¡Ay, Dios mío! Qué bronca de situación la que se armó alrededor de Laura Fernández y su plan para una "misa privada" en la Basílica de los Ángeles. La candidata del PPSO primero nos vendió la telenovela de que solo quería ir con la familia un domingo normal, pa' pagar la intención, y luego salió a relucir que había un plan más retorcido detrás de todo esto. Una cosa va y otra viene, ¿verdad?
Todo empezó con una filtración que mandó a volar por la estratósfera toda la campaña. Al parecer, alguien del equipo de Fernández le avisó a unos medios que la aspirante iba a tener una misa especial el miércoles pasado en Cartago, donde hasta se iba a leer una intención suya antes de empezar la ceremonia religiosa. ¡Imagínate qué revuelo causó eso!
La Basílica, obviamente, tuvo que salir a defenderse y aclarar que, desde que empezaron las precampañas, no van a darle trato VIP a ningún candidato. En un comunicado bien claro dijeron que nadie va a tener privilegios en la iglesia y que cualquier intención particular tiene que estar dentro de lo que permite la doctrina católica, sin mencionar partidos políticos ni candidaturas. ¡Queda clarito, mae!
Después de que salió el comunicado, aparecieron unas fotos que complicaron aún más la cosa. Mostraban a gente cercana al chavismo organizando cosas en la Basílica, alimentando sospechas de que sí había algo turbio pasando. La campaña de Fernández intentó lavárselas con agua de coco, negando que hubiera alguna convocatoria oficial, pero ya la cosa estaba caldeando.
Fernando Brenes, el jefe de prensa del PPSO, se fajó a negar cualquier relación con el asunto, diciendo que su fe no se utiliza para hacer política y que estas “publicaciones malintencionadas” buscaban perjudicar al movimiento rodriguista. ¡Con fervor, vamos!
Pero la gota que derramó el vaso fue cuando la propia Fernández tuvo que admitir que sí, que iba a haber una misa privada, pero insistiendo en que era algo muy sencillito, una reunión familiar. Según ella, se enteraron de la polémica gracias a los periódicos y recién ahí pudieron confirmar lo que pasaba. “No era ni de la campaña, ni del partido. Era una misa privada mía, que yo iba a ir con mi esposo, con mi hija, con mis papás... algo pequeñito,” recalcó.
Y claro, las reacciones no tardaron en llegar. Álvaro Ramos, del PLN, opinó que “la iglesia no se debe instrumentalizar en política”, mientras que Claudia Dobles, de Agenda Ciudadana, enfatizó que la Basílica es un espacio para todos los costarricenses y que las campañas políticas no tienen cabida allí. Que cada quien profe su fe tranquila, sin meterse en jaleos políticos, ¡amén!
Al final, la candidata Fernández tuvo que tragarse varias palabras y tratar de arreglar el desastre mediático, pero la polémica ya quedó grabada a fuego. Este brete nos deja pensando: ¿Hasta dónde llega la influencia de la religión en la política costarricense? ¿Creen que los candidatos deberían evitar mostrar públicamente su fe durante las campañas, o es un derecho legítimo? Déjenme saber su opinión en los comentarios, ¡qué les parece esta vaina?
Todo empezó con una filtración que mandó a volar por la estratósfera toda la campaña. Al parecer, alguien del equipo de Fernández le avisó a unos medios que la aspirante iba a tener una misa especial el miércoles pasado en Cartago, donde hasta se iba a leer una intención suya antes de empezar la ceremonia religiosa. ¡Imagínate qué revuelo causó eso!
La Basílica, obviamente, tuvo que salir a defenderse y aclarar que, desde que empezaron las precampañas, no van a darle trato VIP a ningún candidato. En un comunicado bien claro dijeron que nadie va a tener privilegios en la iglesia y que cualquier intención particular tiene que estar dentro de lo que permite la doctrina católica, sin mencionar partidos políticos ni candidaturas. ¡Queda clarito, mae!
Después de que salió el comunicado, aparecieron unas fotos que complicaron aún más la cosa. Mostraban a gente cercana al chavismo organizando cosas en la Basílica, alimentando sospechas de que sí había algo turbio pasando. La campaña de Fernández intentó lavárselas con agua de coco, negando que hubiera alguna convocatoria oficial, pero ya la cosa estaba caldeando.
Fernando Brenes, el jefe de prensa del PPSO, se fajó a negar cualquier relación con el asunto, diciendo que su fe no se utiliza para hacer política y que estas “publicaciones malintencionadas” buscaban perjudicar al movimiento rodriguista. ¡Con fervor, vamos!
Pero la gota que derramó el vaso fue cuando la propia Fernández tuvo que admitir que sí, que iba a haber una misa privada, pero insistiendo en que era algo muy sencillito, una reunión familiar. Según ella, se enteraron de la polémica gracias a los periódicos y recién ahí pudieron confirmar lo que pasaba. “No era ni de la campaña, ni del partido. Era una misa privada mía, que yo iba a ir con mi esposo, con mi hija, con mis papás... algo pequeñito,” recalcó.
Y claro, las reacciones no tardaron en llegar. Álvaro Ramos, del PLN, opinó que “la iglesia no se debe instrumentalizar en política”, mientras que Claudia Dobles, de Agenda Ciudadana, enfatizó que la Basílica es un espacio para todos los costarricenses y que las campañas políticas no tienen cabida allí. Que cada quien profe su fe tranquila, sin meterse en jaleos políticos, ¡amén!
Al final, la candidata Fernández tuvo que tragarse varias palabras y tratar de arreglar el desastre mediático, pero la polémica ya quedó grabada a fuego. Este brete nos deja pensando: ¿Hasta dónde llega la influencia de la religión en la política costarricense? ¿Creen que los candidatos deberían evitar mostrar públicamente su fe durante las campañas, o es un derecho legítimo? Déjenme saber su opinión en los comentarios, ¡qué les parece esta vaina?