, la Dirección de Regulación de Productos de Interés Sanitario del Ministerio de Salud ya puso el ojo en estos juguetitos. Han visto cómo la gente anda promocionándolos en las redes sociales, ofreciendo “programas de pérdida de peso” con medicamentos inyectables que ni siquiera tienen permiso pa’ estar aquí. ¡Un peligro, chunches! Semaglutida, tirzepatida, cagrilintida... nombres rarísimos que solo sirven pa’ meter la pata.
Lo que quiere decir el Ministerio es que, si vas a usar alguno de estos fármacos, hazlo bajo supervisión médica. Que te revise un doctor de verdad, que evalúe tu caso y te diga si realmente necesitas esos medicamentos. Porque ponerse una inyección así nomás, sin saber qué haces, es como irse al traste, pura sal.
Además, el Ministerio advierte que muchos de estos productos no cumplen con los requisitos sanitarios. Es decir, no tienen registro en Costa Rica y pueden ser peligrosos. Y no me hagan empezar con la cadena de frío... que esos medicamentos necesitan un cuidado especial pa’ mantener su calidad. ¡Si no, adiós!
Ahora, bajemos un poco el vuelo y veamos qué dice la OMS sobre el lado económico. Estos fármacos son carísimos, y eso preocupa, porque ¿cómo vamos a hacer pa’ que estén disponibles para todos, especialmente en los países más pobres? La OMS pide que produzcamos versiones genéricas más baratas, pa’ que nadie se quede sin la oportunidad de mejorar su salud. Una lucha necesaria, diay.
En fin, parece que tenemos mucho que pensar sobre este asunto. Estas pastillas son una herramienta prometedora, pero no una solución mágica. Requieren responsabilidad, disciplina y, sobre todo, un cambio de hábitos. Entonces, mi pana, ¿crees que deberíamos enfocarnos más en promover estilos de vida saludables y dejar de buscar atajos milagrosos para perder peso, o es inevitable que dependamos cada vez más de los fármacos?