Por cierto hace unas semanas tuve una experiencia surrealista con Damaris. La vara es que me dijo que se había pasado de lugar, que ya no atendía en Santo Domingo sino que se había conseguido un espacio por el Walmart de Tibás. Resulta que llego y de una veo un vecino chepo vigilando la jugada, me comunico con ella y me recibe precisamente en la casa a la par del vecino metiche.
Cuando entro veo que hay una doña jamando en el comedor a la cual tuve que saludar de forma incómoda. Entonces Damaris me mete en un cuartillo que estaba a la pura par del comedor y lo peor era que solo la separaba una cortina, no una puerta. Ya ahí andaba mal la cosa, pero para rematar me dijo Damaris que esa mujer no era nada de ella sino que era la dueña de la casa que le alquiló dicho cuarto. Ya yo estaba extremadamente incómodo y con ganas de jalar, pero la verdad Damaris tenía puesto un vestido negro tallado con el cual se veía muy rica. Por templón procedí a seguir adelante con la vara. Me quité la ropa y me acosté en la camilla pero arrepentido porque todo se podía oír y por esa cortina en cualquier momento se podía asomar la dueña de la casa.
Para terminarla de hacer, mientras me estaba haciendo el masaje Damaris se puso a contarme un poco de tragedias de su vida que deprimirían a cualquiera. A mí obviamente me valía mierda sus problemas y solamente quería disfrutar. Como no tenía ganas de durar mucho en eso, le dije que ya deseaba la jalada. Me volví y me empezó a acariciar el bate, mientras seguía diciendo el poco de pichas. Le saqué las tetas del vestido y se las empecé a manosear y chupar. En eso escuché la voz de un mae hablando con la dueña de la casa y se puso a jamar también en el comedor. Eso mientras tanto jugaba con los ricos pechos de Damaris y ella me la sobaba jajaja. La mae lo hizo muy bien, con una técnica excelente que se sentía muy sabroso y luego de un rato me regué.
Me alisté rápidamente porque no quería seguir oyendo tantos problemas y sentía que en la de menos los dueños de la casa nos iban a sacar a patadas de ahí. Le pagué a Damaris y al salir del cuarto estaba la pareja de señores de los que de forma entre incómoda y descarada me despedí. Me fui despichado para afuera antes de que se armara un desmadre porque fijo sabían lo que había pasado y no era algo que hubieran acordado con Damaris jaja.
En fin, la doña está sabrosa y la soba riquísimo, pero necesita urgentemente conseguir otro lugar porque ahí nada que ver y también debe calmarse con los problemas de su vida porque qué pereza esa vara.