Mijito, voy de nuevo.
En primer lugar, la Historia. Braulio Carrillo no estableció la pena de muerte, no se le recuerda por eso, esta estaba desde la Colonia Española, recuerde la muerte de Pablo Presbere. Lo que sí ocurrió es que un dictador Tomás Guardia, abolió la pena de muerte en 1877, estando Costa Rica entre los únicos tres países del mundo que entraron al Siglo XX habiendo abolido la pena capital, lo cual es una rareza que un militar que da un golpe de estado lo hubiera hecho. Lo mismo pasó con José Figueres, que es extraño que siendo victorioso de una guerra civil aboliera el ejército.
Ahora bien, Tomás Guardia era un patriota. Estuvo peleando como oficial en la Campaña de 1856 contra la fuerzas de William Walker, presidente de Nicaragua en aquel entonces.
En segundo lugar, si de patriotas hablamos sobran: En 1955 fuimos invadidos por Nicaragua en el gobierno de Figueres, ya no había ejército. Los que se alistaron para ponerse al mando de las tropas fueron los ministros de gobierno, los diputados y regidores, aparte de los oficiales de la Guardia Civil. De ellos fueron presidentes de la República Francisco Orlich y Daniel Oduber. Recordamos a Charpentier como ministro. El padre Alfaro fue capellán de las tropas y todavía se le oye por allí. Junto con toda esa gente hubo muchos, pero muchos costarricenses que se fueron a defender a la patria. Nuestra historia es una historia de patriotas, no es justo que usted la denigre de ese modo.
En tercer lugar, a partir de 1877 han sobrado patriotas y ninguno ha sido fusilado porque no había pena de muerte. Le recuerdo a gente de diferentes credos políticos pero que siempre tuvieron a su patria por encima de todo: Cleto González, Alfredo González, Ricardo Jiménez, Calderón Guardia (su hijo no), José Figueres, Teodoro Picado, Mario Echandi, Fernández Güel, Daniel Oduber, José J. Trejos, Julio Acosta, Francisco Orlich.
En cuarto lugar, tenga la certeza que (lo repetimos) nadie anda buscando bala, pero que en caso de defender a la patria sobramos muchos costarricenses que ocuparemos nuestro puesto cuando nos llamen.