¡Ay, Dios mío! Qué bronca la que le tocó vivir al señor Olivares, un camionero salvadoreño que casi termina siendo protagonista de una película de acción en nuestra propia Ruta 27. Resulta que unos barra tragamoneda decidieron jugarle una macana, retenerlo y llevarlo directo hasta Siquirres, en Limón, pa’ robarle las llaves del negocio. Pero bueno, gracias a la rápida respuesta de la Fuerza Pública, el mae terminó sano y salvo.
Según nos cuentan los compañeros del Ministerio de Seguridad Pública, todo empezó este sábado pasado a eso de las cinco y media de la tarde. Los oficiales estaban dando una vuelta por la plaza de deportes del INVU en Siquirres – ya saben, cumpliendo con el brete de mantener el orden –, cuando vieron un furgón moviéndose raro, casi como si estuviera buscando dónde meter la pata. Se acercaron pa’ echarle un ojo y ahí se dieron cuenta de que algo andaba turbio.
Al ver a los oficiales, ¡bum!, dos tipos saltaron del carro y se fueron corriendo como alma que lleva diablo. Imagínate la carrera, ¡qué patatús! Pero la atención principal se centró en ayudar al conductor, don Olivares, quien estaba visiblemente nervioso y contando que esos mismos tipos lo habían agarrado en la 27 y lo habían arrastrado hasta allá, pa' quitarle todo lo que tenía.
“El mae estaba bien angustiado, claro”, comentó uno de los oficiales que participó en el rescate. “Nos dijo que lo amenazaron con armas blancas y lo obligaron a seguir adelante. No lograron robarle mucho, pero el susto debe haber sido tremendo”. Lo importante es que los funcionarios del OIJ ya tienen la denuncia en sus manos y están trabajando para identificar a estos vándalos, aunque hasta ahora no han tenido mucha suerte. ¡Qué sal!
La coordinación entre la Fuerza Pública y los agentes judiciales fue clave en este operativo. Llegaron prontito al sitio, hicieron una revisión minuciosa del área y comenzaron a recopilar información para poder esclarecer lo sucedido. Ya saben, buscar huellas, entrevistar testigos… toda la onda. Además, aseguraron el camión, que era el chunche por el que tanto se pelearon los asaltantes.
Este tipo de incidentes, díganle a quién le digan, nos recuerdan que la inseguridad sigue siendo un problema grave en nuestras carreteras, especialmente en zonas alejadas de los centros urbanos. Aunque la Fuerza Pública está haciendo un esfuerzo enorme, parece que siempre hay alguien dispuesto a intentar aprovecharse de la desgracia ajena. En fin, qué vara, porque esto le puede pasar a cualquiera.
Ahora, muchos se preguntan cómo es posible que unos asaltantes puedan llevar a un camionero retenido hasta otra provincia sin levantar sospechas. Claro, la 27 es larga y hay tramos donde apenas hay casas, así que es fácil perderse en la espesura. Pero también nos hace pensar en la necesidad de reforzar la vigilancia en esas áreas y de mejorar la comunicación entre los conductores y las autoridades. Porque a final de cuentas, todos queremos sentirnos seguros mientras trabajamos o viajamos por carretera.
Y hablando de seguridad, me pregunto: ¿creen ustedes que deberíamos implementar sistemas de rastreo satelital en todas las gandolas de carga pesada, para saber en tiempo real dónde están y alertar a las autoridades en caso de emergencia? ¿Sería una medida invasiva o una herramienta necesaria para combatir la delincuencia en nuestras rutas?
Según nos cuentan los compañeros del Ministerio de Seguridad Pública, todo empezó este sábado pasado a eso de las cinco y media de la tarde. Los oficiales estaban dando una vuelta por la plaza de deportes del INVU en Siquirres – ya saben, cumpliendo con el brete de mantener el orden –, cuando vieron un furgón moviéndose raro, casi como si estuviera buscando dónde meter la pata. Se acercaron pa’ echarle un ojo y ahí se dieron cuenta de que algo andaba turbio.
Al ver a los oficiales, ¡bum!, dos tipos saltaron del carro y se fueron corriendo como alma que lleva diablo. Imagínate la carrera, ¡qué patatús! Pero la atención principal se centró en ayudar al conductor, don Olivares, quien estaba visiblemente nervioso y contando que esos mismos tipos lo habían agarrado en la 27 y lo habían arrastrado hasta allá, pa' quitarle todo lo que tenía.
“El mae estaba bien angustiado, claro”, comentó uno de los oficiales que participó en el rescate. “Nos dijo que lo amenazaron con armas blancas y lo obligaron a seguir adelante. No lograron robarle mucho, pero el susto debe haber sido tremendo”. Lo importante es que los funcionarios del OIJ ya tienen la denuncia en sus manos y están trabajando para identificar a estos vándalos, aunque hasta ahora no han tenido mucha suerte. ¡Qué sal!
La coordinación entre la Fuerza Pública y los agentes judiciales fue clave en este operativo. Llegaron prontito al sitio, hicieron una revisión minuciosa del área y comenzaron a recopilar información para poder esclarecer lo sucedido. Ya saben, buscar huellas, entrevistar testigos… toda la onda. Además, aseguraron el camión, que era el chunche por el que tanto se pelearon los asaltantes.
Este tipo de incidentes, díganle a quién le digan, nos recuerdan que la inseguridad sigue siendo un problema grave en nuestras carreteras, especialmente en zonas alejadas de los centros urbanos. Aunque la Fuerza Pública está haciendo un esfuerzo enorme, parece que siempre hay alguien dispuesto a intentar aprovecharse de la desgracia ajena. En fin, qué vara, porque esto le puede pasar a cualquiera.
Ahora, muchos se preguntan cómo es posible que unos asaltantes puedan llevar a un camionero retenido hasta otra provincia sin levantar sospechas. Claro, la 27 es larga y hay tramos donde apenas hay casas, así que es fácil perderse en la espesura. Pero también nos hace pensar en la necesidad de reforzar la vigilancia en esas áreas y de mejorar la comunicación entre los conductores y las autoridades. Porque a final de cuentas, todos queremos sentirnos seguros mientras trabajamos o viajamos por carretera.
Y hablando de seguridad, me pregunto: ¿creen ustedes que deberíamos implementar sistemas de rastreo satelital en todas las gandolas de carga pesada, para saber en tiempo real dónde están y alertar a las autoridades en caso de emergencia? ¿Sería una medida invasiva o una herramienta necesaria para combatir la delincuencia en nuestras rutas?
